Sabía que le hacía mal, sabía que le estaba destrozando.
Se acabó el cuento de hadas, se terminó la farsa. Debía despertar, debía de volver a la realidad. A la cruda y cruel realidad.
Aunque, todavía tenía la pequeña esperanza, una chispa chiquitita, de que vuelva el hombre del que se enamoró.
Quería que quien lo engañó, lo traicionó, sea solo un imitador, una ilusión, una mentira.Bradley creía que, Max, el verdadero, estaba en algún lado, escondido... Que él existia aún, que aún le amaba. Sin embargo, no era así. Max ya no era Max. Max ya no era su "Maxie"... Él reveló su verdadera cara, demostró su verdadero ser.
Él cambió.
Bradley tenía que aceptarlo.Aguantó y calló por un tiempo.
Creía que, tal vez, Max volvería a ser quien era antes. Ese chico dulce, ese chico romántico. Ese chico que le hacía sentir mariposas en su estómago, ese chico que lo hacía sudar. Ese chico que le enamoró.Pero ya no puede más. Se cansó de esperar.
El límite se sobrepasó, se violó.
Su confianza se quebranto, su corazón se hizo añicos, su esperanza fué pisoteada.Tenía que salir de ahí, soltar.
Porque cuando no va, no va.
Max... – Sollozó. Ocultó su rostro en su almohada.
Soltar duele, demasiado... Le daba miedo, todos tendrían miedo en su lugar.
Soltar duele, pero alivia.