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El omega que habían elegido se llamaba Sam. Era un joven con una apariencia delicada y unos ojos color miel. Su cabello rubio caía en suaves mechones alrededor de su rostro, enmarcando una expresión dulce. Sam era de estatura baja, irradiaba una especie de calidez que brindaba paz. Sus rasgos, aunque diferentes, evocaban cierta similitud con los de Louis.

El día de la inseminación artificial llegó cargado de emociones encontradas para todos. Louis se encontraba sentado en la sala de espera del centro médico, con los nervios y la ansiedad palpables en el ambiente. A su lado, Harry sujetaba su mano con firmeza, tratando de transmitirle tranquilidad con su contacto. Sam, el omega, estaba en una habitación contigua, preparándose para el procedimiento.

Harry miraba a Louis con preocupación mientras esperaban en la sala de espera del centro médico, sabiendo que este proceso era especialmente difícil para su omega.

"¿Estás bien, mi amor?" preguntó Harry con voz suave, sintiendo la tensión palpable en el aire.

Louis asintió con una sonrisa forzada. "Sí, estoy bien. Solo un poco nervioso, supongo."

Louis observaba desde la sala de espera mientras Sam y Harry se dirigían hacia la habitación donde se llevaría a cabo la inseminación artificial

Cuando llegó el momento, fueron guiados hacia una sala especial. Louis se sentía como si estuviera en un sueño, observando todo con una sensación de irrealidad. Sam y Harry estaban en el centro de la habitación.

Cuando finalmente terminó, Louis se encontró abrazando a Harry con fuerza, tratando de contener las lágrimas de alivio y frustración que amenazaban con escaparse. Aunque el proceso había sido exitoso, la sensación de estar en las sombras persistía en su corazón, recordándole lo frágil que era su posición en esta nueva dinámica familiar.

Sam decidió mudarse temporalmente con Harry y Louis durante el tiempo que duraría el embarazo. Aunque al principio había dudas sobre cómo sería la convivencia, pronto encontraron un equilibrio cómodo y acogedor en su hogar.

La cocina se convirtió en el punto de encuentro donde compartían risas y recetas, como esa noche en especial que a Sam se le ocurrió una idea.

"¡Chicos, creo que deberíamos intentar hacer lasaña esta noche!" exclamó Sam mientras se dirigía a la cocina.

"Eso suena genial" respondió Harry, entusiasmado. "¿Tienes experiencia haciendo lasaña?"

"Un poco, he ayudado a mi mamá un par de veces. Pero estoy listo para aprender y experimentar, ¡así que espero que estén listos para probar mi versión!" dijo mientras acariciaba la redondez de su vientre.

Louis se unió a la conversación con una sonrisa.

"¡Claro que sí! Además, tenemos un buen equipo aquí. Yo puedo encargarme del pollo y la carne mientras ustedes se ocupan de la salsa y la pasta."

En ese momento, mientras las capas de la lasaña se iban formando con precisión y cuidado, Louis se dio cuenta de que había sido una buena decisión.

Esperaba que todo continuara de esa misma forma.

En medio de la noche, cuando la casa estaba envuelta en un silencio tranquilo, Sam irrumpió inesperadamente en la habitación de Harry y Louis, interrumpiendo un momento íntimo entre la pareja. La repentina interrupción los hizo saltar de sorpresa, y se quedaron mirando a Sam, desconcertados por su presencia.

"¿Sam? ¿Qué sucede?" preguntó Harry, mientras trataba de recuperar la compostura y cubrir a louis rápidamente con las sábanas.

Sam, con una expresión entre avergonzada y ansiosa, balbuceó: "Lo siento, chicos, pero... tengo un antojo. Quiero panecillos de frambuesa, por favor."

beautiful tragic love affairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora