Capítulo 7.

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-Daniela...sal de aquí...por favor, ¡quiero dormir!- Le susurré a Daniela.

La pelirroja había entrado a mi habitación a altas horas de la noche. Estaba en mi cama acurrucada como un cachorro a mi lado.

-Déjame quedarme...-Susurró aferrándose a mi.

-D-Daniela...quítate...-Dije empujándola un poco para que se separara de mi.-¿Por qué quieres quedarte en primer lugar...?

Daniela salió de las sábanas, apoyó su cabeza en mi pecho y levantó la mirada.

-No puedo dormir...-Susurró. Un sonrojo apareció en sus mejillas, avergonzada por su revelación.

-¿Qué pasó? ¿Una pesadilla?

-Sí...

Suspiré y dejé que se acomodara junto a mi.

-Intenta dormir Daniela...

Daniela ocultó su rostro en el hueco de mi cuello y me abrazó. Acaricié su cuero cabelludo para que lograra dormirse. 

-Trata de descansar Dani...-Susurré.

Escuché como su respiración comenzaba a calmarse de a poco hasta tal punto de quedarse dormida al instante.

Comencé a cerrar los ojos de a poco hasta que me dormí.

A la mañana siguiente, mi amiga me despertó. Daniela ya no estaba en la habitación cuando abrí los ojos.

-Buenos días, bella durmiente.-Dijo con una sonrisa.

-Buenos días...-Dije con voz soñolienta levantándome de la cama.

-Oye, vinieron a dejarte esto.

Mi amiga puso en mi regazo un paquete bien envuelto.

-¿Y esto? ¿Quién lo mandó?

-No sé, Lady Daniela vino y dijo que te lo enviaban.

Tomé el paquete en mis manos y lo revisé con la mirada para ver si tenía el nombre de quien lo mandó. Y de hecho, lo tenía. Karl. H.

-¿Karl H?- Dije ladeando la cabeza.

-Ábrelo a ver que hay dentro.- Dijo sentándose a mi lado para abrirlo junto a mi.

Rompí el papel que envolvía el paquete, era una especie de tela bastante suave, adentro había una nota que mi amiga tomó de inmediato.

-¿Qué dice?-Pregunté.

-Dice: "Para que lo disfrutes, hermosa." Que tipo más raro.- Dijo dándome la nota.

-Es cierto...¿crees que debería de informar a Lady Dimitrescu?

-Yo creo, dudo que le guste que le manden regalitos a su mascotita.- Dijo con burla.

-No me llames así, te lo advierto.- Le dije severamente frunciendo el ceño.

-Bien, bien, me callo.

-Por cierto, ¿qué horas son?

-Como las siete de la mañana, ¡Lady Dimitrescu nos permitió levantarnos tarde durante el resto de la semana!

-¿En serio? Que sorpresa.

-¡Sí! Desde que eres su mascota ha estado un poco más...tranquila y ahora no nos presiona con las tareas.

Eso me sorprendió más de la cuenta. 

-Por cierto, ¿qué es esa cosa?- Preguntó señalando la tela que venía en el paquete.

Me levanté de la cama y lo tomé, lo estiré para ver bien que era.

Era un vestido corto, demasiado corto, escotado y sin mangas. ¿Quién se creía este hombre para enviar algo como eso?

¿Suerte o Coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora