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A días siquiera de Le Mans, ya me encontraba en mi hogar. Me estaba preparando para volver a la escuela, si bien el dolor había disminuido... vaya, era una tortura el solo levantarme de la cama. Me dolía absolutamente todo, sentía como mi cuerpo era una bolsa de cuchillas que perforaban precisamente la zona golpeada. El moratón que tenía a un lado de mi pectoral derecho... era gigantesco e incluso, los primeros días hasta parecía que sangraba. El medico me dio tranquilidad, las radiografías no demostraban gran peligro, nada que reposo y nada... ¡absolutamente nada! De actividad física no arreglasen.

Para nada acostumbrado a no hacer nada estoy. No ir al gimnasio, no caminar, intentar bajar las escaleras lo menos posible... incluso, hasta por el propio dolor ni siquiera sentarme a jugar videojuegos dado que, como de costumbre, soy algo apasionado y si me muevo mucho, el dolor se hace presente.

Las pastillas hacían su labor, sin embargo, el que no colabora ahora... es el clima. Frio y lluvia me deparan para este día.

Fue un aliciente que Hinata me haya venido a ver varias veces, incluso Hana y Hiashi se presentaron la primera vez con ella dado que estaban asustados por mi situación. Al final, más allá de la vergüenza, yo me sentí feliz por el cariño demostrado. Si hoy estaba con ganas de ir a la escuela es por el simple hecho de sentirme en una nube que me enloquece completamente.

La camisa de por si me costó una eternidad colocármela apropiadamente. Tanto que Yahika que me estaba viendo mientras me vestía vino a ayudarme – a ver... - ella me quito la camisa nuevamente y extendiendo la manga derecha que era la problemática, la hizo entrar por mi brazo – Haku te manda saludos – me sonreí al oír aquello – te desea una pronta recuperación.

- eso espero.

- si... - ella me coloco la otra manga y luego con suavidad apoyo su mano sobre parte de mi pectoral – no ha disminuido – su mirada estaba centrada en mi cuerpo. Su mano era cálida, por lo que no me molesto el tacto – estúpido...

- Yahika...

- ellos no te hubiesen defendido así – baje mi mirada al oírla – y lo sabes... juegas al héroe ¿acaso... comprendes que eres un chico? – trague pesadamente viendo sus pies – Ey – levante mi mirada encontrándome con su rostro serio – no eres de hierro... no eres la parca, no eres el sacerdote... menos el fantasma o el soldado... Ni por asomo eres el astronauta... tu eres... eres mi hermano – ella tenía sus ojos cristalinos por lo que, no pude evitar abrazarla – no seas... no seas tan estúpido Naruto, no eres un animal ni tampoco una deidad elegida por los dioses... ni... ni siquiera... eres un militar entrenado.

- lo sé – me apoye en su mentón – sé que no soy eso... lo sé por qué... me duele – ella aún tenía su mano sobre mi pecho – pero... siento que... me dolería aún más si mis amigos hubiesen sido lastimados de peor manera – mi hermana acabo por apoyar su frente en mi pecho intentando manejar sus lágrimas – y... me hubiese odiado si... yo no hubiese intervenido.

- ya... no digas más – ella murmuro abrazándome un momento – no vuelvas a cometer una idiotez o le pediré a Hinata que te deje – al decir aquello abrí mis ojos en grande y ella soltó una risotada desganada – ya es suficiente saber que al subirte a ese auto la probabilidad de que sufras un accidente o... no vuelvas...

- ¿y si dejamos de pensar en fatalidades y me ayudas a terminar de vestirme? Me queda media hora para ir a la escuela y apenas desayune – ella se sonrió y asintió. Al final, me ayudo con la camisa, el suéter y el camperon que era de Subaru. Luego de desayunar juntos, ella me llevo en el auto a la escuela.

Obvio estaba medicado para aliviar el dolor... aunque si era sincero, mas que aliviar un poco las puntadas, eso no hacia.

Era una tortura, una tortura a la que me acostumbre. Ya no me producían lagrimas ese tipo de puntadas y comprendí algo que mi autor favorito explico con el tiempo... las heridas... duelen casi siempre igual, lo que aumenta es el lumbral del dolor. La mordida de un perro la primera vez es motivo de llanto por el dolor provocado, sin embargo, cuando esto se repite una o dos veces más, ya el dolor merma... quizás, algo tiene que ver que los nervios se "desconecten" o quizás, el cuerpo se adapta a aquello.

La Reina del Ártico (NaruHina Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora