El cielo retorna a nuestros ojos

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(Créditos a Hoyoverse. Me temo que este es el final, fue un placer veros continuar esta travesía. Les deseo un buen día)

Tras la cena, se podía verles dormir a los 7. Más uno en concreto se levantaría, era la arconte hydro, quien se tomaría una silla de madera rota y se sentaría sobre esta mirando delante suyo. Un suspiro se escapa de sus labios.

—"Debería estar con mi gente, y no aquí abandonada con este grupo de raros. Es de cierta forma algo decepcionante, más no puedo hacer nada para cambiarlo. Ese muro es impenetrable, quizás si tan solo... derrotáramos a ese monstruo, sin embargo no tenemos el poder..."

Notaría como los pasos de alguien se acercaban, sin embargo no se movería. La persona pasaría por delante de esta, se detendría a unos metros del abismo. Su cabello largo violeta tranquiliza a la joven diosa, quien sabía de quien se trataba.

—No recuerdo el día, ni la noche. Extraño mi gente, al igual que todos. Sin embargo, deseo traer a mi hermana de vuelta sabes, un deseo tonto e imposible. Se que me escuchas, por ello lo digo... soy una flor en busca de salir de este infierno —Ei voltearía para así verla directamente a los ojos a Furina, de esta forma enfatiza su emoción con la otra.

(Créditos a quien correspondan)

—La única forma es derrotar a esa bestia, no hay otra forma

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—La única forma es derrotar a esa bestia, no hay otra forma. Ni modo, solo pelear algo que tanto tu como Morax conocen, solo mi única duda es si no moriremos en el intento. No somos lo que éramos —La diosa de la justicia se pone de pie, ya algo seria da media vuelta en dirección a la cabaña.

—Si deseas, esta misma noche podemos acabarlo todo hoy —La mano de la adulta se posa sobre el hombro derecho de la menor, su mirada fija en el horizonte —Solo hace falta un buen plan, y hablar con los demás de ello.

Una ligera carcajada puede ser escuchada desde atrás, las dos voltean para así ver a Venti quien fue el que río, y al lado suyo los demás —Si vamos a morir, entonces hacerlo en grupo, ¿no? Además sería aburrido vivir aquí por más tiempo —El dios de la libertad esboza una sonrisa, mientras sostiene su guitarra.

Yae Miko daría un paso al frente, y saltaría al abismo tomando de la mano a Dainsleif, y a Ei. Los demás por instinto también saltarían. En la caída, la kitsune soltaría la mano de la samurái, acercando su pulgar a su boca, dando una mordida a este la sangre brotaría.

Un humo rosado emano de su cuerpo, así cubriéndole de la vista de los otros. Desciende al suelo con una forma de zorro gigante, su lomo serviría de aterrizaje para los otros, los cuales se ponen de pie.

—Yae, ¿Cómo tu sigues teniendo poderes? —El guardia de Khaenri'ah preguntaría, sus ojos azules mirando el pelaje rosado, lo tocaría en su deseo de curiosidad. 

—No creo que pueda hablarte ahora, como sea nuestro objetivo es acabar con esa bestia, hay probabilidades de que perezcamos aquí, por tanto haceros a la idea de una posible derrota. Sin embargo, pelead hasta vuestro último aliento —Apuntando con la punta de su lanza hacia la bestia del espacio, Morax exclama con convicción, su voz sola era capaz de transmitir un poco de coraje a los demás.

La convivencia de las divinidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora