Malditos traidores

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Mikey dejo de lado la persecución a Takemichi, Takuya, Yamagishi y Akkun para ir a donde sus otros dos omegas lo necesitaban.

Draken y Kazutora concordaron con él.

Regresaron por sus motocicletas para ir directo a la dirección que Kisaki Tetta envió.

La verdad era que Draken no confiaba mucho en el beta recesivo, pensaba que ocultaba algo y no era 100% de fiar. Pero, si sus omegas estaban en problemas, tenían que ir a... espera...¿los acababa de llamar sus omegas?

Carajo. Maldito Mikey.

Los tres condujeron a toda velocidad hasta los almacenes en el muelle. Era un lugar abierto y con poca gente, aunque había mucho movimiento de camionetas y algunas grúas.

Identificaron el almacén al que tenían que ir por la patrulla estacionada en frente.

Mikey fue el primero en llegar, bajó mirando fijamente a ambos omegas, cubiertos con mantas y los rostros golpeados.

Gruñó al verlos. Paso de largo a los oficiales que intentaron hablarle, pero él fue directo a ellos, su alfa interno necesitaba asegurarse de que estaban a salvo.

Izumi y Makoto se sorprendieron al verlos, pensaban que Kisaki vendría personalmente junto con Hanma, para hacer de tapadera. Nunca se imaginaron que su cachorro les enviara a sus verdaderos alfas.

Aun con su sorpresa, se pusieron de pie para recibir al rubio de ojos negros, sus omegas internos saltaron de alegría, emocionados por ver a sus alfas desde que fueron marcados. Tuvieron que hacer un esfuerzo para reprimir los sonidos de emoción.

Mierda, eso no debería de estar pasando.

- ¿Están bien?- Mikey terminó de acercarse, alargando las manos con intención de tocarlos, pero se detuvo a medio camino, ¿podía tocarlos?

Quería tocarlos, quería abrazarlos, tenerlos entre sus brazos y mantenerlos protegidos. Eso le pedía su alfa.

- Si, estamos bien.- Izumi se sonrojó ante su presencia con el corazón acelerado, se removió inquieta cuando su mano se alargó hacia ella, no logró reprimir sus ganas de tocarlo también.

Levantó la mano para entrelazar sus dedos, roja y sorprendida por su propia acción.

- Fue solo una pequeña...pelea.- Makoto tampoco pudo resistirse al impulso, alentado porque Izumi lo había hecho primero. También juntó sus manos.

Mikey sonrió ampliamente, triunfante. Su alfa interno saltó de emoción, sus omegas no lo estaban rechazando.

Se hubiera puesto a gritar si tan solo los oficiales no se les hubieran acercado junto a un hombre mayor encorvado y tembloroso.

- Los revisamos, sus omegas solo tienen algunos rasguños.- Interrumpió el oficial sin acercarse demasiado, no le cabía duda en que eran sus omegas por la forma en la que los miraba.

- Makoto, Izumi.- Kazutora dejó su motocicleta junto a la de Mikey y bajó para acercarse corriendo, preocupado al verlos golpeados. - ¿Qué les pasó?

Los omegas le soltaron las manos a Mikey, quien refunfuñó un poco, y le dieron una sonrisa leve.

- Bueno...- Makoto no sabía si hablar o no, era una situación extraña, apenas se conocían pero sus omegas internos estaban ronroneando tan felices solo por verlos.

Malditos omegas traidores, no podían confiar ni en sí mismos.

- No fue nada.- Izumi se sentía desorientada, ¿por qué le tomó la mano a Mikey y se sintió tan segura al hacerlo? Mierda, ¿Así se sentía ser una omega reclamada y estar junto a tu alfa después de no verlo por cuatro días?

Una manada de omegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora