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Un carro negro que a simple vista se veía lujoso y extremadamente caro iba atravesando la ciudad hasta el aeropuerto. A dentro de este mismo, un hombre estaba revisando unos documentos.

Solo levantó la vista cuando Bang anunció que habían llegado.

—El nuevo restaurante en Suiza será inaugurado en dos días, por lo cual podrá descansar o pasear un rato.

—¿No te dije que me tutees? Me haces sentir viejo —dijo cuando salió del carro en dirección a las puertas del aeropuerto.

—Bueno, eres mayor que yo, por lo que si eres viejo, además estoy siendo profesional durante mis horas laborales —se encogió de hombros.

—Seungmin dice que eres viejo también —respondió burlón.

Bang Chan simplemente lo miro antes de negar, sin embargo, escucho a su jefe decir: "¿estas ciega? ¿porqué no miras por dónde vas?", pues al parecer una figura de cabello rubio ondulado se dio la vuelta chocando contra el pecho del Park peli-negro.

Mientras ellos entraban aún por las puertas, un avión había llegado unos momentos antes, en el cual una chica en especial también había llegado. En ese momento estaba recogiendo sus maletas en donde le habían indicado.

Espero por unos minutos, luego de recogerlas, se abrió camino en busca de la salida para tomar un taxi. Lo que no se esperaba era chocar con una persona al mismo tiempo en que se dio la vuelta para empezar su camino.

—Lo siento, no vi por... —se inclinó disculpándose tímidamente.

—¿Estás ciega? ¿Porqué no miras por donde vas? —escuchó la voz masculina antes de que ella pudiera terminar de hablar.

—Oye, me esto disculpando, no tienes por que insultarme.

—Pues entonces mira por donde vas —respondió burlándose— hasta un niño puede fijarse por dónde camina, ¿eres tonta? Al parecer sí.

—Eres un grosero. ¡Siento pena por la chica que sea tú esposa, si es que tan siquiera tienes novia! —grito enojada al ver que él simplemente la ignoró y siguió su camino— pobre chica y su mamá que le dió a luz. Puede ser guapo, pero eso no quita que sea un cabeza hueca e idiota —murmuró para si misma.

Se dirigió a la salida sin darle una última mirada, puso sus maletas en la cajuela del taxi y se fue hacia el apartamento que esperaba por ella.

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Dentro del avión, ambos hombres se se acomodaron en sus respectivos asientos. Como antes mencionado, debían ir a Suiza para la inauguración del nuevo restaurante en dicho país.

—¿No crees que fuiste muy duro con ella? —preguntó el rubio a su lado.

—Creo que me deje llevar por mis emociones.

—De hecho, te dejaste llevar. Ya que tu madre te libero por tres meses, relájate y descansa un poco —dijo tomándolo del hombro.

—Quiere que conozca a alguien en ese periodo de tiempo —suspiró— así que, no estoy libre que digamos.

—Tu madre quiere que consigas una pareja, mientras que aquella chica siente pena por tu futura esposa, cuando ni siquiera tienes novia —río.

—No necesito una, además tú tampoco tienes —dijo ofendiendo.

—Pero he tenido más que tu, y ahora que lo pienso, la razón por la que nuestras madres son amigas es porque nos presionan a encontrar pareja —, Bang se acercó a él— Dime, ¿has pensado en cumplir el deseo de tu madre?

—¿Por qué debería decírtelo? De todas formas, no es como si fueras a contarme tus planes —dijo volteándose a la ventana.

Sabiendo que era cierto, BangChan se centro en ver una película de su actor favorito, Ryan Reynolds.

Aunque la cara de aquella chica seguía en mente del chico Park. Era tan hermosa como una obra de arte, e incluso se atrevía a decir que más. Su belleza era indescriptible, tan irreal. Su ojos, eran los ojos más preciosos que haya visto en toda su vida.

¿Qué estoy pensando? —murmuró haciendo un lado su pensamiento.

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—¿Fue mal que le haya gritado eso? Ay, Roseanne, ¿porqué lo hiciste?

Se preguntaba constantemente lo mismo, si bien antes le había gritado, ahora se arrepentía. Más bien un 50%.

—Aunque se lo merece.

—Señorita, llegamos —anunció el conductor estacionándose frente a un complejo de edificios.

Se bajó del vehículo agradeciéndole a sacar sus pertenencias de la cajuela del auto, seguido de eso pago y se adentro a aquel edificio que sería su hogar por su estancia en la ciudad.

—Disculpe señorita, ¿puedo ayudarla en algo?

—Sí, soy la nueva inquilina del décimo piso.

—Oh. Eres Roseanne Park. Ven, este es el número de tu apartamento y esta es la contraseña —declaró— también tienes otras dos vecinas —concluyó sonriente la señora mayor.

—Esta bien, gracias —se inclinó respetuosamente— que tenga buen día.

Recogiendo las cosas se dirigió al ascensor.

—Mamá dijo que debo regalarle comida a los vecinos cuando me mudé. Debo pensar en algo —pensó en voz alta saliendo del ascensor.

Caminando por el pasillo encontró una puerta con el número de domicilio, 143, su apartamento.

Entró e inspecciono a su alrededor, de hecho, era como en las fotografías.

Pero su lugar favorito sería definitivamente la cocina. Era una combinación de negro, gris, y blanco. También era muy espaciosa. Definitivamente amara cocinar en ella.

Se adentró a la habitación principal, la cual tenía un pequeño balcón. Al ser pasado del mediodía, se propuso a limpiar y a desempacar sus maletas.

Al momento en que terminó y se acostó en la cama, escuchó su estómago gruñir de hambre. Por más que no quisiera levantarse, el hambre llamaba a su puerta desesperadamente. Como aún no tenía comida debido al hecho de que acababa de llegar de su largó viaje, decidió salir a comer.

Caminando por las aceras, se adentro a una tienda de conveniencia al tiempo en que llegó. Saludando se dirigió a los estantes de sopas. Pago y fue a donde estaban las cosas para preparar dicho alimento.

Si, puede que sea una chef, pero aveces le gana la pereza y prefiere hacerse una sopa instantánea. No puedes culparla, a todos nos ha pasado eso tan si quiera una vez.

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Forced To Love HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora