blue velvet

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El enamorado, al ver a su amada a lo lejos, se vio invadido por una euforia incontenible y no pudo evitar pensar en la singular sensación que le hacia despertar:


Ella se sentía como comer el cielo a pedacitos.

Y cuando la noche se posaba en su agraciado rostro,

las estrellas lloraban envidiosas de los planetas en sus ojos 

y la sonrisa tímida. 

¿Qué algodones de azúcar se esconderá en su desdicha?

 Y sus manos aterciopeladas, ¡con cuanta delicadeza cuidan su devenir!

Abrázame y no me sueltes nunca, blue velvet

Sabes que cuando la luna baile en medio de las torpes nubes, 

estaré flotando, anhelando tu mirada, dulce risueña. 


nociones de la cotidianidadWhere stories live. Discover now