Capítulo 4

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Si el averno realmente existía, Taehyung estaba convencido de que se encontraba en él, pero contrario a lo que alguna vez le habían contado, este no era un lugar lleno de fuego y demonios. No, en realidad estaba en la forma de una villa lujosa en Jeju, con palmeras y olas cristalinas rompiendo contra la costa y el canto de las aves por encima, pero lo peor de todo era su acompañante: Jungkook.

La puerta de la habitación en la que se hospedarían en su luna de miel apenas había terminado de cerrarse detrás de ellos cuando lo primero que llamó su atención fue la enorme cama matrimonial que se mostraba en el centro de la habitación. Taehyung frunció el ceño y parpadeó varias veces, como si al hacerlo, de alguna manera, la cama pudiera transformarse mágicamente en dos individuales. Pero no, ahí estaba. La maldita cama matrimonial, perfectamente arreglada con sábanas de lino blanco y cojines métricamente alineados, como un rídiculo recordatorio del papel que tenían que interpretar.

—Oh, esto es perfecto —dijo Jungkook con un entusiasmo desbordante, dejándose caer dramáticamente sobre la cama—. Justo lo que necesitaba.

Taehyung lo miró con incredulidad.

—Ni lo pienses —soltó finalmente con un tono de voz totalmente áspero y lleno de advertencia.

Jungkook alzó una ceja, haciéndose el desentendido mientras se incorporaba ligeramente para mirarlo.

—¿Qué es lo que no debo pensar? —preguntó con ese estúpido aire despreocupado que siempre lograba sacarlo de quicio.

Taehyung señaló la cama con un gesto brusco, como si estuviera señalando a un feo insecto.

—Eso. No vamos a compartir la cama. Olvídalo.

Jungkook sonrió y se tumbó de nuevo sobre la cama, extendiendo los brazos con evidente satisfacción. Era como si estuviera en un comercial de colchones.

—Vamos, Taehyung —dijo entre risas—, no es como si no lo hubiéramos hecho antes. Hay suficiente espacio aquí para los dos.

Taehyung no se molestó en responder. Sabía que cualquier intento de razonar con Jungkook solamente lo llevaría a una frustración mayor. En cambio, se dirigió a la pequeña sala de estar de la villa y comenzó a inspeccionar el sofá. No era el más cómodo que había visto, pero en ese momento, hasta dormir en el suelo parecía preferible a compartir una cama con Jungkook.

—Dormiré aquí —anunció Taehyung, señalando el sofá con decisión.

Jungkook lo observó desde la cama, con una sonrisa traviesa curvándose en sus labios. No hizo ningún esfuerzo por levantarse ni por sugerir alternativas. Simplemente lo dejó hacer, lo que de alguna manera sólo sirvió para aumentar la frustración de Taehyung.

—¿En serio? —preguntó Jungkook con una mezcla de diversión e incredulidad—. ¿Vas a dormir en ese sofá pequeño cuando hay una cama enorme y cómoda justo aquí?

—Sí —respondió Taehyung con firmeza mientras se sentaba en el sofá y cruzaba los brazos sobre el pecho—. Y ni siquiera pienses en intentar convencerme de lo contrario.

Jungkook soltó un suspiro exagerado y se levantó de la cama. Se acercó a Taehyung con pasos lentos y calculados, como si estuviera planeando algo. Taehyung lo observó acercarse y entrecerró sus ojos con desconfianza.

—Sabes que no te voy a dejar dormir en ese sofá —dijo Jungkook, inclinándose sobre él, su rostro peligrosamente cerca.

—Oh, sí lo harás —replicó Taehyung, empujándolo suavemente para mantener algo de distancia—. Porque si intentas lo contrario, serás tú el que termine durmiendo aquí.

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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Esposo Sustituto || KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora