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Capitulo 37

En la mente de Wen Jin, Mary realmente no podía amenazarlo, y Coen no tenía ni la calificación para intentarlo.

La palabra "amenaza" era extremadamente repulsiva para Wen Jin.

Porque, generalmente, si alguien lo intenta una vez, ya sea que tenga éxito o no, es muy probable que lo intente una segunda vez. Y si lo hace repetidamente, algún día lo logrará, y esa posibilidad era suficiente para hacer que el zorro se sintiera incómodo.

Por eso Wen Jin se resistía firmemente a cualquier tipo de amenaza. Es como si alguien sostuviera un cuchillo y lo apuñalara aquí y allá, buscando una parte blanda, y luego observara cómo clavarlo profundamente. Aunque describirlo de esta manera podría parecer que la dificultad cae del Monte Everest a la Fosa de las Marianas, más o menos la idea es la misma.

Wen Jin no permitiría que personas o bestias hostiles hacia él encontraran su punto débil algún día.

Los tres carámbanos suspendidos en el aire se movieron con una velocidad increíble, envueltos en la energía espiritual refinada por Wen Jin, como si pudieran cortar el aire, dejando tajos afilados en el espacio mientras se dirigían hacia Coen con un frío penetrante.

Coen abrió los ojos de par en par. Los tres carámbanos aparecieron tan de repente que, instintivamente, quiso levantar la mano para bloquearlos, pero la velocidad de los carámbanos era extremadamente rápida, afilada y decisiva, con una energía como nunca antes había sentido, como un castigo implacable de los antiguos dioses.

La mano de Coen apenas se levantó un centímetro cuando los tres carámbanos ya estaban en su pecho. La sensación de la carne desgarrándose y el dolor agudo penetraron en su cerebro en un instante.

Imposible---

Hasta que los tres carámbanos se clavaron profundamente en su corazón, dejando tres agujeros sangrientos en su cuerpo, la mente de Coen, casi en blanco, solo pudo pensar en esas tres palabras.

El dolor intenso se extendió por todo su cuerpo, y Coen ni siquiera pudo emitir un sonido. Giró la cabeza, mirando incrédulo hacia Wen Jin.

¿Cómo era posible que una bestia contratada tuviera habilidades especiales, y que estas habilidades pudieran materializarse? ¿Por el contrato? Todo el Imperio sabía que el Mariscal Dewitt era un usuario de habilidades de fuego, pero esos carámbanos...

"¡Detrás!" Mary obviamente también había visto los tres carámbanos de Wen Jin. Sus ojos, bajo el maquillaje ahumado, estaban llenos de asombro, pero no preguntó nada. Saltó del suelo, embistiendo a Coen como un ataque final.

Mary tenía mucha fuerza, y empujó a Coen medio metro contra la pared. Con el fuerte impacto, los carámbanos se clavaron aún más, casi hasta desaparecer en el cuerpo de Cohen.

En ese instante, los ojos de Cohen, llenos de incredulidad y odio, se abrieron de par en par. Todavía quería mirar por encima del hombro a Mary, esa bestia que apenas llegaba a sus rodillas, pero el pecho perforado no le permitía siquiera mantenerse en pie. A pesar de su terquedad en intentar levantar la cabeza, Mary ni siquiera lo miraba.

Una vez que se aseguró de que los carámbanos habían penetrado completamente el corazón de Coen, Mary se dio la vuelta y corrió hacia Wen Jin.

Y Wen Jin, que se había acercado para asegurar la precisión de los carámbanos, también reaccionó al recordatorio de Mary.

Detrás de él, la bata blanca que aún conservaba una apariencia humana de repente perdió todo soporte, la piel estalló y del cuerpo emergieron una tras otra pequeñas criaturas negras. Estas criaturas devoraron la forma humana y se derramaron de la bata en un torrente.