Alice seguía corriendo, había preguntado a algunas personas si sabían de alguna casa o mansión que estuviera embrujada a las afueras de la ciudad, a lo que, si bien muchos respondieron que no sabían, una extraña señora de facciones serias le dijo a Alice una cosa algo rara, o más bien, le comento a la de cabellos rosa algo interesante.
-Dadas tus preguntas pequeña, estas buscando la casa de los Kellins ¿me equivoco?
-Pues... mi mamá dijo que a las afueras estaba la casa de la Muerte ¿es esa también la casa de los Kellins señora?
La viejecita asintió y al instante comenzó a hablar de algo que no tenía nada que ver, algo de unas ratas musculosas, ángeles que vendían cosas ilegales y una extraña pareja de alcohólicos.
-Disculpe, volviendo al tema de la casa de los Kellins, ¿Cómo llego ahí?
La señora miro a Alice de pies a cabeza y sin decirle nada, se fue a su casa ¡Vayas rarezas que uno podía encontrar en la calle! Pero eso ahora daba igual, ahora Alice tenía un nombre tenía un dato que antes no tenía "La casa Kellins" ¿Qué clase de lugar seria? pero la pregunta realmente importante era ¿Cómo llegar ahí?
La niña de cabellos rozados siguió su camino con tranquilidad, aunque en el fondo estaba muy ansiosa, lo estaba tanto que cada persona que veía en las frías y nevadas calles de Silens terminaban siendo interrogadas de un modo que los dejaba incomodos ¿Por qué una niña de 6 años buscaría la casa de unas personas muertas hacia más de 10 años?
Entre todas las veces que Alice preguntaba lo mismo, unos niños que pasaban por ahí aburridos sin nada que hacer, escucharon un simple apellido, un apellido que a ellos les daba gracia tal apellido era "Kellins" y este apellido era divertido única y exclusivamente, porque asustar a "Críos" era una experiencia única, aunque ningún niño o niña de la edad de Alice nunca intento si quiera aventurarse por aquel territorio, a nadie le gustaría que un fantasma se lo comiera.
-¡Hey niña! ¿Estas buscando la mansión Kellins?- Alice emocionada y con la esperanza de algún dato nuevo asintió eufóricamente la cabeza- Pues, te diré dónde queda.
Alice, la pequeña Alice con sus ahora brillosos ojos presto atención a todas y cada una de las instrucciones que los niños poco más grandes que ella le daban, pero Alice era muy despistada y fácilmente se podía perder, tuvo problemas para contarlo al grupo, sin embargo, contrario a lo que esta reía ningún personaje del grupo hiso burla por su desoriento aun en lo más fácil.
-Tu tranquila, nosotros te acompañaremos hasta la entrada ya si quieres o vas a entrar pues lo haces tu sola ninguno de nosotros quiere que nos trague un fantasma.
Alice se guardó un comentario, probablemente si lo decía no la iban a ayudar "¿Como te va a asustar la idea de que un fantasma te coma? Es tonto" eso penaba Alice y en más de una vez sonrió divertida ante los sucesos que su cabeza imaginaba, sobre todo porque su madre le había comentado que en ese lugar todos eran muy buenos, o eso recordaba Alice, así que claramente no se iban a comer a ningún humano.
Tras una larga caminata respirando aire frio, y sintiendo más nieve todavía cayendo sobre el grupo de niños, lograron llegar a la casa Kellin, o, mejor dicho, a la mansión Kellins.
Este lugar se veía altísimo, tenía tres pisos o quizás eran cuatro Alice aun no entraba al lugar, y por ende no podemos retratar aun cuantos pisos eran y que traía consigo cada uno. En cuanto Alice dio un paso adentrándose en el extenso jardín noto las bellas flores y arbustos bien cuidados que estaban bajo un amplio techo de nailon fuera de eso todo lo demás, todo el jardín que quedaba estaba lleno de nieve, lo cual le daba un aire místico, parecía, quizás el mismo cielo; Alice quedo asombrada y siguió su camino, sin darse cuenta de que los niños que la habían acompañado ahora habían desaparecido, sin embargo estos no habían dejado de observarla, esperaban ansiosos a que la niña de cabellos rosas saliera asustada de la mansión, esperaban miedo para su propia diversión, lástima que los asustados fueran ellos..
-Joan ¿Crees que haya entrado ya a la mansión? - dijo preocupado el que se llama Noah- ¿Y si le pasa algo?
-Tu quédate tranquilo – dijo ahora Joan viendo un grupo de niños tras unos arbustos- Yo me encargare de que eso no suceda...
Y con paso lento llego finalmente con esos niños, haciendo que estos se asustaran, logrando que huyeran y tras tal acto la vista de Joan daba paso a un interesante escenario, Alice miraba emocionada la mansión, se acercaba a las ventanas y trataba de ver por estas, dio vueltas alrededor del perímetro y tras ver que quizás no iba a lograr entrar se sentó en el piso frio y lleno de nieve, fue entonces que Joan miro a Noah, ahora quizás sería el momento adecuado para acercarse a Alice mostrarle que estaba equivocada y llevarla donde estaría segura.
Pero antes de si quiera poder intentar tal acción Alice, la pequeña Alice se levantó, miro dudosa la puerta y suavemente golpeo la superficie de esta, tras tal acto casi al instante la puerta se abrió y nuestra pequeña protagonista comenzó a dar brincos de alegría, abrazo a su muñeca dándole a entender que lo habían logrado, habían llegado y solo por este acto, por el simple abrir de una puerta podían comenzar a celebrar
Alice puso un pie dentro del lugar emocionada, soltando poco a poco el agarre de Molly su muñeca, sintió la presencia de unas cuantas almas, ¡era cierto entonces que había fantasmas en el lugar! Saber esto emociono aún más a la pequeña Alice, la cual abrió la boca para hablar, pero de la nada unas manos detrás de ella la afirmaron y taparon su boca, dejándola sin la posibilidad de hablar, gritar o si quiera moverse y escapar.
Joan y Noah la habían atrapado, uno estaba más asustado que el otro, ellos también habían sentido las presencias pero solo Joan sabia o mejor dicho, especulaba quien estaba dentro.
-Niña, no puedes entrar a casas abandonadas- Dijo con la voz temblorosa Noah- Podría pasarte algo, agradece que Joan y yo te vinimos a buscar, si no ¡quien sabe que te hubiera pasado!
Alice se comenzó a sentir abatida ¿Por qué la venían a buscar? ¿acaso no sabían lo mucho que le costó a ella salir del orfanato para llegar a este lugar?
Alice nunca pensó en la preocupación de los otros por ella, no se dio cuenta de que Noah en cualquier momento iba a romper en llanto, no por tristeza, sino por preocupación, Alice corría peligro estando ahí, en la "casa de la Muerte", según rumores en ese lugar habían muerto muchas personas, tal parece que hablaban de un asesino loco que tras matar a sus víctimas las cocinaba, claro solo eran rumores, pero en el fondo nadie sabía que había pasado en la mansión Kellins ¿cierto?
Joan observó a Noah estaba a punto de agacharse para abrasarlo, pero su mirada se detuvo dentro de la casa recibiendo dos pares de ojos confundidos y un par de ojos mirándolo con furia, confusión y tristeza, y no fue el único que pudo ver los ojos, Alice también lo hizo y su rostro se ilumino.
Y casi en una fracción de segundo el tercer par de ojos se quedó en los ojos de Alice, suplicándole que entrara, o quizás no y solo era la imaginación de la peli rozada intentando darle ánimos para entrar sin sentirse mal o simplemente sin sentir nada.
Por esto mismo Alice armada por el valor de esos ojos esmeradas que hacía tan poco tiempo había divisado se levantó y casi corriendo se adentró en aquella casa o, mejor dicho, en aquella mansión, la mansión Kellins, la casa de la muerte, el único lugar donde quizás y solo quizás Alice una pequeña niña de seis años encontraría las respuestas de un pasado que ni ella conoce.
Capítulo tercero;
La mansión kellins
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Un tragico regalo de la muerte/Tragicum donum mortis
Science FictionMurst mas conocido cómo la Muerte, no es un ángel muy agradable, suele meterse en peleas y muchos problemas, asi era hasta conocer a Vita, un ángel muy hermoso a ojos de Murst, pero una burla a ojos de los demás. Historias de este tipo suele contarl...