✓ DOROTHEA, ash ketchum.

06. the bolter

Ash había vuelto a Pueblo Paleta. Al menos durante unos pocos días. Quería descansar de tanto ajetreo, de ir y venir de un lado a otro. Quería pasar buenos momentos junto a su madre y su gran amiga de la infancia, Dolly.

Sin embargo, ese plan quedó en segundo plano cuando la preocupación comenzó a corroerlo. Pensó que las cosas mejorarían si se quedaba, pero sin darse cuenta, algo le estaba sucediendo a su amiga.

Casi no salía de su casa, al topársela se ponía muy nerviosa y huía, al tratar de evitarlo tan solo subía la velocidad, dejándolo con una mala sensación en el pecho. ¿Había hecho algo mal? ¿Estaba enojada con él? Intentó recordar algo que hubiera hecho, aunque fuera algo mínimo, sin embargo, no había nada.

Incluso podía sentir que Pikachu estaba tan preocupado y desanimado como él. La conocía desde casi siempre, podría decirse que era una de las presencias más recurrentes y palpables de su vida.

No sabía cómo acercarse, no sabía cómo pedirle perdón de haberla hecho enojar ya que ni siquiera sabía qué había hecho.

—Mamá. — la llamó mientras estaba de espaldas lavando los platos.

La mujer giró la cabeza hacia él, curiosa.

—¿Qué pasa?

—A Dolly le pasa algo. — dijo con un deje de tristeza, mirando sus pies. — Me ha estado evitando y no sé qué hacer.

—¿Te ha estado evitando? — Delia quedó todavía más confundida. — Eso no es propio de ella.

—No, no lo es... estoy preocupado. Quería pedirte un consejo para acercarme.

La castaña se arrodilló frente a él con melancolía, acariciando su mejilla.

—Tal vez se siente mal y no quiere molestarte, cielo. Ella te quiere mucho, lo ha demostrado en muchas ocasiones a lo largo de los años. Intenta hablar con ella una vez más.

Ash meditó sobre lo que su madre había dicho. Era cierto, su amistad había estado muy cambiante desde que se fue del pueblo para comenzar su viaje, pero seguía siendo la misma al fin y al cabo. Seguían estando ahí para el otro.

O tal vez sí había cambiado. Desde que se habían besado a los 10 años, su relación cambió para bien. La química entre ambos era innegable, el temblor de sus manos cuando estaba cerca, ese sentimiento maravilloso en su pecho cuando pensaba en ella, cuando recordaba el sonido de su risa, cuando la veía sonreírle.

Finalmente la respuesta llegó a él.

Le gustaba ____.

¿Sería que ella también lo había sentido y tenía miedo de que se distanciaran?

—Está bien. Gracias, mamá.