Capítulo 4

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Soltó un gran suspiro al salir de la casa, de la intensidad que le había dejado aquel beso, ¿alguna vez se sintió de esa manera antes? Se preguntó. No era que jamás la hubiesen besado con pasión, con amor, con fuerza, de hecho en su última relación realmente pensó que había encontrado la persona ideal, pero hoy cualquier duda que hubiera tenido de haber dejado eso ir, se había desvanecido, pues la forma en la Phillip la besó, la tocó, la sostuvo, fue completamente diferente. Era como si él se entregara a ella por completo, sin contenerse, declarándose suyo en cada roce de sus labios, de sus manos.

Tócame, Eloise. Recordó sus palabras de la noche anterior. Quería tocarlo, pero en ese momento estuvo tan distraída por sus cicatrices y tan enfadada con esa excusa de padre que le tocó, que tuvo que contener sus ansias, pues Phillip empezó a hablarle de su pasado y ella jamás iba a interrumpirlo, no cuando parecía que nunca compartía sus sentimientos y de pronto se dejó llevar por aquella cascada de emociones que ambos estaban sintiendo.

Observó el auto de Sophie estacionado casi en medio de la gran entrada, caminó hacia el sin voltear atrás y cuando iba a entrar por la puerta del copiloto, ella bajó su ventana para dejarle saber que estaba ahí. Soltó un suspiro fuerte de frustración. Benedict era quien estaba conduciendo. Sin decir nada entró a la parte trasera del auto y Sophie volteó a verla con una pequeña sonrisa.

—Buenos días, ¿cómo estas? ¿estás bien?—preguntó su cuñada con aquella voz sensible que le caracterizaba.

Era tan dulce que no podía enfadarse con ella por haberle dicho a Benedict.

—Sí, todo está bien—respondió Eloise, pero incluso si no estaba molesta, no podía morderse la lengua—, ¿por qué esta Benedict aquí? Te escribí a específicamente a ti.

—Fui yo quien vio el mensaje, Eloise, ¿se puede saber de quién es esta casa?—esta vez fue el turno de su hermano de hablar, él no solía ser estricto ni nada por el estilo, pero en su voz había molestia.

—¿Y por qué viste tú el mensaje si no era para ti? ¿Acaso revisas el teléfono de Sophie? Porque es bastante tóxico, ¿lo sabías? No deberías dejar que haga eso—dijo dirigiéndose a su cuñada.

Benedict resopló y Sophie soltó una pequeña carcajada.

—No fue nada así, Eli, tranquila.

—Nuestra relación es cualquier cosa menos tóxica, si revisé su teléfono es porque ella se encontraba dormida, ya que es domingo, mientras llamaste unas cuantas veces y luego dejaste mensajes, así que sí, tenemos una relación basada en la confianza y cuando su celular no dejó de sonar, quise ver quién era y comprobé que se trataba de ti y necesitabas que alguien te recogiera de un lugar misterioso, ¿suficiente explicación para ti?—dijo Benedict.

Eloise se echó hacia atrás sabiendo que había perdido la batalla, pero si no continuaba inmediatamente volvería a preguntarle con quien estaba y ella no quería revelarlo.

—¿Y por qué sabes su contraseña?—sabía que era una pregunta tonta, pero no podía mantenerse en silencio.

Benedict resopló.

—Yo no tengo contraseña—respondió Sophie divertida.

—¿Por qué no?

—No lo sé, no creo necesitarla.

Eloise soltó una risita irónica, era algo tan Sophie de hacer, ser tan confiada y abierta a la gente.

—Eres una Bridgerton, Sophie, siempre debes tener contraseña, al menos por seguridad. No sabes qué chismes pueden salir de allí.

Sobre todo teniendo que lidiar con ese blog molesto sobre la elite londinense el cuál su tema principal y favorito era el de su familia. No sabía cómo hacía para que noticias tan simples y tontas parecieran ser el chisme del siglo y algo escandaloso, ¿a quien podría importarle si Daphne se casó con el mejor amigo de Anthony o si el padre de Sophie era un hombre bastante millonario que decidió no reconocerla? O si ella fue novia de un hombre con una situación económica mucho menor a la suya. Era bastante molesto, aunque intentaba no prestarle atención a nada de eso.

What a Bridgerton wants.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora