Capítulo 6

54 12 6
                                    

୨𝙻𝙰𝙱𝙴𝚁𝙸𝙽𝚃𝙾୧

Con mi puño en mi mejilla los recuerdos me bombardeaban como misiles imparables, podía ver al profesor explicar su clase, pero mis oídos parecían no percibir ningún sonido, y mi mente seguía aferrada en recordar lo vivido con el chico sentado junt...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Con mi puño en mi mejilla los recuerdos me bombardeaban como misiles imparables, podía ver al profesor explicar su clase, pero mis oídos parecían no percibir ningún sonido, y mi mente seguía aferrada en recordar lo vivido con el chico sentado junto a mí, como si de una tortura se tratase.

No podía siquiera dirigirle una mirada sin ser atacada por un espeso calor que iniciaba en el puente de mi nariz y se extendía hasta mis orejas y cuello, la vergüenza, estaba siendo mi peor enemiga justo ahora.

¿Pero que me estaba pasando?

Un cosquilleo en mi estomago burbujeaba a cada segundo y con ello una sonrisa involuntaria se apoderaba de mi rostro, sonrisa que no había percibido hasta que el profesor me regresó el gesto.

La situación en general era bochornosa, aquella boba sonrisa era imposible de eliminar mientras la mirada del castaño taladraba en mi costado comenzando a quemar, viendo mi involuntario actuar me había obligado a no ceder ante los pensamientos impulsivos de girar a enfrentarlo, en este estado tan débil era más probable soltarle una sonrisa que una mueca de desagrado.

Pero fue demasiado para mi cuando sentí un pequeño suspiro acariciar mi mejilla adormeciéndola, para después coronar con una risilla ladina.

— Deja de mirarme —mencioné sin titubear, reuniendo todas las fuerzas que tenía, que, por suerte, no me fallaron.

— Deja de sonrojarte solo por que te miro —sentí mi mandíbula crujir ante el repentino y brusco abrir de mi boca ante la exagerada sorpresa.

— Mentira —mis palabras sonaron como susurro ronco lo que hizo reír al chico—. Oye no te rías, te hablo en serio.

— Tu cabello del mismo todo que tu cara no dice lo mismo —seguía riendo, yo no podía con eso, así que sin soltar una palabra más miré al frente dejando que ría solo.

¿Estaba molesta? Ya ni sabía.

— Te miras muy bonita con tu carita roja —mi cara con un autentico gesto de susto lo miró en automático.

— Yuma esas cosas no se dicen —un leve rosado inundó sus mejillas, pero, ¿Quién era yo para acusarlo por eso?

— ¿Y por que no? —desvió su mirada por un momento para después aclarar su garganta y devolver sus ojos a los míos.

— Solo no lo hagas —dije ya dejándolo, me había alagado, pero la sensación en mi al escuchar eso me obligó a actuar, mi cuerpo se sintió débil, el cosquilleo incrementó y la punta de mi nariz picó.

Preocupada toqué mis mejillas y frente, nada parecía estar mal.

Yuma, como un susurro suave y a la vez un retumbante grito sonó en mi mente.

An Unforgettable Autumn  > YumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora