❝dirty game❞ psh +18

八

dejé a park pasar a mi casa. notaba sus nervios por la forma en que se aferraba a los tirantes de su mochila, ni siquiera levantó la mirada para echar un vistazo de donde se encontraba, me miraba atento esperando a que cerrara la puerta de mi hogar.

—es una falta park, estoy segura que tu maestro puede dejarla pasar por alto— me acerqué hasta quedar frente suyo y le tomé del rostro, levantándome sobre la punta de mis pies para dejar un beso en sus labios, y así hubiera sido de no ser por la forma tan rápida que me tomó por las manos deteniéndome.

—¿no están tus padres?— susurró mirándome asustado, le sonreí y solté su rostro para tomar su mano.

—llegan a casa a las seis— comencé a guiar a park escaleras arriba, sentía su mano apretar con delicadeza la mía.

le solté para abrir la puerta de mi cuarto, dejándole pasar y cerrando este detrás de mí. lo observé un par de segundos antes de hablar; no podía decir que se veía menos tenso, pero se dejó a sí mismo echar un vistazo por toda mi habitación, mirando la decoración de esta, acercándose incluso a la repisa cerca de mi cama, contemplando las fotos qué habían en esta.

me acerqué a él, quedando a una distancia considerable, veía las fotos que tenía en marcos con mis amigas y amigos. pero su atención se posó en una en específico; la única que tenía junto a personas que definitivamente no eran de su agrado, y no tardó en demostrarlo por la manera en que suspiró y giró para verme.

no sabría describir su expresión, era algo ambigua, pues se mostraba serio y molesto, pero al verme parada detrás suyo intentó ocultarla con una sonrisa. era obvio que encontrarse en la habitación de la amiga de quienes por años lo han vuelto el centro de sus burlas le causaba un conflicto consigo mismo.

me deshice de mi mochila, dejándola al pie de mi cama y me senté en esta, mirando a park quien permaneció parado frente a mí.

—¿no quieres sentarte?— asintió y dejó su mochila en el suelo para tomar asiento junto a mí.

sus manos se quedaron sobre sus rodillas, estaba callado mirando hacía la puerta de mi cuarto, era obvio que sus ánimos habían cambiado después de haber visto aquella foto, no lo juzgaría si se estuviera replanteando el por qué estaba aquí —¿sucede algo, park?

su mirada cayó en mí, ver el rostro de un ser tan varonil reducido a tanta pena me hizo sentir la persona más miserable del mundo.

—¿por qué haces esto, yena?

estaba confundida por su pregunta, pues el contexto variaba entre tantas situaciones, no sabía cuál de todas mis acciones me cuestionaba —¿a qué te refieres?

—¿qué cambió la forma en que me veías?

suspiré, era cuestión de tiempo para que esa pregunta llegara, ni siquiera yo tenía una respuesta clara ante eso —jamás te vi como ellos, solo pensaba que eras pedante, y no te culpo, tenías que encontrar una forma de defenderte. pero no creo que mi pensar cambie el de ellos, ni estoy interesada en que lo hagan, sé que en algún momento tendrán lo que merecen.

su mirada bajó hasta el piso, estaba en silencio tal vez revaluándose el por qué estaba aquí.

—si quieres irte está bien, seonghwa— no me costaba entender su posición, entendería perfectamente si deseaba retirarse o no volver a hablarme, si dudaba de mí o mis intenciones.

—¿ya no soy park?— su mirada se levantó al oírme pronunciar su nombre, sonreí ligeramente.

—¿cómo prefieres que te llame?

—ya me acostumbré a que me digas park— asentí y dejé mi atención posarse en él, comenzaba a pasar sus manos por encima de sus piernas. sus antebrazos seguían descubiertos y dejaban ver las venas que resaltaban en su piel, un pantalón de vestir negro que quedaba ajustado a sus muslos, marcándolos con delicadeza, mechones de cabello que comenzaban a caer por su frente, resultado de un largo día, su playera ajustada a su cuerpo, junto a su corbata ya un poco desatada, lo deseaba tanto y mi impaciencia era tan grande que podía saltar en ese preciso momento sobre él, pero no quería perder la mejor parte; ponerlo a prueba, y tenerlo rogando.