☆ Miserables ☆

15 1 1
                                    

Pasó un año de que te vi por primera vez, logró tu forma de ser crear en mi profunda soledad un sentimiento tan extraño, un cosquilleo o liguero nerviosismo que incrementaba como una bomba en explosión cada vez que me mirabas. De alguna forma mi atención estaba en ti todos los días, al punto raro de molestarme la insistencia de mis ojos por verte.

Siempre dijeron voces a mi alrededor que las miradas que se cruzan no son por nada parecido a una casualidad, lo tomé enserio, no estoy bien segura de cual fue el día en que a través de señas nos comunicamos por primera vez, simplemente notaste algo nuevo en mí y un pequeño halago dió un giro a mi mundo completamente.

Se encendieron aún más los focos que miraban hacia tí, simplemente con eso lograste engatusar aún más mi corazón que como un bobo solo se entregó sin siquiera conocer el lugar donde se estába metiendo o con quien se estába involucrando.

¿De donde saqué el coraje para pedir tu número? Esa es una buena pregunta, también ¿como fuí capaz de escribirte ese primer "Hola"?  Recuerdo con total claridad el sentimiento confuso del momento, por unos instantes pensé en simplemente nunca escribirte y dejarlo como un recuerdo olvidado en lo más profundo de la biblioteca, pero fue imposible, me ganaron las ganas y los sueños por sobre todas las cosas de tenerte conmigo quizá algún día, y así encontré algo de coraje que estaba olvidado en el cajoncito al lado de los recuerdos de esa otra relación rota.

Además del simple "hola" que me costaba tanto decirte, las horas que planeabas hablar por llamadas debido a la distancia me dejaban aturdida, para ser completamente honesta solo eras tu quien se expresaba y mis oídos atentos acompañaban las historias que cantaba tu voz, aunque me sintiera completamente vacía permanecía en ese lugar sin quejarme para nada.

Quitando ésto, miedo me daba recordar que ya tenias a un compañero con quien compartir tantos momentos de entusiasmo y pasión, después del primer intercambio y una pequeña charla me di cuenta que curiosamente, tu si que tenías a un alguien pero no se trataba de ese con quien yo te veía todos los días abrazada, con quien pasabas todos los recreos debajo de la escalera disfrutando a juzgar por tu característica risita risueña, quizá tuve que suponerlo, había notado un cambio bastante drástico unas semanas atras pero suponiendo que sería solo un distanciamiento temporal lo deje pasar sin más, resulta que en realidad era alguien más a quien nunca presté el más mínimo de atencion, ni siquiera una vez lo había visto ya que nunca se hablaban, miraban o tan siquiera se acercaban, no había absolutamente nada en el aire entre ustedes dos, me sorprendió atrosmente la pequeña y resumida historia que me contaste aquella vez, esa en la que preferíste la distancia del cuerpo que debía estar a tu lado por encima del cariño desbordante que podía ofrecerte un corazón dispuesto.

Eran ambos polos completamente opuestos, y comprendo que no querías a ninguno de los dos, solo buscabas un punto medio con cualquier clase de persona, y ahí es cuando me tomaste en cuenta a mí.

Lamentablemente para tu corazón, ya no tenias la oferta que te habían hecho antes mis manos temblorosas y mis palabras sinceras, porque al fin, logré sin dudarlo mucho más alejarme de ti, ahora solo te quedaba una conocida lejana, que después de tanta tristeza por verte sufrir y tú queriendo luchar por un amor odioso y desinteresado de ese sucio y malvado, solo pude en mi tristeza alejarme y aceptar con la cabeza envuelta en tus repetitivas palabras a espera de que el cambiase.

Luego de meses de distancia, te pedi perdon casi de rodillas y solo por haberme sentido infeliz a tu lado, fui yo quien se disculpó por lo que tú me hiciste sentir, para luego casí tener que suplicar para que aceptadas mi miserable disculpa porque tu odioso ego de caprichosa, solo podía liberar por esa boquita que se sintió terriblemente mal cuando me fuí, obviamente sin tener en cuenta para nada mi sufrimiento constante cuando estuve a tu lado y cuando no.
Ahora me duele aún más y me hierve la sangre del enojo incontrolable al ver cómo te hacer la resentida, como buscas en palabras de otros la forma para decirme que cometí un error, pero ¿cual fue mi error?

Quizá fue quererte como tonta hasta que sangraron mis manos del dolor que me atormentaba, quizá fue alejarme para tratar de hacer sentir mejor a mi corazon, quizás solo fue mirarte con los ojos de una loca enamorada con los que te vi desde el primer día.

En fin, me arrepiento de todos mi errores y más del de conocerte porque cada día soy capaz de darme cuenta nuevamente que tu no me quieres en lo absoluto, que solo quieres llenar el vacío que hay en tu corazón desmoronado por la falta de cariño abundante en ti y tu alrededor, así sea con mi infelicidad al lado.

Igualmente, miserables somos ambas y hay que admitirlo, bien pudiste sentir un dolor cuando me fuí así que no te juzgo, pero de todas formas me lastimaste, y dan ganas todo el tiempo de quemar cada parte de tu cuerpo, que tu alma nunca sea capaz de olvidar lo que me has hecho aunque nunca prestes atención a lo que te digo sobre lo que siento.

En fin la miseria de estar a tu lado.

"Cuentos Cortos Sin Sentido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora