CAPÍTULO 9 - PROVOCAR

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Eddie: "Ya deja de mirarme así. Chim se dará cuenta".

Buck: "¿Así cómo...?".

Eddie: "Ya sabes. Detente".

Buck: "¿Cómo si estuviera recordando lo que hicimos la otra anoche...? Lo lamento, pero sólo tengo que cerrar mis ojos para ver el número de pecas que tienes".

Eddie leyó el mensaje y sonrió un poco recordando cómo había pasado la punta de su dedo por cada lunar de su espalda. Al parecer tenía diecisiete, y que Buck supiera ese detalle tan aleatorio e íntimo le hacía sentir calor en su pecho. Al rato entraron más mensajes, uno detrás del otro. Puso su celular en silencio para no llamar la atención y continuó leyendo.

Buck: "También sé cómo brilla tu mirada justo antes de besarme...".

Eddie lo miró a los ojos a través de la mesa diciéndole que tenía ganas de hacer exactamente eso.

Buck: "Tengo grabado el aroma de tu cuerpo en mi cuerpo...".

Dios, él también era adicto a su olor. Quién hubiera pensado que Buck tenía un lado casi poético.

Buck: "Si me quedo callado, puedo escucharte gemir mi nombre...".

Ok, su cuerpo estaba recordando y reaccionando. Tenía que pensar en otra cosa. Se acomodó en su silla y tomó un sorbo de café. Vió cómo su pantalla se encendía nuevamente.

Buck: "Y todavía puedo saborear tu polla dura, caliente y chorreante en mi lengua..."

Eddie escupió, se atragantó con el café que bebía y comenzó a toser de manera desesperada. ¡¿Qué demonios?!

Chim que estaba sentado justo al frente suyo levantó la vista del diario que leía y lo miró con el seño fruncido.

- Ey Eddie ¿te encuentras bien?.

- Si si... todo bien - le respondió con la voz ronca mientras tosía un poco más y fulminó a Buck con los ojos llenos de lágrimas producto de la tos. Seguramente también tendría la cara toda colorada.

El muy bastardo trataba de disimular una sonrisa y hacía como si nada hubiera pasado. Como si no estuviera sexteando a plena luz del día, en medio de su turno laboral, con sus compañeros alrededor. Carajo, cualquiera podía leer ese mensaje por error. Bloqueó su celular y se lo guardó en el bolsillo del uniforme. Lo peor era que esa no había sido la única vez que lo había provocado. Esa mañana le había rozado la cintura al pasar por al lado suyo en cada ocasión que tenía. Luego aprovechó el estrecho espacio entre la heladera y la isla en la cocina para agarrarle el trasero con fuerza y él dio un pequeño salto por la sorpresa. Por suerte nadie lo notó. No dejaba de mirarlo con el deseo escrito por todo su rostro y ahora esto.

Ya hacía tres semanas que estaban juntos y no podía estar más feliz. Todo el estrés, la angustia y los celos desaparecieron. Se sentía en calma y a la vez eufórico. Estar con Buck, besarlo, abrazarlo, acostarse juntos y dejar que lo sostuviera en la noche era increíble. Despertarse con él era increíble. Reirse con él era increíble. En definitiva, todo con respecto a Buck: era increible. No porque él fuera alguien fuera de lo común, o tal vez si, sino por cómo congeniaban.
Aunque les resultaba difícil no tratarse como querían en público. Los mensajes de Buck no ayudaban para nada. Ya era muy normal para Eddie darle un beso cada vez que lo veía a modo de saludo o sólo porque sí y tenía que concentrarse mucho en no abrazarlo o tomar su mano. La naturalidad con la que se adaptó a su nueva relación lo sorprendió un poco.

Con los turnos y sus vidas alocadas se hacían tiempo cada vez que podían para estar juntos en privado. Porque a pesar de que la 118 era cómo una familia y los quería mucho a todos, eran casi cómo una familia de verdad, y eso quería decir que era bastante complicado mantenerlos a raya fuera de los turnos ya que siempre querían reunirse y caían de visita sin avisar. Chim era la pareja de Maddie, la hermana de Buck, y ella tenía una llave de su departamento, por lo que cuando necesitaba algo o simplemente quería ver a su hermano, entraba muy tranquila y por lo general iba acompañada de Chim. A raíz de que una tarde casi los descubriera besándose en la cocina y en otra ocasión encontrara a Eddie sin camisa sentado en el sillón, después de inventar la excusa que se había derramado café encima, decidieron poner un pasador en la puerta o reunirse en lo de Eddie para mayor seguridad.

BURNING SLOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora