Capítulo 3

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Su mano estaba rodeando su cintura con fuerza, la espalda de ella pegada a su pecho desnudo, el calor de sus pieles compartiéndose. Sintió su aroma antes de siquiera abrir los ojos y quiso sonreír, pues se encontraba tan a gusto que a pesar de que él se despertaba muy temprano en las mañanas, quería seguir durmiendo solo para sostenerla de esta manera.

Pensaba prepárale un desayuno, café y mentiría si no dijera que esperaba que pudieran continuar lo que dejaron ayer a la mitad. Hablar con ella, abrirse de esa manera se sintió algo extraño, pero al mismo tiempo... diferente. Por supuesto que la deseaba con locura, pero en el momento en que la conversación empezó a fluir y luego se quedaron acostados en los brazos del otro, lo había disfrutado bastante.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su celular. Maldición, odiaba esa cosa y si pudiera no tendría uno, pero gracias al trabajo y otras obligaciones, no podía simplemente prescindir de el. Se estiró de mala gana, finalmente abriendo sus ojos aunque no quisiera hacerlo. Eloise tenía una cara pacífica, sus pestañas largas eran preciosas y el cabello estaba cayendo sutilmente en la cara, además, el sol que entraba por la ventana cubría su piel y eso le sentaba de maravilla. Lo hizo sonreír.

Al ver finalmente su teléfono celular el nombre que se encontraba lo hizo palidecer un poco. Mierda, era Marina.

—Hola, ¿todo está bien?—fue su primera pregunta al responder. Su voz estaba ronca debido a que eran las primeras palabras que pronunciaba en la mañana, además, no quería despertar a su hermosa acompañante hablando muy alto.

—¿Estabas dormido?—Marina se sorprendió. No era algo típico de él dormir pasadas las siete de la mañana—, no importa. Sí, todo está bien, sólo que estoy tocando el timbre desde hace un rato y no abres, ¿estás en casa?

Maldición, maldición. ¿Por qué se supone que había llegado temprano hoy? Era domingo y sus días con los gemelos empezaba en la noche hasta el jueves. Así se turnaban por semanas, pero ahora ella estaba allí, sin haberle hecho un aviso previo y Eloise se encontraba en su cama, no sabía cómo iba a resolver esa situación.

—Sí, estoy en casa—respondió rápidamente, no quería que ella sospechara nada—. Dame unos minutos y bajo a abrirles.

Cortó la línea antes de escuchar una respuesta. Pasó una mano a través de su cabello, debía admitir que estaba un poco nervioso, pero tenía que decirle la verdad, ¿qué más podía hacer? No se supone que estaba ocultando a los gemelos, por supuesto que no, ellos simplemente no hicieron parte de la conversación ayer porque estuvieron hablando más de su pasado, no quiere decir que los hubiese omitido a propósito.

—Eloise—movió un poco su hombro con delicadeza, ella respiró con fuerza y volteó su cuerpo, pero aún no abrió los ojos—. Eloise, debes despertar, por favor—repitió.

La chica estiró su cuerpo al mismo tiempo en que sus ojos empezaban a abrirse, para Phillip esto era como la imagen perfecta, la mejor forma de despertar en las mañanas, pero no tenía tiempo para eso, no tenía tiempo para besarla de la forma en que quería besarla en este momento.

—¿Phillip?—dijo ella con voz suave, tratando de adaptar sus ojos a la luz solar—. Buenos días.

—Buenos días—sonrió Phillip, maldición, quería besarla, realmente quería besarla, pero no sabía cómo ella reaccionaría cuando le dijera, así que simplemente lo haría—. Eloise, debo bajar un momento para abrir la puerta a mis hijos, ellos acaban de llegar.

Eloise frunció el ceño en confusión. Llevó sus manos a cada lado del colchón para así impulsarse y lograr sentarse, ¿qué acaba de escuchar? Probablemente no fue lo que creyó, seguramente se debía a que aún estaba un poco dormida en este momento, Phillip ¿había dicho qué?

What a Bridgerton wants.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora