II

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Castañas y pelirrojas.


La mañana siguiente llegó con un sol tímido que apenas lograba atravesar las cortinas gruesas de la habitación. Los primeros rayos se colaron entre los pliegues, pegándole suavemente en la cara a Val. Sentí un peso en el brazo derecho y al girar la cabeza, vi que Pansy estaba profundamente dormida. Traté de levantarme con cuidado para no despertarlas, pero Val abrió los ojos y me sonrió.

—Buenos días.—Murmuró con voz soñolienta.

—Buenos días.—Respondí con una sonrisa.

Val se estiró como un gato antes de sentarse en la cama.

—¿Lista para tu fiesta de cumpleaños? —Preguntó, todavía medio dormida.

—Aún no puedo creer que vamos a hacer esto.—Confesé, sintiendo una mezcla de emoción y nervios.

—Va a ser genial, ya verás. —Dijo Val, poniéndose de pie.

Me pareció increíble el buen humor que tenía en ese horario del día. Todo lo contrario a Pansy que al escuchar las cortinas correrse se quejó y se tapó la cabeza de mal humor.

—¡Oh vamos, es hora de levantarse!—Le dijo a su hermana con entusiasmo.

—¡Déjame dormir! Merlín, ¿cómo puedes tener tan buen humor a estas horas?

—Solo eres una amargada. 

Escuche como soltó un suspiro y corrió la sábana para levantarse. Me miró por un segundo con su expresión seria, luego noté como una pequeñísima sonrisa se formó en la comisura de sus labios.

—Buenos días, Potter.

—Buenos días.—Le devolví la sonrisa.

Val nos observó con una sonrisa de oreja a oreja. Ambas giramos la cabeza para observarla. Se notaba la felicidad en su rostro, cuando noto que la miramos trato de borrar esa expresión de su cara.

—¿Qué?—Preguntó Pansy, mirándola con desconcierto.

—Nada, nada… es solo que me alegra que se lleven bien.

—No pienses que somos amigas.—Replicó su hermana mirándome con su cara de asco natural.

—Es verdad, no lo somos.—Agregué.

—Vale, solo decía no es como para que se vuelvan a pelear.—Rodó los ojos y se dirigió afuera de la habitación.

Pansy y yo nos miramos por unos segundos con un poco de desconcierto y desconfianza a la vez. Esto era nuevo para ambas, normalmente no pasábamos ni dos minutos en el mismo lugar sin insultarnos. Lo de “llevarnos bien” no estaba en nuestro sistema.

—Para tu información me sigues pareciendo un fastidio.—Rodó los ojos y se fue de ahí con un mal humor intenso.

Ja, ahí está ese odio mutuo de vuelta.

Al bajar las escaleras, noté de inmediato un olor a café que provenía de la cocina, me dirigí a la sala para luego ir a allí. Miré hacia el sofá y Nott estaba aún durmiendo en él, boca para abajo y con su brazo colgando del mismo. Al costado de él había unas almohadas junto con sobrecamas tiradas en el piso, pero no había rastro de nadie durmiendo.

Entre a la cocina y una sonrisa por parte de Blaise me hizo alegrar un poco más la mañana.

—Buenos días.—Me dijo amablemente y me ofreció una taza de café.

—Buenos días, ¿eres el único despierto?

—Sí, aunque no pude pegar un ojo en toda la noche. ¿Sabes lo fastidioso que es dormir con Draco? ¡Me pateo toda la maldita noche!

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora