P A R T E 11

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De niña mi padre puso un columpio con un neumático y cuerda en el árbol del jardín detrás de casa, adoraba columpiarme de arriba a abajo por horas ya que me daba una sensación de adrenalina en el estómago, cada vez me impulsaba para ir más arriba y me emocionaba pensar que algún día daría la vuelta completa en el columpio. Estar frente a Jeff en esta situación era más emocionante que eso, mil veces más, mi boca se sentía algo seca y me sentía muy nerviosa.

-Te ves diferente.- dije mirándolo fijamente a los ojos con la intensión de que el no apartará la vista de mi, tenía que ser lista, darle una señal de alguna forma en la que no fuera obvio.

-Si, estos imbéciles hicieron lo que se les dio en gana, incluso esta maldita camisa de fuerza, imáginate linda, me trasquilaron como a una maldita oveja, suturaron como si fuera un perro, ninguno tiene esas lindas manos suaves como las tuyas.

Sonreí un poco ante su comentario aunque después de un microsegundo volví a ponerme seria, aunque sabía perfectamente que él lo había notado,  me había sonreído ampliamente de vuelta; él también era listo, sabía que no haría ningún drama o perdería el control, estaba sereno y confiado.

-¿Te tratan mal?

-Horrible, estos idiotas no son tan hospitalarios como yo quisiera, se la pasan inyectándome mierdas que me hacen sentirme mareado y cansado, todos son unos bastardos.

Di un vistazo a mi alrededor, los oficiales no me miraban en lo absoluto, los cuatro pares de ojos estaban bien fijos solo en Jeff, los dos de detrás de él estaban algo sorprendidos, seguro por qué Jeff se negaba a hablar con ellos y conmigo se soltaba muy naturalmente.

-Jeff.- tomé la iniciativa y le hablé directamente.- Quiero saber dónde están las otras chicas, ¿Que hiciste con ellas después de llevarlas a la cabaña?.

Fueron largos segundos en los que su mirada no se despegó de la mía, lo supe al instante, el intentaba leerme, el sabía de antemano que solo había llevado a una y probablemente intuía que yo necesitaba algo.

-¿Sabes?, Aquí hablaba con una enfermera, la linda chica a la que le arranqué la garganta, ella conversaba mucho conmigo.- Dijo cambiando el tema y mirando al piso.- Solo con ella hablé porque admito un poco que se parecía a Serena, bueno, en los ojos, en fin... ella guardó en secreto que hablamos muchas veces, y en esas platicas ella me convencía de que estaría mejor sin mí, que tendrías una vida normal y feliz, que seguramente tendrías hijos con un imbécil que te querría igual o más que yo pero en una forma "sana", me convencí que seguro lo serías, a todas las chicas a quien amo les espera el mismo final y cuando me aburro ó las veo como debilidad tengo que matarlas, al menos una vez no quise eso para alguien y decidí quedarme, solo aquí me pueden mantener lejos de tí, solo con la mierda que me meten a diario puedo olvidar un instante esta sensación tan ansiosa de quererte conmigo , solo... solo por eso estoy aquí.

Prácticamente me había confesado que solo estaba aquí porque él quería, y no lo dudaba, si él quisiera hubiera escapado hace mucho, el loco bastardo que yo conocí seguramente ya habría matado a todo el hospital y hubiera salido en su primera noche.

-Si hablabas con la enfermera ¿Por qué la mataste?.

Miró hacia un lado.

-Hacía mamadas fatales, yo le gustaba mucho y decía mucha mierda sobre cuando yo me recuperara, era una extraña fetichista... me aburrí y me hizo enojar que me quisiera para ella sola.

Miré a otro lado abrumada, no me esperaba esa respuesta tan directa.

-¿Y que pasa entonces con las chicas de la montaña?.- Volví a mi mirada fija en sus ojos, estos resplandecieron, parecía captar que necesitaba retomar el tema a como diera lugar.

L O V E ( Jeff the Killer 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora