La merecedora del plato

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(Créditos a Pixiv id 37084478. Pues estoy pensando.)

Yae Miko caminaba junto al bardo, enfocada en la pizza en sus manos. Su hambre le gritaba el comer todo, pero su lealtad le impedía hacerlo. Mira alrededor, y notaría así lo devastado que estaba aquel lugar.

Su mirada se torna un poco hacia abajo, debido a la tristeza que golpeaba su corazón. Nunca se espero ver un paisaje así, donde las llamas tanto como el humo eran lo único visible. Un lugar que fue condenado a la miseria, por un pecado de un solo humano.

Más agita su cabeza de izquierda a derecha ligeramente, para así dejar de pensar en ello. A lo lejos pudo ver a un rubio, que parecía totalmente embobado con el panorama. Venti también lo notaría, y asintió sobre si acercarse a este o no.

(Créditos a quien correspondan)

—Hey, oye tu, ¿estás bien? —La chica de cabellos rosados posa su mano en el hombro derecho del hombre, en busca de una respuesta por parte de este —No

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—Hey, oye tu, ¿estás bien? —La chica de cabellos rosados posa su mano en el hombro derecho del hombre, en busca de una respuesta por parte de este —No... mi hogar, y-ya no esta —El joven adulto cae de rodillas, mientras cubre sus ojos con sus manos. 

El arconte anemo mira hacia otro lado, incapaz de ver aquella escena. Por otra parte la Miko, deja escapar un suspiro. Ella se coloca delante del rubio, para así agacharse y su rostro este enfrente suyo.

Su mano izquierda, acaricia la mejilla izquierda de el —Abre lo ojos, tu nación sigue viva. Creas o no, ya que en tu sangre descansa ella.  No te culpes, incluso los dioses fueron inútiles al intentar salvar este lugar. 

El un poco asustado se inclina ligeramente para atrás, a lo cual ella esboza una sonrisa juguetona. Este gesto confunde al rubio, quien alza una ceja. 

—Tranquilo, no muerdo. En fin, deseas venir con nosotros. Tenemos pizza, haha —La kitsune se levantaría, para después ofrecer su mano al adulto joven. Quien la acepta, después de pensarlo por unos segundos.

Así sin más, el grupo caminaría hacia la cabaña. El hombre de mechones rubios, les seguía pero por su mirada se podía decir, que no se encontraba bien. Venti traga saliva, y se coloca al lado del que alguna vez fue habitante de khaenri'ah. 

—Entonces, ¿Cuál es tu nombre? Yo me llamo Venti. Sobre ella, su nombre es Yae Miko —El chico con la guitarra, hace muestra de una sonrisa sincera. Al escuchar esto, la mirada del desconocido se fija en Yae Miko, que caminaba con una sonrisa estampada en su rostro. Por su parte este voltea a ver al  —B-bueno, yo soy Dainsleif, e-el, el... perdido.

...

(Créditos a opossumisst. Solo diré Raiden Shotgun)

El arconte geo descansa en el suelo con cierta calma

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El arconte geo descansa en el suelo con cierta calma. A pesar de que a su alrededor, beelzebul pegaba tiros a Furina, quien corría por su vida. Nahida lee un libro, para matar el aburrimiento.

—"Hmph, Si me hubieran dicho que terminaría aquí. Me hubiera quedado en casa, y bebería un poco de té." —Pensamiento colectivo entre la joven albina, y el hombre de cabellos castaños, este se limitaba a mirar al techo.

—¡¡¿Cómo en tu puta ignorancia, se te ocurre el tocar el ataúd de mi hermana?!! —La diosa de la eternidad grita, a la vez que dispara a la chica, quien sigue corriendo —¡¡Pido perdón!! No lo hice porque quería, ¡¡¡Fue un desliz!!!

Ei se detuvo al ver a los demás regresar, su vista se poso en el rubio que venía junto a ellos. Esta frunce su ceño, levantaría su escopeta con el fin de apuntar a Dainsleif. Quien rápido levanta sus manos, ante aquella acción repentina.

La diosa de la justicia suspira al no ser el blanco de la samurái. Venti solo mira con curiosidad la situación, la única que saco la cara por el solitario hombre joven fue Yae Miko. Ella da un paso adelante y extiende sus brazos, cubriendo al chico de ojos azules.

—¡Ei! ¡Baja el arma ahora, el es mi novio! —Los presentes abren la boca, al sentirse abrumados por tal declaración, incluso el supuesto novio. La joven kitsune le toma de la mano, y le lleva adentro.

Raiden, bajaría su arma de fuego. Su vista enfocada en el dios de la libertad, en busca de su opinión de la situación actual —No se tu, pero me agrada que haya otro chico en el club, aunque seguro será un sumiso de manual.

—Me importa un comino —Ei se encoge de hombros, lista para entrar a la cabaña junto a los demás. Barbatos extiende su brazo hacia ella, en su mano un comino. Tras ver esto dispara al bardo, que en un movimiento rápido se agacha, evitando así las balas —Solo trae tu trasero de femboy adentro maldito idiota.

...

Al entrar, Yae Miko dejaría la pizza sobre una mesa de madera. Los arcontes, se acercan con algo de curiosidad (tienen hambre wey) La Miko estaba a punto de hablar, sin embargo Venti ya había tomado la primera rebanada.

(Créditos a Danny-Chama)

 La kitsune rápida fue al darle una cachetada, en consecuencia la rebanada de pizza estaba cerca de caer al suelo

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 La kitsune rápida fue al darle una cachetada, en consecuencia la rebanada de pizza estaba cerca de caer al suelo. Rápida al igual al elemento que encarna, Raiden agarra la rebanada. Sus instintos harían que acercase la pizza a su boca, deseosa de degustar un alimento humano.

Unas raíces verdosas salen expedidas de la palma de Nahida, la diosa de la sabiduría quien con esta acción consigue arrebatar el pedazo, de las manos de la otra divinidad. Morax al estar cerca saca una bolsa con demasiado mora de su pecho.

—Te daré todo este mora, a cambio de esa rebanada de pizza —La diosa de la sabiduría mira la bolsa, y después la rebanada de pizza. Cierra sus ojos brevemente, para abrirlos tras tomar su juicio —Bien, trato hecho —La fémina estaba por entregar la rebanada a su compañero, no obstante un pequeño zorro de tonos rosados salta, y toma la pizza en sus fauces. 

Volvería a su forma humana, rápida ingiere la pizza. Más antes esta cerrara su boca, una gruesa línea de agua se mete en su boca, pasaría su garganta velozmente, y finalmente atrapa la rebanada que saca de Yae Miko. Ahora quien posee el pedazo es Furina.

—Haha, si que sois pringados. Miren quien degusta el primer trozo —La arconte hydro sonríe traviesa, lo que no se espero fue que los demás excepto el rubio, se lanzarían a ella. Esta lanza la pizza al aire, la cual termina en las manos de Dainsleif.

El chico intercambia miradas entre el trozo, y los presentes. Rápidamente le entrega el derecho de ser la primera a la sacerdotisa, que le da un tierno beso en al mejilla. El bardo suspira ya cansado, a la vez que frustrado.

—Amigo, ¿Cómo puedes valorar más un beso que la comida? —Venti dice mientras mastica su respectiva porción de pizza, al igual que Dain —Pues, me gusta además sería poco caballeroso de mi parte, decirle no a una dama.


La convivencia de las divinidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora