nueve

24 0 0
                                    

Después de mí confección, comencé a sentirme muy mal. Probablemente era porque cuando le confesé mis sentimientos a José, él no dijo nada y actuó como si nada. Me dolió mucho el corazón,pero no me aleje de él,ni me negué el sexo.

Debido a que José y yo queríamos un hijo. Comencé a recibir sugerencias y consejos de médicos para acelerar un posible embarazo. José también se sometió a esto y comenzó a hacer más deportes y cuidar más su salud,para recibir a su hijo, en buena forma.

Seguía trabajando como su secretaria,pero desde casa. Tuve más tiempo para terminar mis tareas y recibir a José con las piernas abiertas, cuando volvía de la oficina,ya que uno de los consejos del médico,era tener sexo.

Por desgracia,mí ciclo menstrual empezó,pero José no se desánimo,al contrario,estaba contando los días para que mí ciclo termine y que volvamos a tener sexo. Por ejemplo ahora, que José me está embistiendo,mientras yo me aferró a las sábanas.  Gemiamos, mientras estábamos sudados y con las respiración agitada, José me mira y en dice.

-Tomemos un descanso- asentí

Nos separamos y nos acostamos en la cama,uno al lado del otro.

-Me encanta nuestro sexo, Luisa-me sonroje- pero también estoy muy ansioso de tener un hijo contigo- me emocioné y las lágrimas amenazaban con caer por mis lágrimas

-Te amo...-como siempre,no recibí respuesta a mí confección,en su lugar se volteó para verme

-¿Retomamos dónde lo dejamos?- asentí y me deprimió un poco la indiferencia de mí confección en José,¿quizás quería ocultar sus sentimientos o simplemente no sentía lo mismo por mí?

José paso su mano,por mí vientre hasta mí entrepierna y se introdujo en mí,me contraje y comencé a excitarme de placer.  

Los meses pasaron y José dejo de tener sexo conmigo. Lo máximo que llegábamos a tener era un beso y un abrazo. Comencé a creer de que ya no le gustaba y comencé a usar prendas más reveladoras, pero José me dijo que no las usará más y eso hice.
Noté que comenzaba a beber mucho y que llegaba a casa cada vez más tarde.

Una noche escuché un ruido fuerte,como un choque. Rápidamente salí a la calle,dónde encontré a José, con el auto mal estacionado en el garaje, en vez de estacionar el auto de manera recta lo hizo de forma paralela y chocó levemente con la pared,provocando un aboyadura en el frente de una de las luces. Me acerque al auto y vi el estado de ebriedad de José. Entre al auto,para ayudarlo a bajar. Pero para mí sorpresa,ni bien entre al auto, José me tomo en sus brazos,me puso sobre su regazo, y tomando con ambas manos el escote de mí camisón,lo partió en dos, dejando al descubierto mis senos, rápidamente me los cubrí,pero José apartó bruscamente mis manos, tomando mis muñecas y comenzó a pasar su lengua al rededor de mis senos y dejando chupones en el camino,comemos gemir. Tiro de la tela que aún me cubría y quedé en tanga ante él. Me susurro en el oído,mientras deslizaba su mano por mí espalda hasta mí trasero,el cual apretó con fuerza

-¿Vamos atrás?- sin esperar a que responda, José me tomó en brazos,y me llevo a los asientos traseros del auto,me acostó en ellos y cortó mi tanga con los dientes, haciendo fuerza para un lado y para el otro.

Me sentía borracha de solo oler su aliento, tenía un fuerte olor a alcohol. Considerando que íbamos a tener sexo, cuando uno de los dos no puede dar su consentimiento,me hizo pensar en detener la situación. Pero José se arranco la ropa en ese momento y quedó completamente desnudo ante mí, me beso y perdí mí buen juicio,solo quería tener sexo con José,era lo único que pasaba por mí mente.

Me entregué a él, José podía hacer lo que quería conmigo,y lo hizo. Sus manos recorrían todas las curvas de mí cuerpo, mientras sus labios dejaban besos hasta llegar a donas como el trasero o el cuello,dónde me mordía con fuerza,yo ahogada un gritó, también me dejaba chupones,en los senos y para mí sorpresa, metió dos dedos en mí,que después usó para abrir más los labios de mí entre pierna, dónde me removí, sentí algo viscoso y me di cuenta que era su lengua.

Después me puso de espaldas, vi que tomó un lápiz y antes de suponer lo que iba a hacer con ese útil escolar, sentí algo penetrando me el trasero. Me agitaba y gemía,mientras más sentía que me penetraba.

-Me excitas cuando te pones así- me decía José,mientras yo me aferraba al asiento y me contraía en el lugar

El lápiz salió de mí interior, lentamente mientras giraba en círculos rumbo a la salida,en cuánto salió de mí respiré. Pero José no había terminado conmigo.

-El lápiz me decepcionó-dijo arrastrando las palabras,lo mire con la respiración agitada ,¿que va a hacerme?

Sacó de la guantera, el peine que yo dejé para usarlo por sí me despeinaba en el viaje en auto. Mire a José, y me di cuenta de sus intenciones, mí mente quería escapar, pero mí cuerpo estaba muy excitado y ansioso por más. Me mentalicé y comencé a controlar mí respiración,pero en cuanto José me penetró con el mango del peine, comencé a contraer me, sentir dolor y me mordí fuertemente el labio para no gritar. José comenzó a enroscar en mango del peine y fue aún peor, el dolor más agudo y las contracciones más constantes. Hasta que se detuvo, comencé a respirar de manera agitada, José me dio besos en la espalda, pero no lograban calmarme. Cuidadosamente,me acostó boca arriba y yo seguía adolorida, José tomó el peine y me aferré al asiento.

-Voy a tironear y no voy a parar-lo mire, pidiendo piedad, pero la ignoró

Fue tirando del peine, sin pausa,hasta que saliera de mí. Me quejaba del dolor e intentaba calmarlo con la respiración. Mí cuerpo sudaba y mis uñas se clavaban a los asientos. Cuando faltaba poco para que el peiné salga, José se detuvo, y con un fuerte tirón,lo terminó de quitar. De mí garganta, salió un sonido desgarradoramente excitado,¿lo estaba disfrutando?

-Ya estás lista-me dijo José, me tomó en sus brazos, me sentó sobre su regazo,enfrentada a él.

Sentí su miembro y mí entre pierna se estremeció ante el tacto. Comencé a agotarme y contraer me. José me beso, comencé a calmar me,pero él lo noto y cortó nuestro beso

-Por favor, aguante - mientras besaba mí cuello,me penetraba, me quejaba del dolor

Mí entre pierna estaba muy sensible y me dolía la constante penetración de José.

Cuándo me penetró completamente, el dolor se volvió en un placer excitante, comencé a gemir juntó a él. Nos acostamos, mientras yo me contraía y José comenzó con las embestidas, provocando un viaje directo al orgasmo. Todo mí cuerpo se contrajo, largué un sonoro y largo gemido,pero José seguía con las embestidas, mordió mí cuello , pellizcó uno de mis senos y presionó su cuerpo contra el mío. Me estaba olvidando hasta de mí nombre, hasta que José libero un magnífico y embriagador gemido, que me enloqueció. Aferré mis piernas a su cintura y le dije

-Por favor, no pares- se notaba nuestro consancio, pero seguimos

Me aferré más a él,mientras me embestía más,pronto tuvimos más de un orgasmo.

Cuando José, comenzó a sacara su miembro, lágrimas salían por mis ojos y me contraía. Hasta que José, se le resbaló la mano de la que se apoya y cayó sobre mí,su miembro que no había salido, me penetró nuevamente de manera brusca y punzante.

-Jose...- comencé a moverme, mientras me volvía a excitar,estaba cansada,pero no quería parar

José por fin logró levantarse, sacando su miembro de mí,el cual comencé a extrañar,toque el asiento y me di cuenta que lo habíamos manchado...

Atada A Sus Sábanas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora