Como abejas en panal

Capitulo 12:

Resulta que no lo odia, no odia la idea de casarse, formar una familia y ser cursi con la persona que le importaba.

Resultaba que no le desagradaba la idea de estar tomado de la mano bajo la luz de la luna, mientras tiene una simple charla en medio de una caminata.

Puede sentir como su corazón late cada vez que lo mira, esos grandes ojos cristalinos que brillan cada vez que empieza a murmurar cosas sin sentido y que apenas puede comprender. Pero estaba bien, con solo verle es suficiente para hacerle feliz.

Tomarse de las manos, sentir las caricias en su pelo, las sonrisas incómodas y las risas espontáneas al escuchar un chisme por la calle.

Puede que no se conocían desde hace tanto tiempo, pero Shen Jiu no podía, o más bien no quería dejar de sentir estos cálidos sentimientos brotar de su pecho.

—¿Entonces cual tela crees que seria la adecuada?—mostrándole un par de piezas de telas rojizas a su prometido, Shang Beijing no pudo evitar preguntar—Para mí todas las telas son iguales, pero podría entender que tengas gustos marcados para nuestra boda, en el pueblo natal de donde vengo, usar rojo a la hora de casarse ya no es una tradición necesaria.

—Veo...—esos pequeños momentos donde su amado le contaba con nostalgia, sobre su pueblo natal le traía un nuevo reconocimiento a toda esa situación.

Le causaba dolor en su pecho, saber con solo la mirada del castaño, el dolor de saber que posiblemente el lugar donde creció ya no existía; había llegado hace tiempo a esa conclusión después de verle durante tanto tiempo lamentarse por el simple hecho de caer en la nostalgia.

—¿Y qué colores utilizan las parejas para el día de su boda?—queriendo alargar la conversación, recordó los cursos que tomó con su Shizun para intentar parecer más sociable, sin estar seguro de haber logrado ese cometido.

—Bueno, de todos los colores en realidad. Pero las mujeres en sí eligen colores claros como el blanco para casarse—encogiendose de hombros, él castaño prosiguió—. Aunque se que en las mayorías de partes el blanco se asocia con el luto y la perdía de seres queridos, de donde yo vengo significa algo así como la pureza del corazón.

Peinando uno de sus largos mechones de cabello detrás de su oreja, entrecerro sus ojos al observar detenidamente las pequeñas telas de muestra, acariciando su textura con las yemas de sus dedos.

—Así que solo digo—murmurando, solo titubeó—, y-yo no tengo familia a la que invitar, por lo que me gustaría la idea de dejar de lado la tradición, ¿Ya sabes?, cosas de la nueva era y eso.

—La verdad no entiendo mucho si te soy sincero, pero puedo comprender el hecho de que no quieres usar rojo para nuestra boda—Shen Jiu tampoco era hombre de tradición. Por dios, nisiqueira le interesaba la idea de utilizar velo el día de su boda.

Era alguien que jamás creció con lujo, así que la sola idea de gastar tanto para un solo día le ponía un poco de los nervios; sentía que a Shang Beijing le sucedia lo mismo.

—Bueno, Shioxing. No te miro nada convencido—Shang Beijing no pudo evitar caer directamente a la madriguera de conejo de los malos pensamientos ansiosos.

¡¿Qué?!- no se le puede reclamar nada. No nació siendo un chico seguro de sí mismo, era bajo, pecoso y para nada guapo al lado de Shen Jiu, ¡Por favor!

Solo miren esas largas piernas, esos grandes y bellos ojos verdes, esos labios rosado pálido y sus largas pestañas.

¿Ya mencionó que tenia hermosas pestañas?

—Si, ya lo dijiste. Dos veces Shang Beijing.

Ocultando su rostro detrás de su abanico, disfruto ver como la mente de su amado corría a mil por hora, como si estuviese procesando la información antes dicha.

Ante su sorpresa, el más pequeño pareció entrar en las siete etapas del duelo, desde la aceptación, hasta la ira, desde la tristeza, hasta el dolor.

Él más pequeño cubrio su corazón, sin animarse a ver a los ojos a su prometido.

Jamás pensó que podría ver a alguien con la cara tan roja de la vergüenza.

—¡AHHHH!—con un chillido, escapo rápidamente de la casa de las telas, ante la mirada atónita de la dueña.

—Si, bien. Vamos a querer las telas de la izquierda.