CAPÍTULO 3

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🐯🩵 MINI MARATÓN 1/5 🩵🐯

Las visitas de Satoru a la habitación aclimatada de Yuji se han vuelto una constante de todos los días. Compartir tiempo hablando de cosas que les gustan, observarlo, leer, tomar siestas o simplemente hacerse compañía en silencio son solo algunas de las actividades que llevan haciendo los últimos cinco días. Sin embargo, poco a poco aquellos cambios tan drásticos de temperatura han comenzado a pasarle factura al albino. La mañana del doceavo día, se despertó con un dolor de cuerpo terrible y era claro que tenía fiebre. No quería admitirlo, pero en serio se sentía muy mal. Incluso la habitación que comparte con Yuji no se sentía lo suficientemente fría.

Salió de la cama antes de que el menor se despertara, apoyándose en los muebles de la habitación, se dirigió al baño y tomó una ducha muy fría intentando aliviar su malestar. Se vistió en silencio con ropa holgada y caliente, muy impropio de él, puesto que posee un pelaje bastante denso comparado con otros felinos. No quería ser visto en ese estado porque temía que Yuji le prohibiera seguir visitándolo en su hábitat, solo se limitó a dejarle una nota en la pequeña mesa de noche junto a la cama:

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Buenos días, Yuji.
Lamento no haberte esperado como siempre, tengo algunas cosas que hacer, pero prometo ir a verte tan pronto termine.
Satoru.

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No se molestó en ir por el desayuno como todas las mañanas, al contrario, corrió a la habitación aclimatada para bajas temperaturas y se refugió en el rincón más frío. Su cuerpo dolía, su visión era ligeramente borrosa, su respiración era agitada y comenzaba a tener breves espasmos debido al malestar. Al poco tiempo adoptó su forma animal y saltándose sus costumbres naturales, se hizo bolita y se apresuró a dormir.

Era la primera vez que se sentía así de mal, tenía frío, pero al mismo tiempo calor. Quería quitarse su precioso manto blanco y a la vez quería abrigarse, era ilógico, pero no razonaba correctamente.

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Yuji se despertó un rato más tarde. Para su sorpresa, Satoru no estaba. Leyó la nota y bufó con un poco de molestia, después de todo, ya se había acostumbrado a ser despertado por un ruidoso y muy alegre leopardo de las nieves.

- Supongo que él también tiene cosas que hacer. - se dijo a sí mismo mientras salía de la cama. Apagó el clima y abrió la puerta de la pequeña terraza, donde se estiró mientras se calentaba con los tenues rayos del sol.

Siguió su rutina como de costumbre, tomó un año tibio, se vistió y fue directo al comedor, donde, de nuevo, no había rastros de Satoru. Aquel misterio hizo que algo en su interior se removiera, era una mezcla de preocupación y ¿celos?

Había escuchado que adicional a ellos dos había un par de ejemplares de tigre más y una chica leopardo, por lo que cierta duda despertó en el corazón de Yuji, ¿acaso se habrá aburrido de mí? Pensó mientras jugaba un poco con su comida y bajos gruñidos escapaban de sus fauces.

Y si no es eso, ¿qué es tan importante para que ni siquiera vaya por su desayuno el día que sirven su comida favorita?

Preguntas de diferente índole comenzaban a dar vueltas en su cabeza, y como no, si Satoru se la había pasado pegado a él desde el día uno y lo había cortejado de diversas formas intentando llamar su atención. Incluso le hacía nidos cada noche, aunque no se lo pidiera, lo abrigaba con su cola e iba a verlo a su hábitat todos los días. Romper la rutina de forma tan abrupta no parecía algo propio de Satoru.

Negó suavemente con la cabeza para parar aquellos pensamientos, golpeó sus mejillas con ambas manos con tal fuerza que terminó captando la atención de todos en el comedor, quienes lo miraban extrañados, después de todo habían pasado de ser felinos temidos a unos muy amados por todos. Se forzó a ignorar esas miradas curiosas y se obligó a comer, luego hablaría con él.

AST - 45 DÍAS PARA ENAMORARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora