CAPÍTULO 1

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Tres días ha pasado desde el inicio de la temporada de cortejos. Muchos pensaban que las palabras de Satoru el día de la presentación no era más que una broma para molestar al tigre de bengala, sin embargo, para sorpresa de muchos y desgracia del pelirrosa, aquellas palabras habían resultado ser más que ciertas.

Desde ese día, Satoru ha estado cortejando al precioso ejemplar rayado, aunque este parece de todo menos feliz, pues en cada intento le ha despreciado e incluso, esta mañana terminaron agarrándose a golpes porque intentó entrelazar sus colas.

- ¡Esta actitud es inaceptable! - gritó el directo, Yaga, completamente fuera de sus cabales, al ver a ambos ejemplares con curitas y vendas. Desde hace 15 años dirige el lugar y jamás se había topado con este tipo de incidentes. - Satoru, conoces las reglas. Si él no acepta tus cortejos, no puedes obligarlo. - reprendió al albino, quien solo desvió la mirada. - ¡Y tú! - esta vez se dirigió a Yuji. - Si no quieres recibir un cortejo, recházalo apropiadamente. - acarició el puente de su nariz y soltó un pesado suspiro.

- Lo rechacé desde el primer día, él es el que sigue insistiendo. - bufo el más bajo. Para diversión del más alto sentado junto a él.

- ¿Qué demonios voy a hacer con ustedes? - gruñó antes de volver a tomar asiento. - Ningún otro de los participantes quiere compartir habitación con ustedes, y aunque podría ponerlos en habitaciones individuales y a una milla de distancia, sé que eso no disminuirá sus enfrentamientos. Son ambos carnívoros y eso hace las cosas más difíciles. - hizo una tendida pausa.

Ambos ejemplares tenían una idea de lo que estaba a punto de pasar, sin embargo, para el albino era la mayor de las fortunas y para el pelirrosa sonaba como sentenciarlo al mismísimo infierno.

- A partir de ahora serán compañeros de cuarto. Sé a la perfección la territorialidad que sus especies tienen, pero deberán aprender a convivir en el mismo espacio, de lo contrario los enviaré al bosque una semana. - advirtió fulminando ambos jóvenes con su mirada.

Y es que, aunque son ambos depredadores, se dice que los bosques de los centros de cortejo están llenos de aquellos que jamás pudieron encontrar pareja, muchos de ellos son depredadores y en algunos casos, como el de este centro, es una manada de lobos la que ronda el lugar. Sobrevivir ahí afuera sería casi imposible, ya que independientemente de sus respectivos tamaños en sus formas animales, un tigre o un leopardo de las nieves, por sí solos, no pueden enfrentarse a una manada de lobos que ya no conservan su raciocinio humano.

Ninguno replica a la orden del mayor. El director les obliga a estrechar las manos como son de buena voluntad de cada uno. A regañadientes Yuji lo hace, mientras que Satoru parece emocionado con el breve contacto.

Yaga los deja en el centro de detención, cada uno en una esquina de la habitación, mientras sus pertenencias son reubicadas en una misma habitación. Dicha mudanza no toma mucho tiempo, ya que ni siquiera habían terminado de desempacar.

Ambos son reubicados en una amplia habitación en el noveno piso del edificio. La vista al bosque es espectacular, y al abrir la ventana pueden sentir el dulce aroma de la naturaleza acompañado de un cálido clima. Dicha sensación para Yuji es el cielo, pero tan ameno momento se ve opacado cuando Satoru enciende el clima a la temperatura más baja disponible, ya que a diferencia de Yuji, no tolera bien el calor.

- Si dejas eso así me voy a morir de hipotermia. - se queja el pelirrosa mientras busca el control.

- No soporto los climas cálidos, soy un leopardo de las nieves por si no te has dado cuenta. - sus orejas y cola se mueven al compás de sus palabras dando una adorable imagen. Yuji se reprende mentalmente por pensar aquello y niega de inmediato con la cabeza.

AST - 45 DÍAS PARA ENAMORARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora