1 | Púrpura |

399 35 3
                                    

Aveces tengo sueños en los que estoy con alguien, que hace que mi corazón y todo mi ser, se sienta feliz y a la vez triste, pero jamás logro ver su rostro, lo único que recuerdo es su peculiar color de cabello, igual de raro que el mío. Ese púrpura intenso.

Cuando sueño eso, me despierto llorando sin saber por qué, pero siempre me deja con ese sentimiento amargo de haber perdido a alguien importante, pero que jamás conocí. Ese sentimiento abunda mi corazón durante mucho tiempo.

Siempre siento que estoy buscando algo... o a alguien.

Aveces camino por los pasillos de la escuela junto a mis amigas y de nuevo ese sentimiento de Deja Vu me inunda, haciéndome sentir perdido y triste.

Cuando camino por la calle, perdido en mis pensamientos, termino en una zona del parque, algo solitaria. De nuevo el deja vu y ese sentimiento de soledad y nostalgia. Jamás había estado ahí, o al menos no recuerdo haber estado ahí, pero siempre que estoy ahí siento esas ganas de llorar y abrazar a alguien que jamás estuvo ahí.

Escuchó unos chasquidos frente a mí y regreso al mundo real. Meg mirándome con su ceño fruncido.

—Chico torpe, sigues soñando despierto por lo que veo, ¿ya nos vas a contar por qué has estado así?— Joy también me mira con curiosidad y preocupación, pero como decirles que extraño a alguien que ni siquiera recuerdo.

—No es nada, no dormí bien, eso es todo— sonreí algo nervioso, Meg suspiro.

—Si te sientes cansado o estresado, podemos parar y tomar un descanso— se ablandó su semblante. Desvíe la mirada a mi guitarra, el echo de que aveces hasta tocarla me pone demasiado nostálgico, eso jamás me había pasado.

—No...— dije regresando mi mirada a ella —Estoy bien, sigamos practicando— ella hizo una leve mueca, pero no me reclamó ni me llevó la contraria.

Practicamos hasta que terminó el almuerzo. Caminábamos por los pasillos, mientras miraba mis alrededores y Joy y Meg hablaban. Buscó con la mirada algo, como si apareciera eso que eh perdido y que eh olvidado. No me percaté y terminé chocando con alguien mucho más alto que yo, pelirrojo y ojos amarillos, igual que los de Meg. Se me hacía conocido, pero no se de donde.

—Fíjate tonto, casi haces que se me caigan los pudines—

—¡Fox! No le hables así— se interpuso Meg, poniéndose a la defensiva contra el más alto, quien giró los ojos y soltó un gruñido. Miré al pelirrojo mientras acomodaba mis lentes.

—Da igual, dile a tu amiguito que tenga cuidado, ahora si me disculpan, tengo prisa— dijo comenzando a caminar lejos, a paso rápido. Apenas había notado que llevaba dos pudines en sus manos.

—Ese idiota...— murmuró Meg, siguiendo al más alto con la mirada. Ahora lo recordaba, ese era el hermano mayor de Meg, ¿cómo lo fui a olvidar?

Continuamos hasta llegar al salón y tomar nuestras clases. A la hora de salida volví a esa zona del parque, sentía la necesidad de sentarme en la única banca que había ahí, y esperar algo que, estoy seguro, jamás llegara. Fui y tome asiento, observando las hojas de los árboles caer poco a poco. Saqué mi guitarra y toque un acorde y otro, tratando de darme inspiración.

Termine tocando una melodía que jamás había compuesto, pero me hacía sentir extraño, al tocarla me sentía como enamorado y a la vez triste de sentirme así. No comprendo para nada mi corazón ni mi mente, los tres estamos perdidos y en lo único que pienso es en esa persona de cabello púrpura, ¿quién eres y por qué te la pasas invadiendo mis sueños?

Estuve media hora esperando a que llegase alguien, pero nunca pasó. Guarde de nuevo mi guitarra y me fui a mi casa, con suerte los comentarios de mi padre me mantendrán distraído de todos esos sentimientos que me pierden.

Camine hasta llegar a la avenida, esperando a que el semáforo caminara para cruzar.

—Amo estas gomitas de mora, son mis favoritas— escuche a mi lado. Un niño y su madre, que, igual que yo, cruzarían la calle.

Noté esas gomitas en manos del pequeño, el empaque púrpura, igual que esa peculiar melena que aparece en mis sueños. El semáforo cambió y acomodé mis lentes sobre el puente de mi nariz y crucé.

Aveces me pregunto el porqué los uso si jamás necesite lentes, pero algo había en ellos que me hacían sentir bien, como si fueran mi amuleto de la suerte o algo por el estilo. Estaban guardados en una caja junto a otras cosas, dentro de uno de mis cajones de mi cómoda, ¿cómo habrán llegado ahí? Era lo que me preguntaba constantemente.

Llegué a mi casa —¿Papá?— lo llamé pero no hubo respuesta, supongo que hoy está fuera. Dejé mis cosas en mi habitación y bajé para hacerme algo de comer.

Mientras comía, solo en aquella cocina, pensaba en por qué esa melodía, sonaba y sonaba y no paraba, en mi cabeza. No recordaba haberla compuesto ni mucho menos, y me hacía sentir diferente a todo lo que eh llegado a componer. Lave los platos que había usado y volví a mi habitación, para hacer la tarea.

Me distraje unos segundos y terminé dibujando un conejo... conejo púrpura...

—Que obsesión la mía con este estúpido color— borre el conejo y continué con mis deberes, hasta que termine y decidí dormir un rato, me sentía bastante cansado.

De nuevo estaba yo, en la inmensa oscuridad, sintiéndome solo, como siempre me había sentido, desde que mi madre se fue y antes de conocer a Joy y a Meg. Alzó la mirada al ver a alguien frente a mí, igual en el suelo, pero esta vez estaba frente a él protegiéndolo de los Nightmare, esa banda de bravucones que se la pasan molestando a todos en la escuela, con quienes ya había tenido ciertos problemas

—Vuelven a tocarlo...— dije con mucho enfado, me señale a mí mismo y dije —¡...y se las verán conmigo!—

—¡Bon! Pero que sorpresa...— el líder de los Nightmare solo reía —Veo que también quieres una paliza— dijo, mientras se acercaba a mí, pero yo me mantenía firme y era valiente, protegiendo a alguien que no conocía.

—Déjame este bobo a mi— dijo aquel peli naranja ahora acercándose a mi. Algo se movió rápidamente frente a mi, como protegiéndome.

—No... váyanse ahora mismo— una voz que jamás había escuchado, esa voz sonaba enojada y audaz, mi corazón latió rápido. Lo único que pude notar eran esos cabellos púrpuras, atados en una pequeña coleta.

De nuevo lloré, alzo mi mano para tomar el hombro de aquella persona, pero despierto y de nuevo las lágrimas brotan por mis mejillas.

—¿Pero qué...?— soñar con eso me rompe, aunque eso no parecía un sueño, si no, un recuerdo, ¿pero de dónde y por qué? Hace mucho que no me metía con los Nightmare, además de que no recuerdo haber protegido a alguien de sus maldades.

Mi cabeza comienza a doler, y lloro descontroladamente sintiéndome como estúpido por llorar por sueños que no tienen sentido, sueños donde sale esa persona de cabellos púrpuras, que al pensar en esa persona, me hace sentir culpable de tantas cosas y a la vez tan... feliz y en calma, como si lo único que necesitara es abrazarla y decirle que todo estará bien.

Ya no sé en qué estoy pensando.

—¿Quién demonios eres?— dije con enfado. Limpié mis lágrimas y fui en busca de algo para el dolor de cabeza, así jamás podría dormir.

Termine durmiendo de nuevo, pero esta vez no hubo sueño, y si lo hubo, no lo recuerdo. Lo único que termino recordando son esos cabellos lacios y largos color púrpura.

N/A

Literalmente estoy escribiendo esto con el tema de Your Name de fondo, el de Mitsuha No Theme, de cuando va a Tokio, maldita sea adoro esa película.

En fin, no hay mucho que comentar.

Eso es todo, muak, los amou

𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐍𝐚𝐦𝐞 | BxB | FHSZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora