Nuevamente

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Las luces de colores danzaban en la habitación mientras sentía que la cabeza le daba vueltas, una sonrisa se le escapó sin quererlo mientras observaba a dos mujeres en particular bailando animadamente entre la marea de personas. Apenas cuando en su visión se atravesó una melena castaña alguien repentinamente la cubrió.

-Vamos V-man, ven con nosotros a bailar -el hombre le tomó del hombro izquierdo- puedes acercarte con ya sabes quien- sintió cómo la sangre le subió al rostro y no sabía precisar si era por el alcohol o la vergüenza- yo te ayudo.

-Yo... no lo creo Jack -comenzó a tartamudear buscando alguna excusa, bastante inseguro por la propuesta y lo que sabía que conllevaba.

-No digas más, sé que te vas a divertir, vamos -de pronto sintió que lo jalaba hacia la pista y viendo únicamente la espalda de su amigo sonrió, un cálido sentimiento de apoyo y cariño le inundó el pecho, le dedicó a la nuca azabache una mirada de agradecimiento, hasta que una de las luces de colores le cegó por un momento.

Con un gruñido parpadeó para alejar el malestar y se sentó pesadamente para observar desorientado la habitación en la que se encontraba. El amplio y limpio espacio, las sábanas satinadas así como el cómodo colchón bajo él lo trajeron de vuelta a la realidad.

Pero claro, todo fue un sueño. Nunca en sus veintes habría dormido en una cama como esa.

Se dejó caer de espaldas con un bufido, hacía años que no soñaba con los tiempos de la universidad y mucho menos con recuerdos tan pacíficos como ese. Un leve dolor atacó su pecho al recordar la mirada y sonrisa tan acogedora en el hombre que antes fue su mejor amigo, siempre deseó que hubiera mostrado arrepentimiento por aquél accidente que destruyó su juventud.

En ocasiones, cuando algún recuerdo de aquellos atravesaba su mente y no podía evitar sentirse completamente solo y olvidado, anhelaba poder retroceder el tiempo e intalarse permanentemente en aquellos años que, aunque cortos, le habían hecho muy feliz

Un quejido escapó de sus labios ¿Por qué estaba poniéndose tan sentimental últimamente? Una nueva nube tormentosa se había estado ciñendo sobre el halfa desde aquella discusión con el pequeño tejón y parecía no querer ceder.

Se levantó de repente sintiéndose ansioso y caminó apresurado hacia su armario, ese día en particular no tenía pendientes que lo obligaran a permanecer en la alcaldía, así que bajaría para un desayuno atiborrado de una revisión de correos desde su hogar.

Mientras bajaba las escaleras trotando y acomodándose los puños de la camisa un maullido llamó su atención. Una bola de pelo blanca le esperaba al finalizar su recorrido y caminó junto a él con la cola hacia arriba, dando saltitos.

-No me he olvidado de tu desayuno Maddy- dijo con una risa al entrar a la cocina, como si su gata hubiera sido partícipe de su plan con respecto a la mañana, recibiendo un maullido en respuesta. Seguía dándole vueltas a sus planes mientras se acercaba al refrigerador y tomaba una porción de salmón fresco para preparar con verduras y servirlo en el cuanco en el piso, un ronroneo aprobatorio fue todo lo que recibió a cambio.

Girándose para prepar su taza de café la visión de la luz parpadeante de la cafetera le arrastró de nuevo a aquel recuerdo y la sensación de una mano apretando su hombro con familiaridad le hizo palpar el lugar, como si estuviera esperando encontrar al causante. De nuevo un suspiro abandonó sus labios mientras se recargaba en el mostrador.

-Por todos los cielos- se cepilló el cabello hacia atrás con una visible angustia en el pecho.

–No puedo creer que esté haciendo esto -Vlad se encontraba saliendo de su auto mientras miraba fijamente la entrada de Fentons Work.

No me entenderías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora