Que comience el renacer de la tierra

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Luego de la tremenda sesión de giros y de terminar atrapado en una tierra vacía, con la única compañía de un… Lo que sea Yomi. Tome la decisión más sabia que un chico de mi edad puede tomar.
Así es, tomar una pequeña siesta.

−¡Ey! ¿Qué crees que haces? – Grito Yomi con una fuerte voz chillona− ¿Crees que durmiendo vas a solucionar tu situación? Pues déjame decirte que no es así.

−Te recuerdo “querido amigo” que el que ha estado en mi bolsillo mientras yo pasaba por las torres has sido tú, así que mejor deja de regañarme por dormir aquí, no tienes fundamentos para quejarte− Le dije mientras lo miraba con una ceja levantada.

−Ok. Así que no quieres colaborar ¿eh? Está bien pequeño, pero no digas que no te lo advertí...

–¿Advertir?.

Luego de eso Yomi salió en dirección al norte batiendo sus pequeñas alitas y tras haber pasado un tiempo, volvió y con la fuerza de sus pequeñas patitas lanzo una piedra justo en mi cien.

−Ey ¿Qué te pasa, pequeña sabandija?− Replique con fuerzas− Primero Gramps me manda por un agujero y ahora tú me golpeas. ¡¿Estan locos o que les pasa, ya nadie respecta a los niños?!

−En guardia camarada

−¿Y ahora que te pasa?

−Vamos Ark, completa la estúpida misión y volvamos a casa, aver si logramos probar algo de comida ya tengo hambre.

Molesto por  el incidente de la piedra, solo tome a Yomi por las alas y Salí caminando sin decir ni una palabra mientras  cargaba a la molesta criatura como si de un pollo se tratará, mientras este gritaba a toda voz como  si su vida dependiera de ello..

Entre tanto caminar llegamos a un bosque rodeado de un paisaje sombrío, flores marchitas y hongos que expulsaban gases de color violenta  con un olor muy repugnante.                                                                                        Entre más me adentraba en el bosque más pesado se volvía el ambiente, hasta que pude ver con un gran árbol del cual salió una voz que retumbaba en mis oídos. Solté a Yomi de una, el cual como siempre salió asustado a meterse en el mi bolsillo.

−Ven aquí− Dijo aquella voz que provenía del gran árbol – Acércate pequeño Ark, te eh estado esperado durante mucho tiempo.

− ¿Yo?

−Adéntrate en el árbol y libera a estas plantas de este pesar.

Sabiendo que lo único que podía hacer era cumplir al pie de la letra cada orden que dieran, me lance por un hoyo en la corteza del árbol, el cual me llevo a una sala llena de esos molestos hongos.

—Vaya, una caverna subterránea. Que bonito lugar para vivir. Aver, si este lugar es un hombre, entonces estos pasillos deben ser sus venas.

—¿Que babosadas dices?— dijo Yomi saliendo de mi bolsillo.

—No pierdes una oportunidad para ofenderme ¿Cierto? Lo siento amigo, aún sigo molesto contigo

Tome a yomi y lo apreté como una bolita para luego meterlo en mi bolsillo.

«Ok, no mas molestias»

Seguí caminando un rato por los senderos de aquel camino subterráneo sin encontrar o entender algo, de pronto unas plantas con forma de cebollas gigantes y llenas de dientes, se acercaron a mi, a lo que tuve que hacer lo que las torres me habían enseñado, masacrar..

Luego de un rato combatiendo con esas plantas de viendolas secarse mientras las apuñalaba, solo quedaba una, salí corriendo y con todas las fuerzas de mis pequeños brazos clave mi lanza en toda su... ¿Cabeza? Sinceramente no sé dónde le di, pero al parecer había ganado.
De esa última planta salió una luz azul, en forma de esfera luminosa.

Terranigma La creación de la tierra y el cielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora