CAPÍTULO 7

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🐯🩵 MINI MARATÓN 5/5 🩵🐯

Con los primeros tayos de sol filtrándose por la ventana, Satoru fue el primero en abrir los ojos. Habiendo olvidado parte de su enojo por lo sucedido la noche anterior, aún adormilado, contempló al precioso ejemplar que tranquilamente dormía entre sus brazos.

El pequeño tigre que le había robado el corazón desde el primer día yacía abrazado a él, con el rostro escondido entre su pecho y con su cola entrelazada a la esponjosa del albino. Ver la inocencia de su rostro en ese momento tan vulnerable lo hacía cuestionarse como es que un ser tan lindo puede ser tan cruel.

- Eres demasiado intenso. - susurró Yuji aún con los ojos cerrados. Ronroneó mientras escondía más su rostro. - Buenos días. - agregó unos segundos después.

- Buenos días, Yuji. - respondió Satoru también con un ronroneo.

Se quedaron así un rato más hasta que Satoru decidió levantarse. Yuji seguía dormido, pero no tardó mucho en despertar, ya que sin el calor del albino en su nido, el frío le caló rápidamente en el cuerpo.

Ese día siguieron con normalidad sus rutinas, compartieron el desayuno en el gran comedor, pero esta vez en completo silencio, y de igual forma sin abordar el tema de la noche anterior, se marcharon a sus respectivos hábitats.

El enojo seguía siendo bastante palpable en el ejemplar manchado. Por primera vez en tres semanas estaba dudando de su cortejo.

- ¿Vamos a jugar a la cacería, vienes? - un hermoso zorro de las nieves interrumpió sus pensamientos.

- No, hoy no. Paso. - respondió sin siquiera verlo.

- Si te sientes mal, avísanos. - agrego el más pequeño antes de retirarse. Era evidente que después del incidente de hace poco más de una semana, otros ejemplares se mantuvieran alerta para ayudarle a la brevedad posible. Eso le molestaba, sentía que lo consideraban débil, pero a la vez le alegraba, ya que muchos habían dejado de temerle.

Sintiéndose contrariado por sus sentimientos, prefirió adoptar su forma animal, de esa manera el resto no podría leer sus facciones. Así pasó toda la tarde, se movía de lugar cada tanto y se tiraba panza arriba, y abrazaba su cola, incluso la mordía de forma adorable. El resto se divertía al verlo así, pero nadie comentaba nada por temor a que no tomara las cosas bien. Lo que menos querían era un conflicto con él.

Poco a poco los ejemplares invernales se fueron retirando hasta que solo quedó él. Estaba bajo un claro, sobre un montículo de nieve, sus manchas negras resaltaban sobre toda aquella blancura, por lo que era fácil distinguirlo.

En su cabeza cientos de preguntas se acumulaban, pues no quería adoptar su forma animal de forma permanente o perder su conciencia, pero justo hoy que por fin alguien había captado su atención parecía no importarle. Gruñía sin reparo dando a entender que hablaba solo.

Su concentración era tanta que no se percató que cierto ejemplar rayado había ingresado al hábitat. Yuji en su forma animal había adoptado su modo sigilo, por lo que avanzaba a paso lento y con el cuerpo muy cerca del piso. Le parecía divertida la forma descuidada en la que Satoru parecía no estar en guardia, así que aprovechando aquello, se acercó tanto como pudo antes de dar el gran salto y caer sobre el albino.

El susto que Satoru se llevó por el repentino ataque de Yuji, le hizo saltar casi un metro, y haciendo gala de su poca coordinación, rodó cuesta abaja por el montículo de nieve hasta llegar a su base y luego ser cubierto por una gruesa capa de nieve.

- ¡¿Pero qué demonios?! - exclamó tan pronto asomó su cabeza entre la nieve. Había regresado a su forma híbrida.

Una estruendosa risa fue la respuesta a su sobresalto. - Eres demasiado descuidado, Satoru. Si estuviéramos en la naturaleza, definitivamente, serías mi presa. - el pelirrosa también había adoptado su forma híbrida y con suma tranquilidad descansaba en la cima de la montaña de nieve.

AST - 45 DÍAS PARA ENAMORARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora