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Cuando la vida te da golpes desde temprana edad, te cierras para ti mismo, prefieres quedarte con ciertas partes de tu historia para ti mismo y tomas esa frase de: "mente ocupada no piensa en nada".

Gracias a esa frase te vuelves más servicial y quieres hacer un montón de cosas y te acostumbras a eso y llega a un punto donde ya no tienes tiempo para ti mismo y cuando estás compartiendo tu vida con alguien más no nos damos cuenta del daño que le ocasionamos y queremos salir de todas esas responsabilidades pero no puedes por que no decides tú cuando se terminan, si no que tienes que esperar que esas etapas lleguen a su fin.

Cuando somos niños muchos piensan que es solo jugar y risas pero no siempre es así, aveces desde pequeños experimentamos el dolor y somos obligados a guardarlo para nosotros mismos por miedo a que nos lastimen si nos sentimos vulnerables.

En casa cada integrante es importante en tu crecimiento, ya que cada uno nos da una enseñanza, amor y educación diferente, desde los padres hasta los abuelos pero ¿y si alguno de ellos nos hace falta?

Un abuelo paterno que se va de viajes y al regresar lleva con el obsequios para cada uno de sus nietos, porque reparte el cariño por igual a cada uno.

Y la abuela paterna, ¿Donde está?
¿Donde está su amor y su presencia?
Simple está presente pero no para ti y solo lo hace contigo para que tú seas como ella y tú te repites cada vez que puedes, "yo no seré como ella".

Cuando el abuelo paterno se va queda vacío cada lugar de la familia paterna, te alejas y esa casa que solías frecuentar se convierte en una casa más, en una casa de desconocidos.

El Dolor De Cada Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora