Planes.

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Oficina del director del instituto.

- Eres una pendeja loca -dijo a voz baja creyendo que no le escuché.

Estoy con Damián, porque, luego de lo que dijo, me lancé a golpearlo. A decir verdad, no sé que me pasa con él.

- Y tú igual, perro -suspiré-. No puedo estar castigada, tengo cosas que hacer, miles.

- ¿Y crees que yo prefiero estar aquí escuchándote cacarear? - respondió mientras ajustaba su uniforme.

Pasaron unos 12 minutos en los que, el director, nos dio una charla sobre que manchamos el nombre del instituto por pelear, esa no es la forma, blah, blah, blah.

Por suerte para mí, yo soy una buena estudiante y me castigaron con limpiar solamente. E igualmente a él.

- Tendremos que limpiar... Juntos -miré a Damián.

- No, tú limpia tu lado, yo el mío -dijo cortante-. No quiero tener que ver nada contigo.

Caminé a mis casilleros y recibí unos mensajes. Eran de mi padre. Al parecer había una fiesta con sus socios y quería que asistiera con él. Tuve que decirle la verdad y mencionar que tardaría un poquito porque debía limpiar como castigo.

Volví a mi clase, entré disculpándome con el profesor.

Luego de eso, la clase transcurrió sin más.

- Bonnie, ¿qué tal? -llegó Tad a mi lado.

- Castigada, por culpa del mismo idiota.

- Pero, ¿qué te traes con ese chico? -me miró fijamente-. Parece que le buscas y buscas pelea.

Mi mirada se enfoco en él de forma seria y molesta.

- ¿Es en serio, cree que yo le busco? -tomé mis cosas del casillero y caminé tratando de dejarlo atrás.

Él suspiró y me siguió lentamente.

Pasó el tiempo rápidamente, arreglé las cosas con Tad. Iría al casillero a tomar y guardar unas cosas, Tad se había ido ya. 

- Bien, hora de limpiar -suspiré cerrando el casillero y me dirigí caminando lentamente acomodando mis audífonos. 

A lo lejos vi a Damián Stones, estaba en la puerta de un salón, sacando la basura de lo que ya había barrido.

- Que rápido -me quedé mirándolo nuevamente.

- ¡Deja de mirarme como babosa gafitas! -tomó una bola de papel que estaba cubierta de cinta y me la lanzó.

- ¡Hey! -iría hacia él-. ¿Quieres más golpes?

- Dios que amargada, no soportas nada, ¿estás en tus días? -me cerró la puerta en la cara antes de que llegara.

- Tú eres el imbécil que provocó que nos castigarán, tengo que acompañar a mi padre a una fiesta -suspiré-. Y por tu culpa llegare tarde.

- Tú eres la loca sin control que hizo eso -salió del salón-. Ahora ve a limpiar, así saldremos de aquí.

Me iría a limpiar otro salón. 

Ese maldito idiota, no entiendo por qué tuvo que cambiarse a mi clase.

Luego de una hora y minutos terminamos, rápidamente salí corriendo hacia el estacionamiento donde estaba mi coche, para ir a casa. Al subir al coche vi a Damián, abordó un Ford Mustang Fastback del 1968 creo que es. Sí, me encantan los coches, sé de mecánica.

Encendió el coche y el motor sonaba bastante bien.

- ¡Nos vemos gafitas! -salió emitiendo mucho ruido con rapidez.

- ¿Nos... Vemos? -encendí mi coche y me iría igualmente.

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⏰ Last updated: Oct 25 ⏰

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Sombras en el corazón.Where stories live. Discover now