CAPÍTULO 11 - SI

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El sonido de platos y el olor a café lo despertaron.  Aún sin abrir los ojos podía sentir la cama fría en el espacio donde Buck había dormido. Giró sobre su derecha para apoyar la cabeza en la almohada que él usó y aspiró su perfume. En realidad no sabía a quién pertenecía. Ahora todo lo que olía era el aroma de su cuerpo mezclado con el suyo y sonrió. 

Todavía con los ojos cerrados y en un estado perezoso, continuó acostado y recordó la noche anterior. Sintió una burbuja de emociones crecer en su interior y sonrió más ampliamente. Le habría encantado no dormiste de inmediato luego de compartir algo tan especial, pero no lo pudo evitar. Fue como si su cuerpo y cerebro hubieran entrado en cortocircuito y no pudieron asimilar el deseo abrumador que lo consumió todo. Tenía algunos recuerdos de Buck saliendo de él y luego pasando algo húmedo para limpiarle el cuerpo. También recordaba la calidez de su abrazo y la sensación de seguridad que lo rodeaba. Había sido una noche increíble y ahora estaba ansioso por pasar la mañana con él.

Soltando un suspiro de satisfacción, se incorporó para salir de la cama pero rápidamente se detuvo cuando quiso ponerse de pie. Estaba familiarizado con tener las piernas un poco rígidas o los hombros y la espalda baja tensos después de una noche de sexo, pero sin duda tenía molestias corporales nuevas.  Hizo una mueca cuando se removió tratando de averiguar el rango de incomodidad que sentía. Dolía un poco, pero era tolerable.

No estaba enojado con Buck por su fuerza. Si mal no recordaba, él mismo le gritó y le rogó descaradamente que lo follara más rápido y fuerte, y en medio de toda esa bruma de cuerpos calientes y la promesa de un orgasmo épico, no tuvo en cuenta la mañana siguiente y sus respectivas consecuencias. Aunque no se arrepentía por nada. Sólo había sido la primera vez, ya se acostumbraría y no faltaría oportunidad para devolverle el favor a Buck.  A decir verdad, poder sentirlo aún entre sus piernas era excitante. Un sucio secreto que nadie más conocía, e inevitablemente, su polla comenzó a despertar. Estaba desnudo sentado en su cama y todavía escuchaba a Buck en la cocina por lo que decidió que mejor no haría nada con su erección. Por ahora. 

Primero necesitaba una ducha y desayunar algo. 

Sonrió de lado cuando en la mesita de noche vió un vaso con agua y una pastilla de ibuprofeno a su lado. Claramente Buck sí había pensado en todos los detalles. Otro calor creció en su pecho, le dió las gracias mentalmente por cuidarlo y luego de tomar el analgésico se dirigió a la ducha al tiempo que pensaba en todas la formas en las que le gustaría cuidarlo a él, y rogó a quien estuviera escuchando que le permitiera hacerlo por mucho tiempo.

Concentrado en su tarea de cocinar huevos revueltos, tostadas, algo de tocino, café y jugo de naranja, no se percató que Eddie había despertado así que lo tomó por sopresa cuando sintió sus brazos rodearle la cintura por detrás y darle un pequeño beso en el hombro derecho.

- Buenos días, dormilón - le dijo Buck con una sonrisa mientras revolvía los huevos en la sartén.

- Buenos días. Huele delicioso...- respondió con una voz sexy y ronca junto a su oído - ¿Compraste todo esto para desayunar? ¿A qué hora despertaste?

Como Eddie no se había separado de su espalda y continuaba abrazándolo y pasando la mano por su pecho, Buck apagó el fuego de la cocina y giró para enfrentarlo. Posó las manos en sus caderas y lo besó.

- Hace alrededor de una hora y media. No tenías mucho en la heladera, así que hice un pedido a la tienda y lo trajeron - le respondió levantando los hombros, restándole importancia - quería darte una sorpresa.

Eddie miró a esos hermosos ojos azules un poco avergonzados y no pudo evitar besarlo. Buck era tan especial, siempre pensando en él, siempre cuidándolo. Incluso en el trabajo.

BURNING SLOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora