Capítulo 29: F🥀Despedida inesperada🥀FINAL

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Desde el primer momento en que la princesa Emily escuchó las campanas, ella decidió buscar a su hermano. Cuando le halló, el horror le invadió las facciones y la furia le comenzó a correr por las venas. Edward y su actual esposa, Margery, eran atravesados a la vez por una lanza. Los guardias que les protegían se hallaban en el suelo, sin conocimiento alguno.

¿Qué pecado cometió su familia pasa merecer tanto sufrimiento? Que todo se desarrollase justo frente a la glorieta, le pareció una terrible forma de eliminar de golpe la felicidad transcurrida allí. Emily sacó del vestido la espada que le regaló lord Ernest. No era propio de una dama portar un arma, pero tenía un espacio en la tela para ocultarla. Atacó con la intención de cortarle la cabeza a aquel ser desconocido, cosa que logró a medias al causarle una herida profunda.

—¿Quién lo diría? Habéis logrado aquello que otros humanos no pudieron —la sangre manaba de la herida del desconocido y pronto se convirtió en llamas —Acelerasteis lo inevitable, por ello os daré el combate que buscáis

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—¿Quién lo diría? Habéis logrado aquello que otros humanos no pudieron —la sangre manaba de la herida del desconocido y pronto se convirtió en llamas —Acelerasteis lo inevitable, por ello os daré el combate que buscáis.

Sería sensato ir en busca del médico de la corte y de caballeros santos capaces de enfrentar al desconocido. Aunque la ira le gobernaba el corazón, Emily decidió utilizar la velocidad que le daba la magia de la espada, para llevar a cabo tales cosas. El desconocido intentó detenerla. Se enfrascaron en un continuo y rápido choque de armas, que ella bloqueó sin dificultad.

—Sois la humana más talentosa que he conocido —el desconocido sonrió, mostró unos dientes afilados que la estremecieron —Es una pena que os interpongáis en mi camino.

En aquel instante un grupo de guardias apareció, la princesa reconoció la armadura negra de los pocos caballeros santos que había en el castillo. Fingió que iba a atacar al desconocido y acto seguido, saltó sobre este. Tuvo la suerte de encontrar al médico de la corte, de camino al jardín.

—No tardéis, lord Emerald, los reyes de Beyorn se encuentran heridos delante de la glorieta. Si queréis...

Los latidos del corazón se le tornaron acelerados, Emily era incapaz de respirar o escuchar algo a su alrededor. Cayó al suelo y cerró los ojos, la voz de una mujer se le quedaría para siempre grabada en la cabeza.

«Nada, ni nadie, impedirá que suceda aquello que deseo para Beyorn»

Días después, Emily despertó y se enteró de que los actuales reyes de Beyorn fallecieron. La culpa le provocó un sabor amargo que le ascendió por la garganta. El hecho de que, ante criaturas desconocidas, resultaba ser débil sería su mayor vergüenza.

—Un día, conseguiré la fuerza que deseo para proteger aquello que aprecio —juró mientras sus manos apretaban las sábanas

(Saga) Legado De Sangre I: Fuerza De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora