8 makes 1 o*gy

Mente en blanco

Jongho sabía que su segunda familia era demasiado particular, había pasado más de 6 años con ellos, ya se podía decir que los conocía perfectamente: todos sus gustos y disgustos, con lo que podía hacerles enojar, así como calmarlos en caso de que se pasara de la raya. Era su deber como el menor, burlarse de los mayores pero también salirse con la suya por lo mismo de ser el menor.

Sí, sabía que sus siete Hyungs eran bastante peculiares y podía afirmar que los conocía bien. Jamás se habría imaginado que le faltaba conocer ese otro lado de ellos.

Se podría decir que ya se lo imaginaba, algunos eran más obvios que otros, pero a Jongho no les podía interesar en lo más mínimo su vida amorosa, sus intereses sexuales y que hacían en su tiempo libre o donde metían la polla, ellos no se metían con su vida privada (aunque nunca faltaba aquel curioso que le preguntara, especialmente Wooyoung), él no tenía que meterse en la de ellos.

Así que cuando la mayoría del grupo confesó ser gay o bisexual, no se sorprendió, afortunadamente, nadie se inmutó porque él dijera que era hetero, era lo más normal, o lo esperado, además de que de repente ver como Seonghwa actuaba demasiado dominante con Hongjoong o como Yunho le chupó la verga a Mingi se llevó definitivamente la noche, o al menos hasta ese momento.

Los otros siete se ocuparon bastante entre ellos, Jongho recluyéndose a una esquina, observando todo lo que se desarrollaba frente a él con ojos perspicaces y una extraña sensación comenzando a picarle por debajo de la piel.

Sí, le habían hecho confesar los pensamientos que casi todo hombre tenía "que si se metería con otro hombre", y lo que había dicho era verdad, Hongjoong era el miembro al que le tenía más confianza, quizá por ser el mayor, después de Mingi, pero Mingi era más salvaje que Hongjoong, o al menos hasta lo que había visto hasta ese momento, y Yeosang... Yeosang el hombre más atractivo que sus ojos heterosexuales hubieran visto. Era cierto, Jongho podía ser hetero pero no ciego y había algo en la seriedad del otro, en sus ojos brillantes e inocentes, en su delicada forma de actuar día con día y sorprendiendo a todos con su fuerza; a Yeosang, con quien iba al gimnasio muchas veces, con quien comía en silencio, Yeosang, quien parecía un hada musculosa y el único miembro de quien no huía a su contacto, pues sabía bien que cuando Yeosang iniciaba contacto físico, era porque de verdad tenía confianza.

Así que ver a Yeosang en ese nuevo ámbito, siendo besado hasta la locura por Wooyoung y San, sentado sobre sus tobillos y penetrando duramente a Wooyoung, con el rostro desencajado y los ojos oscuros por la lujuria, la manera en que los músculos de sus brazos se marcaban al que agarrara con fuerza las caderas de Wooyoung, la manera en que su cabello negro y largo caía sobre sus ojos y sus labios se tornaron rojizos por la violencia de los besos de los otros dos; todo lo que era Yeosang en ese nuevo ámbito era bastante... interesante, pero aún más interesante era la reacción en el cuerpo de Jongho.

Lo más lógico para él, fue la gran necesidad debajo de sus venas, así como el alcohol en su sistema. Jongho era conocido por su alta tolerancia, o más que nada, que no tenía comportamientos extravagantes como los de sus compañeros al momento de estar ebrio, pero era humano, no era inmune al alcohol y a sus extraños efectos, eso, aunado con que hacía demasiado tiempo que no salía con alguien, era lo más normal que su cuerpo reaccionara, y era lo suficientemente consciente como para no actuar a sus necesidades más básicas en esos justos instantes.

Jongho suspiró largamente, sirviéndose un vaso más de soju, observando cómo las cosas parecían comenzar a calmarse después de que Wooyoung se corriera con un orgasmo bastante silencioso, a pesar de lo que todos creerían por el volumen de sus gemidos, pero el rostro de Wooyoung solo se contrajo en una mueca silenciosa de placer, su rostro enrojeciendo como betabel y su semen saliendo en gruesos chorros de su miembro erecto; Yeosang no tardó en seguirle, quedándose completamente quieto, enterrado hasta el fondo en el agujero punzante de Wooyoung, derramando toda su semilla en el condón, dejando caer la cabeza entre sus hombros, exhalando el más bello de los sonidos que Jongho jamás hubiera escuchado.