Si al entrar al salón de clases me hubieran dicho que mi vida cambiaría para siempre, no lo hubiera creído.
Esta historia no es mía solamente es una adaptación.
Todos los derechos a la autora original
Adaptación: Rivari
—Oye nena— Me dijo Juan, mi novio. Se sentó a mi lado y se acercó para darme un beso, pero de inmediato me resistí y lo empujé
—¿Qué te pasa?
—No hagas eso —Le dije sonriendo. Al parecer no lo tomó muy bien y se fue a silla.
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Mientras esperábamos a que iniciara la clase, para pasar el tiempo empecé a garabatear cosas en mi libreta, ya bastante aburrida y ¿Dónde diablos estaba el Sr Park? ¡Pendejo estúpido! ¿Cómo me hace esperar tanto? El por lo general nunca llegaba tarde. ¿Qué podría ser?
Cerré mi libreta, me apoyé sobre el escritorio y cerré los ojos, claramente iba a descansar y quien sabe, hasta podría quedarme dormida.
Pasaron unos cuantos minutos y de repente comencé a escuchar murmullos, cada vez más y más fuertes. Fruncí el ceño y levanté la cabeza para mirar. ¿Por qué tanto alboroto?
Una... Impresionante mujer entraba por la puerta del salón, vestía unos jeans de color negro, blusa blanca, tenía unas piernas bien torneadas, pelo semi rubio que fluía mientras caminaba y una cara que... ¡Ni hablar! Es hermosa.
Miré a mi alrededor y casi todos se habían quedado congelados mirándola fijamente. Tuve que contener una risita cuando oí numerosos ruidos de mis compañeros tragando saliva... ¡Por el amor de Dios!
La mujer se paró frente al escritorio del Sr Park y se sentó en el borde del mismo, sus piernas quedaron colgando.
—Buenos días, mi nombre es Samantha Rivera o pueden llamarme Rivers y soy su nueva profesora de inglés a partir de este momento.—Sonrió y empezó a mirar a cada uno de los estudiantes hasta que se detuvo en mi y me sostuvo la mirada durante unos segundos.
¿Por qué? Bueno... Yo no tenía una sonrisa particularmente vulgar en contraste con las demás personas que estaban babeando por ella. Se inclinó un poco confundida y mi sonrisa sólo creció al ver su reacción. Cuando me vió sonreír frunció el ceño y siguió mirando a los demás estudiantes.
Esta chica iba a ser molestada por los tipos de esta escuela. Espero que esté preparada para lo que viene.
—Muy bien chicos y chicas, como soy nueva en este lugar ustedes van a hacer algo por mi. En un papelito cada uno va a escribir sus nombres completos y lo van a dejar encima de sus escritorios. Ya saben, para que me ayuden un poco.—Sonrió.
Ja, a lo infantil..
La Srta Rivers recorrió todo el salón mirando a cada estudiante y regalando sonrisas, incluyendo a mi. No pude evitar sonreír una vez más, pero ella no pareció notarlo.
Tal vez soy una perra... No sé, pero me quedé con ganas de ver a esta pequeña y aparente dulce mujer luchando con la gente bulliciosa de nuestra clase.
Doblé el papel por la mitad y escribí mi nombre en uno de los lados, entonces, mi celular empezó a vibrar.
Como lo esperaba, había movimiento en el chat del grupo. Cada clase tenía un chat de grupo diferente. Yo había pensado que no era necesario y me iba a salir de el. Pero en este momento estaba agradecida no haberlo hecho.
