Capítulo 2

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Perspectiva de Felipe

Canción: Wolves, Sam Tinnesz.


Tomo asiento después de levantar mi mochila del suelo.

—¿Quién rayos es esa mocosa? —pregunto hacia Theo.

—Es la chica nueva, la extranjera—responde con sus ojos fijos en el pizarrón.

—¿Cuándo llegó? ¿cuál es su nombre?

—La matricularon hace dos semanas, pero este es el primer día que asiste a clases. Comenzaba a creer que no aparecería.

Mi amigo emite ese peculiar sonido que realiza con su lengua cuando algo le molesta.

—¿Qué?

—Nada.

—Dime.

—No es nada. Son asuntos del comité estudiantil.

—Vamos Theo, no me jodas y solo dime.

—Todo con respecto a ella ha sido muy extraño. Sabes que el proceso de admisión en esta escuela es muy engorroso, además de exclusivo, pero ella pudo entrar como si nada, a mitad del semestre.

—Quizás sus padres dieron un generoso donativo a la escuela.

—No lo creo. Ellos ni siquiera vinieron a matricularla. No hay firmas, su ficha solo apareció. Lo más extraño de todo es que la investigué y no encontré ni un solo dato sobre ella, ni siquiera una red social.

Miro a mi amigo cada vez más interesado en esa mocosa.

—Señor Nikolaou, Señor Bertrand, ¿los interrumpo?

—No, tranquilo Altman, no nos interrumpes—respondo hacia el profesor con petulancia.

Theo me golpea con su codo.

—Discúlpenos profesor. Por favor siga con la lección.

Altman nos observa a ambos con mala cara antes de continuar.

—¿Cuál es su nombre?

— Sara Rivas.

Saco mi teléfono para comenzar a buscar información sobre la chica.

—¿Y el segundo apellido?

—Shhh. —Me silencia mi amigo.

—¿Tienes su fecha de nacimiento y su número de registro?

—Calla de una vez, estamos en clases.

—Vamos Theo.

—No lo recuerdo.

—Haz memoria.

—Mierda Pipe, si tanto deseas saber sobre esa chica, entonces ve pregúntaselo tú mismo. Ya no me distraigas.

Theo comienza a tomar apuntes con el ceño fruncido. A mi amigo siempre le ha gustado destacar y ser el mejor de la clase. Es parecido a Egan en ese aspecto, solo que él es hijo único y solo compite contra él mismo.

Entrecierro mis ojos hacia la mocosa, quien también toma apuntes y finge que no percibe las miradas de curiosidad que le dedican todos en el salón.

La Maldición de mi ApellidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora