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Hola, feliz cumpleaños, linda camiseta, buenas noches.


¿Por qué siempre tiene que aparecer de la nada?

—Hola.

¿Hola? ¡¿Hola?! ¿De verdad era todo lo que iba a decirme? ¡Solo eso!

—Hola… —Solté, casi en un hilo de voz.

Nuestras miradas estaban conectadas, se mantuvieron así por unos segundos. Su mirada profunda y misteriosa parecía escarbar en mis pensamientos. Hasta que terminé el contacto visual, traté de centrar mis ojos en cualquier otra cosa que no fueran los suyos. Noté cómo los pequeños detalles de la cocina, que usualmente pasaban desapercibidos, parecían cobrar vida.

El silencio incómodo volvió a predominar y la tensión se podía sentir en el aire, tan densa que podría cortarse con un cuchillo. Hasta que un bostezo atrás mío me hizo darme vuelta.

—¿Qué hacen todos aquí? —Preguntó Val con el pijama puesto y su cabello desordenado, frotándose los ojos soñolienta.

—¿Qué es esto, una reunión y no me enteré? —Le siguió su hermana atrás, con la misma expresión de desconcierto.

—No, no lo es. —Respondió Blaise con seriedad, soltando un suspiro y tapándose la cara con una mano.

Noté cómo Nott, Malfoy y Mattheo le observaban esperando una respuesta de su parte, como si fueran soldados esperando órdenes de su comandante.

—Está bien, pueden quedarse… ¡Pero mañana por la noche los quiero a todos fuera de mi casa! —Levantó la cabeza y los señaló con el dedo a los tres.

Por un momento, ninguno dijo nada. Hasta que Malfoy rompió el silencio.

—¡Pido la cama! —Gritó, y se fue rápidamente de la cocina.

—Pido el sofá. —Le siguió Nott atrás, caminando con una calma que contrastaba con la prisa de Malfoy.

—Pido el piso… —Dijo finalmente Mattheo, siguiendo esa fila de chicos.

Pansy, Val y yo intercambiamos miradas confundidas ante la fila improvisada de chicos reclamando lugares para dormir. Blaise, al ver nuestras caras, no pudo evitar soltar una risa.

—¿Junte de ligues? —Nos miró divertido, arqueando una ceja.

—¿Qué ha pasado aquí? —Preguntó Val, claramente desorientada.

—Nada en particular, solo que parece que ahora tenemos compañía inesperada. —Respondió Blaise, encogiéndose de hombros.

—¿Y qué se supone que hagamos con ellos? —Inquirió Pansy, con las manos en las caderas, luciendo más irritada que confusa.

—¿Qué quieres que haga? No puedo echarlos a la calle, además no te hagas la que no te gusta que Draco esté aquí. —Blaise respondió con una sonrisa traviesa, parecía que había tocado un punto sensible.

Pansy rodó los ojos con mal humor, soltando un suspiro de frustración mientras se daba la vuelta y salía de la cocina, igual que los demás. Mi cuerpo permanecía inmóvil, mis pies anclados al suelo, con la mirada perdida en el piso. Sentí cómo los ojos de Val se clavaron en mí, llenos de preguntas sin formular.

De repente, la puerta de la cocina se abrió de nuevo y ambas giramos la cabeza. Mattheo apareció de nuevo, observándonos por un breve momento antes de lanzarle una toalla húmeda a Blaise. Solo entonces noté que su cabello y su ropa estaban empapados, goteando pequeñas gotas de agua.

—¿Tienes algo para que el piso no sea tan duro?

—Busca algo en mi cuarto.—Le respondió Blaise sin darle mucha importancia.

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora