Le dolió dejarlo ir.
Bradley lo amó como nunca amó a nadie.
Por eso le dolió, le lastimó dejarlo ir.
Las señales, si las notó, él no era bobo.
Pero, lo amaba...
Todavía no entiende que pasó.
En qué falló.
En qué se equivocó.
En qué se confundió.
Bradley daba la vida por amor, si hacía falta. Tal vez, fue ese su error, dar más de lo que recibía.
De un día a otro, repentinamente, Max se volvió distante, frío. Tenía una mirada que, ya no transmitía nada. Ojos negros, ojos vacíos.
Pero, aunque quisiera, después de todo, no puede odiarlo.
No sabe por qué.
No puede.
Le encantaría odiarlo, le encantaría.
Porque así, podría olvidarlo.
Podría aceptar que, claramente, Max no lo quería.
Pero, aunque, todavía le cueste aceptar ello, nunca volvería a Max. Porque Bradley quiere decir adiós a él, a tanto dolor, quiere crecer.
