Capítulo XIII

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No fue un camino a casa tumultuoso y lleno de desespero como en una historia melodramática. Unas chicas que le vieron caminando de regreso le llevaron, iba con las manos en los bolsillos y el cuello de su saco en alto pues pronto la brisa de la lluvia le hizo tiritar de frío.

Por la situación en especial el transporte no tenia disponibilidad. Esperaba que algún taxista se tentara el corazón y le llevase a su casa. Contrario a esto un grupo de mujeres que huían de la fiesta probablemente a un lugar diferente le encontraron en medio del camino.

Una de ellas le reconoció e invitó pero este se excusó al decir que se sentía mal, los ojos llorosos y la nariz congestionada y roja les demostró que quizá el motivo era otro. No se animaron a preguntar simplemente le ofrecieron un aventón.

Le dejaron en el centro, irónicamente cerca de la catedral. Seguía actuando igual pero se sentía diferente; en piloto automático. No podía asimilar si en verdad había ocurrido lo último. Era año nuevo, estaba comenzando el año de la peor forma posible.

Simplemente se decidió, aquel traspaso que tanto buscó por fin le había sido concedido. Lo tomaría sin darle vueltas al asunto, no había una sola cosa que le uniera a Madrid desde ese momento.

— Lava todos mis pecados y limpia mi boca y mis pensamientos de la suciedad que se ha derramado en mi corazón ennegrecido. Señor, vengo con humildad de corazón y quebrantamiento de espíritu, y rezo y agradezco que en tu misericordia enviaste a Jesús a ser el precio por mis pecados. — Su voz pastosa resultaba ser inaudible para un tercero.

Cada palabra picaba en su adolorida garganta donde un nudo se había colado desde que la verdad vino a sus ojos. Aquellos iris zafiro ligeramente hinchados y rojos del denso llanto que había adolorido su cabeza miraron la misericordiosa figura de Jesús en la cruz derramando lágrimas que aunque aseguraba no significaran lo mismo podía compararlas con el mismo dolor. 

Siempre se mofaba al ver a los enamorados de como su dolor era engrandecido, pero ahora que lo experimentaba de una forma genuina a través de un fracaso o traición se manifestaba diferente dificultando incluso respirar.Su pecho ardía, el vacío en su estomago le había mareado incapaz de menguar el dolor, relamió sus labios probando el salado sabor de sus lagrimas. 

Su respirar era tumultuoso a la vez que sorbía, tratando de mantener limpia su nariz fracasando limpiaba ocasionalmente con los pañuelos de su bolsillo a la vez irritando la piel debajo de su nariz coloreando de rosa. Cada uno de estos terminaba húmedo al secar el llanto abundante silencioso sin dar indicio de menguar.

Las lágrimas ásperas resbalaban por sus mejillas perdiéndose en el dorso de sus manos que desesperado limpiaba simplemente terminando por regarlas y mojar sus párpados.

Sus manos temblorosas que vinieron una semana atrás donde imploraba por la paciencia a Dios ahora el suplicaba que le brindara las fuerzas necesarias para no dejar vencer ante la dolorosa realidad.

Reprimia los sollozos que pudieran escapar de su boca, pues aunque su corazón se detuviera y partiera en trozos el debía continuar. Su lugar en la catedral no podía suplantarse de ultimo momento. No se permitiría fallar mucho menos ahora que el boleto de regreso a Alemania estaba en sus manos.

Había decidido que se ausentaría de ahora en adelante, se despediría con cordialidad aunque con el nudo asfixiando su garganta y los ojos escociendo en lagrimas.

Minutos antes de oficializar la ultima misa cayó de rodillas en aquel reclinatorio donde en un pensamiento de esos que aparecen en medio del día que terminan por hacerte retorcer de vergüenza por la intensidad de este donde se vio en el altar uniéndose con aquel ante los ojos de Dios. Ahora su cuerpo temblaba en medio de la pena, juró que este era semejante a la agonía.

— Perdoname y te suplico clemencia. Mengua el dolor en mi pecho que siento no poder levantarme de esto, por favor. No te olvides de mi. Ayúdame a sanar y en mi ausencia por favor no te olvides de Cristiano. — Pues aunque el sentimiento dude ira que le abordaba en ese momento al recordar el moreno predominará estaba seguro que se arrepentiría después y le perdonaría, no le maldeciría. Sintió incluso pena por el. 

Le catalogó por un ser despreciable y esperaba que cambiara en algún punto, no para nadie mas. Para si mismo. 

Se levantó con pesadez algo tambaleante pues irónicamente podía sentir sobre sus hombros la fuerza que trataba mantenerle de rodillas.

Atendió a los feligreses tal como era habitual, después de oficializar la ultima misa se despidió de estos anunciando que regresaba a su país. Les agradecía por cada cosa y por obligación De la Iglesia ofreció la ubicación exacta de la próxima catedral donde resguardaría y por ende repartiría la palabra siguiendo su vocación.

Observó en el fondo a Marcelo quien al enterarse de la sitacuion melodramática y confiando en que eso no podría ser posible deseó verle, pero el alemán negó al encontrar sus rostro entre la multitud. No aceptaría hablar con el. No quería indagar nada mas, terminaría con todo y no se prestaría a las excusas que el mejor amigo de Cristiano tuviese para dar. 

Marcelo lo entendió todo desde su lugar, observó al sacerdote tras del atril sonreír mostrando plenitud ante el publico presente. Pero podía ver sus ojos irritados, el tono de su voz y la pesadez en sus palabras. El portugués había hecho demasiado, no podía hacer mas. Le dejaría partir y deseándole suerte se despidió con un gesto al agachar su cabeza antes de salir del lugar.

En su lugar Cristiano no pudo salir de la cama, aquella sustancia dentro de su cuerpo le obligó a mantenerse en reposo. 

Quería asistir a la misa de año nuevo, ahí le confrontaría. Tenía demasiadas cosas por decir y no pudo hacer mas que maldecir esa pesadez en su cuerpo que le tuvo cautivo en su habitación.

El sacerdote al llegar a casa se deshizo de la docena de adornos florales en su puerta, negó al ver cada uno de ellos sintiendo su estomago retorcerse entre emociones encontradas, pero la ira predominaba en cada una. 

Pidió al personal que se las llevara, si les fuera posible las regalaran en la calle. 

Era amargo para el inhalar el olor de las rosas en su habitación, se encargó de sacar cada una pero el intenso olor de los narcisos provocándole arcadas. 

Se despediría de el de esa forma, en silencio y sin dejar huella. Comenzó a empacar sus cosas para salir en cuanto antes.

Omitiría meterse en problemas con el departamento, lo dejaría quedarse tal como estaba. Cada mueble le traería un mal recuerdo, decidió no arrastrar penas en sus maletas. Cuando tuviese oportunidad se desharía de ellos y del condominio en general.

Preparó sus pertenencias y compró el vuelo a casa. Si aún no establecían el templo donde residiría podía cobijarse entre los brazos de su madre. Extrañaba a su hermano e incluso a su padre. 

Si bien no les hablaría nada respecto a Cristiano esperaba que ellos le ayudaran a aligerar el peso de lo que significaba esa peculiar ruptura.

PECADO. [Cristiano Ronaldo x Toni Kroos.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora