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—Bien, niños

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—Bien, niños. Lápices abajo.

Una prueba de rutina acababa de finalizar, el pequeño ______ se sentía muy seguro con su posible calificación. Cuando la maestra paso a su lado le sonrió y esta le devolvió el gesto, desde aquella vez en el aula el pelirrojo sintió un cálido sentimiento que comenzaba a gustarle sentir.

Ya en la hora de recreo se juntó con su amigo predeterminado.

—¡Tenko-chan! —grito llamando la atención de todos los del pasillo menos del nombrado.

Pudo ver al pelinegro, este se volteo a ver quién lo llamaba y al verlo solo volteo rápidamente para retirarse del lugar después al lado de otros niños.

—¿Tenko-chan...?

Al pequeño Jeung le dolió la indiferencia de, literalmente, su único amigo. Su pequeño corazón se estrujo de tristeza viendo como el de ojos rubies sonreía con otros niños tal y como solía hacer con él.

Quiso acercarse, pero se arrepintió al ver esos mismos ojos que el día de ayer brillaban con su presencia lo fulminaban diciéndole un claro: «Ni lo pienses». Jeung se retiró del comedor escolar derrotado.

Un triste y solitario pelirrojo paseaba pesadamente por los pasillos del colegio

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Un triste y solitario pelirrojo paseaba pesadamente por los pasillos del colegio. Estaba confundido ante el rechazo de Tenko.

No había echo nada malo... ¿o sí?

La mente del pequeño estaba abrumada por el exceso de pensamientos acerca de lo que hizo mal para que su amigo lo odiara, repasaba los recuerdos de los días anteriores como si su vida dependiera de eso.

Inconscientemente llevo su mano a su boca haciendo que entre pensamiento y pensamiento eleve y apriete su mandíbula, cortando sus uñas con sus dientes.

Su respiración se volvió errática, más y más pensamientos atacaron su mente, no sabía cuál fue su error, no sabía qué hacer para enmendar todo lo que había echo si nada le llegaba a su mente, todo comenzaba a tornarse borroso conforme los pensamientos atacaban.

Recuerdos de su madre recordándole que todo lo malo que le sucedía era absolutamente su culpa y que en el momento en que las otras personas se den cuenta de esto lo abandonarían sin chistar.

De un momento a otro, su respiración se calmó.

—¿Tenko se dio... Se dio cuenta del mal niño que soy? —las lágrimas comenzaron a caer.

De los hipidos leves se formó otra hiperventilación y de eso... comenzó a darle un ataque de pánico.

No había nadie quien pudiera salvarlo, ya que la única persona en la que confiaba lo ignoraba.

Ese fue el inicio de su ansiedad. Ya nada podía empeorara, ¿verdad?

 Ya nada podía empeorara, ¿verdad?

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Se acerca.

𝑀𝑎𝑚𝑎'𝑠 𝐵𝑜𝑦 (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora