cap 4

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"No te creo."

Mae ajusta su agarre sobre las riendas de su caballo, instándola a seguir el ritmo de Noa. "¡Es verdad, lo prometo!" afirma asintiendo. "He visto fotografías". Cuando Noa la mira con escepticismo, incluso cuando las comisuras de su boca se mueven divertidas, Mae tiene que reír.

Normalmente, pensar en el mundo anterior a la gripe simia la hace sentir un poco miserable. En el búnker se hablaba de ello con una especie de silenciosa reverencia. Desde muy joven le habían enseñado todo lo que había que saber al respecto: cómo Will Rodman había creado el virus por accidente en un laboratorio científico, cómo se había propagado mucho más rápido de lo que nadie pensaba, cómo después de matar a casi toda la humanidad, el la enfermedad había mutado para robarle a la mayoría de los supervivientes su voz y su inteligencia. El mundo anterior al virus era sagrado y digno de intentar recuperarse. Era algo que les habían quitado y valía la pena dedicar su vida para restaurarlo. Pensar en ello normalmente la hacía sentir un poco pesada y triste, y la ansiedad le empujaba dolorosamente la base del cráneo.

Pero por alguna razón, no se siente así con Noa. Tal vez sea porque todo es muy nuevo para él. Él se quedó mirando absorto y fascinado mientras ella le explicaba las autopistas, los aeropuertos y las amplias franjas de vecindarios que solían existir a su alrededor. Su expresión había oscilado entre el asombro y la incredulidad cuando ella le habló del mundo que solía ser. Él no lamenta la pérdida como lo hicieron en el búnker, pero tampoco celebra la caída de la humanidad como una pequeña parte de ella temía que hiciera. En cambio, escucha con gentil curiosidad, sus ojos verdes brillan mientras asimila todo lo que ella le dice.

"¿Pero adónde iban todos?"

Mae se ríe de nuevo ante el desconcierto en su voz. Es un ruido entrecortado que sorprende incluso a ella misma. No ha tenido mucho de qué sonreír, mucho menos reírse recientemente, y se siente bien hacerlo. El apretado nudo de tensión en su columna se afloja mientras sonríe. Noa no parece molesta por su risa, pero él ladea la cabeza y observa sus movimientos con silenciosa diversión.

Habían estado cabalgando toda la mañana y durante ese tiempo la conversación había fluido con facilidad entre ellos. Una parte de ella siente que una pizca de duda se instala entre sus costillas: ¿fue correcto, fue responsable, compartir este conocimiento con él? Noa ya era muy inteligente; ¿Se estaba poniendo ella misma, la humanidad, en riesgo al enseñarle lo que sabía? Parte de ella le preocupa que algún día pueda arrepentirse de haberle contado algo.

Pero se siente bien hablar con alguien y que él le escuche a cambio. Ya era bastante difícil mantener amistades en el búnker, cuando la misión podía llevar a personas a diferentes roles y tareas en cualquier momento. Los pocos amigos cercanos que tenía habían sido inmunes al virus como ella y su madre. Y al igual que su madre, los exploradores de Proximus los habían matado tres meses antes. Mae había tratado de tragarse su dolor; se esperaba que antepusiera la misión a sus sentimientos, que dejara sus emociones a un lado. Pero se había sentido muy sola estos últimos meses y se siente bien tener alguien con quien hablar una vez más.

Mae se encoge de hombros ante la mirada dudosa de Noa. "No lo sé", admite finalmente con una sonrisa. Fue casi un alivio admitir su propia ignorancia, admitir que no entendía del todo el mundo que su pueblo luchaba por recuperar. "¿A la escuela, a sus trabajos y a sus casas?" Piensa en las novelas que ha leído, en las historias de sus lecciones de historia y en lo que había visto en las raras noches de cine en el búnker. "En aquel entonces la gente no vivía como nosotros", explica, "no vivían todos juntos en un solo lugar. Incluso las familias a veces vivían separadas. Todos estaban dispersos por todas partes".

"¿Y los autos los ayudaron a llegar allí? Cientos de autos. ¿Por todas partes?"

Ella sonríe ante la expresión dudosa de Noa. A ella también le resulta difícil imaginarse: había tantas cosas que no podía comprender sobre la vida antes del virus. Pero ella asiente y abre mucho los ojos con exagerada seguridad. "Miles."

Confianza (noa x mae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora