🐯🩵 MINI MARATÓN 4/5 🩵🐯
Una semana después de la salida de Satoru de la cámara fría, su salud había mejorado muchísimo y su ánimo estaba completamente renovado. Sin embargo, aún tenía prohibido regresar a la habitación aclimatada de Yuji por obvias razones, y es que no querían arriesgarse a una recaída por parte del ejemplar.
Sin mencionar que ya se encontraban a la mitad del período de cortejo y por alguna razón, Satoru sentía que no había logrado avanzar con Yuji, pues este de alguna forma lo evitaba tanto como le era posible. Ya no compartían las mañanas juntos y tampoco podía pasar tiempo con él por las tardes. Únicamente lo veía por las noches cuando hacía su nido y se disponían a dormir.
El albino no quería expresarlo, pero estaba muy confundido, pues el pelirrosa había sido muy atento y considerado mientras estuvo en el edificio este. Incluso lo había besado, pero ahora apenas y le dirigía la palabra. No le había dado ninguna explicación, pues se excusaba diciendo que estaba muy cansado e iba directo a la cama.
Esa noche, como muchas otras, preparó el nido, aunque no con tanto esmero. Sabía que quería al tigrecito, pero ¿qué sentido tenían sus atenciones si al otro parecían no importarle? Tan pronto como terminó, Yuji entró a la habitación.
- Hola - susurró a medida que se acercaba.
- Ah, hola. - respondió el más alto antes de acomodarse en su cama.
Yuji al verlo así se preocupó, temía que volviese a sentirse mal. Se acercó a Satoru y justo cuando estaba a punto de tocar su frente para verificar su temperatura, este apartó su mano con un movimiento nada amable.
- ¿Te sientes mal? - soltó sin apartar su mirada.
- Nah. Estoy bien, como siempre. - era evidente su mal humor y es que como no estarlo, si se ha esmerado tanto. Razón por la que ni siquiera se molestó en disimularlo. - Tu nido está listo. Ya te puedes ir a dormir. - se giró para darle la espalda.
El hermoso ejemplar rayado no comprendía a que se debía el cambio, si todo parecía ir bien entre ambos. ¿Qué pasó? ¿Qué cambió? Además, ¿cómo diablos le daría la sorpresa de acompañarlo a su hábitat si ni siquiera quería dirigirle la palabra?
Tomando un poco de valor y mucho autocontrol, rodeó la cama hasta quedar frente a Satoru, quien estaba haciendo un infantil puchero. - Sabes que no leo mentes, ¿verdad? Si no me dices que diablos te pasa, no sabré como ayudarte y eso es malo para ambos, considerando que compartimos habitación. - su tono era firme y a la vez dulce. No pretendía lastimarlo, pero sí buscar la mejor forma de sobrellevar las cosas.
Tomó el control del clima y bajó la temperatura más de lo normal. Satoru aún molesto, volvió a girarse para darle la espalda, sin embargo, estaba atento a lo mucho que Yuji estaba bajando la temperatura del lugar, era inusual, pero no dijo nada. No cedería a sus caprichos.
- Si no quieres hablar... Bien. - musitó el pelirrosa mientras se alejaba.
Sintió aquellas palabras como un terrible puñal, pues quería que Yuji le insistiera un poco más. Estaba por girarse de nuevo cuando escuchó como la cama del tigre era arrastrada hasta juntarse con la propia. Se giró de inmediato para ver como Yuji subía a la cama y acomoda el nido más cerca de Satoru.
Esta vez había algo diferente en el nido, este era más grande, como si Yuji lo hubiese acomodado para dos personas en lugar de una. El pelirrosa fue por más mantas y por primera vez había armada un nido, y era perfecto.
- ¿Dónde aprendiste eso? - cuestionó Satoru al ver el esmero que Yuji ponía. - Los de tu especie no saben hacer eso. - su cola se movía con emoción. Según leyó, los leopardos de las nieves se hacen de nidos en cuevas para mantener el calor durante las nevadas. Incluso su cola cumple una función similar a la hora de dormir debido a las inclementes condiciones en las que viven, por lo que es lógico que el resto de grandes felinos que viven en zonas cálidas no sepan hacer uno.
- Eso no importa. - desvió la atención de la pregunta mientras continuaba muy concentrado en su tarea. - Tu especie se caracteriza por este tipo de cosas y por el uso que le dan a sus colas. - admitió al terminar de acomodar todo. - Siempre lo hacen por sí mismos, pero tú lo has hecho por mí muchas veces, así que es normal que quiera devolverte el favor al menos una vez. - sonrió mientras se acomodaba al interior del cálido nido.
Palmeó con su mano el área vacía, invitándole a unírsele. Satoru lo pensó por unos segundos, pero Yuji no estaba de humor para esas cosas, así que dejó el clima a la temperatura más baja que daba, menos 39 grados. Una temperatura aún tolerable para ambos, pero que sin duda les daría problemas a Yuji para dormir tranquilamente. - Eres injusto. - soltó por fin el mayor. - No te entiendo. Hace unos días no hacías más que quejarte, luego pasamos mucho tiempo juntos en tu hábitat. Estuviste conmigo cuando enfermé e incluso me besaste al salir. - sonaba bastante dolido. - pero llevas casi una semana evitándome, apenas te veo por las noches y solo vienes directamente al nido. No puedo ir a verte y tú tampoco quieres verme, hay días en los que ni siquiera cruzamos palabras. ¿Cómo pretendes que me sienta al respecto? - reclamaba sin moverse de su lugar.
La expresión de Satoru era una mezcla de enojo, confusión y dolor. Quería sentirse aceptado por Yuji, ¿acaso su cortejo no era suficiente? Se esmeraba cada día por hacerle un nido hermoso, pero en todo este tiempo él jamás lo había halagado por ello. Incluso un "gracias" sería suficiente, pero el menor no mostraba interés alguno.
El tigre no comprendía por completo su molestia, por lo que frustrado y soltando un bufido, se acercó sin decir más nada. Tomó al albino por el cuello de la camisa y lo jaló hacia el interior del nido. Tan pronto Satoru cayó sobre las mullidas cobijas, se incorporó de inmediato, ahora si estaba muy molesto y su gruñido delató su estado de ánimo.
Todo se esfumó en cuanto se sentó y vio un leve sonrojo adornando las mejillas del pelirrosa. Este lo obligó a tumbarse dándole la espalda. Satoru no dijo nada, Yuji simplemente se acomodó detrás de él, entrelazó sus colas y abrazándolo, apoyó su frente en la espalda del más alto. Por supuesto, el leopardo no se negó a ninguna de estas acciones, al contrario, parecía sorprendido.
Pero nada lo preparó para escuchar el fuerte ronroneo que Yuji había comenzado a emitir a medida que restregaba su rostro en la espalada del albino. Se trataba de un sonido muy especial, ese que hacen cuando están marcando a su pareja, pero al mismo tiempo cuando está muy feliz.
- No te entiendo, Yuji. - sus manos se posaron sobre las del menor, quien apretaba con fuerza la tela de su camisa.
- Lo siento, Satoru. Lo hablaremos mañana, ¿si? Hay algo muy importante que quiero mostrarte. - continuó con sus suaves movimientos.
La sensación de haber lastimado a ese idiota le dolía. El no haberlo visto con tanta regularidad durante esa semana le resultó agobiante, ya se había acostumbrado a su ruidosa presencia, pero todo tenía un motivo, se había esmerado demasiado y definitivamente, no permitiría que Satoru lo arruinara con una escena como esa, aunque no podía culparlo por sentirse mal.
- Está bien. Buenas noches. - susurró resignado. Se sentía tan cálido estar de esa forma, que no puedo evitar comenzar a ronronear también. Yuji sabía como tenerlo a sus pies con ese tipo de cosas.
Entre ronroneos y suaves bufidos, ambos ejemplares se quedaron profundamente dormidos.
Con una enorme sonrisa en los labios, el pequeño tigre era el más emocionado porque pronto amaneciera, pues pronto empezaría su período de cortejo y ya tenía la primera sorpresa para el albino.
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Mejor tarde que nunca. En un rato subo el capítulo 7 y último del mini maratón. :3
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AST - 45 DÍAS PARA ENAMORARTE
FanfictionActualmente, todos los humanos tienen rasgos animales, desde tiernos bigotes, hermosos plumajes o colas esponjosas que los hacen envidiables. Es raro ver a un humano sin algo diferente, por así decirlo. Sin embargo, al ser las mezclas tan variadas...