II

555 51 1
                                    

Hizo lo mejor que sabía hacer.

Huir.

Así es, el Gran sabio igual al cielo, había huido de su propio discípulo por una pregunta.

Tal vez para otras personas o demonios era algo insignificante.

Pero para él, para él.

Era como volver hacia atrás, recordar que esa marca en su cuello era algo más que eso.

Qué esa marca transmitía tantas cosas en su ser, tan hermosas pero a la vez tan dolorosas,por sus propias equivocaciones.

Por sus propios errores,por su propio egoísmo,por sus propias...manos.

No supo cuánto tiempo estuvo volando en su nube a ningún lugar definido, solo quería irse de ahí, y no seguir oyendo preguntas.

Sabía que tarde o temprano tendría que hablar con MK,eso era obvio.

Pero ahora no sé sentía preparado para nada.

Solo aterrizó cuando empezó a caer la noche, decidiendo pasar esa noche en las montañas, en una cueva.

Un pequeño escalofrío viajo de su espalda a su cuello, ya no tenía la capa y eso le dio mucha inseguridad.

No tenía con que taparse el cuello para exponer esa marca en su cuello, la tenía al aire libre, mostrándose como si se tratara de la última novedad del momento.

-Ugh... Maldición —hablo irritado mientras posaba su mano en el cuello, intentando tapar todo lo que podía—

—Wukong...

Esa voz.

No podía ser, entre tantas personas y demonios,¿¡Porque se tenía que haber encontrado con él!?

Solo tuvo que voltearse para encontrarse con esos ojos amatista que en el pasado le parecían...no, le seguían pareciendo hermosos.

Y también del único demonio que sabia lo que significa seguramente para él,es estar sin la capa.

Y con esa marca en el cuello.

—Macaque...

La marca del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora