𝗨𝗡 « 𝘾𝙊𝙉𝙏𝙍𝘼𝙏 »

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La oficina era iluminada por dos lámparas sobre el escritorio de luz amarilla. La ventana estaba cubierta por una gruesa cortina negra, había una biblioteca junto a la puerta y sobre el escritorio sólo se veía un bolígrafo. El hombre sentado del lado contrario del escritorio movía sus piernas con desesperación mientras esperaba que alguien entrara a la oficina.

Hace semanas que el señor Kim estaba en busca de quién se encargaba de los tratos de los que tanto se hablaban en el hospital, por lo que en cuanto logró localizarlo simplemente se dispuso a dejar todo lo que debía hacer con tal de poder dirigirse a ese lugar. Ahora que estaba allí el lúgubre y frío lugar le causaba un poco de miedo, pero ya no podía volver atrás.

Kim se sobresaltó al oír la puerta abrirse y sobre todo al ver al chico alto que vestía de traje entrar con un aura tenebrosa, el cual a paso lento se adentró al lugar para finalmente sentarse del otro lado del escritorio, mirándolo con unos ojos que parecían vacíos.

— ¿Qué necesitas? —Soltó con un tono fuerte pero grave, haciendo que los nervios del hombre incrementaran.

Park SungHoon o «el ayudante de la muerte» se encargaba de hacer tratos con las personas a cambio de otra vida, habían personas que le pedían riquezas, o la recuperación de un ser querido, quitando así la vida de alguien más. Park tenia un aire espeluznante para quien pudiese mirarlo por más de cinco minutos, un hombre alto, de cabello y ojos negros, tez blanca, siempre vestido formal y un tono de voz que podía asustar por lo grave pero baja que era. Al mismo tiempo el gesto serio que lo caracterizaba no era más que un factor extra al miedo que podía causar tenerlo en frente, sobre todo sabiendo a lo que se dedicaba, y sobre todo logrando ver los pocos sentimientos que éste demostraba sin importar la vida que tendría que tomar.

La familia Park había estado destinada a hacer el mismo trabajo por generaciones, la misma familia tenían todos el mismo destino y por ende el mismo aspecto lúgubre pero llegando a una perfección difícil de alcanzar y sobre todo dejar de ver.

A SungHoon no le importaba lo que las personas hicieran con sus vidas, las de alguien más o que tan moral eso fuera, él simplemente se encargaba de tomar las mismas a cambio de algo. No le importaba que padres dieran sus propias vidas por sus hijos, que hijos dieran las vidas de sus hermanos por la de sus padres o lo que fuera éstos decidieran debían hacer. Él sólo debía encargarse de que el trato se cumpliera.

— La vida de mi esposa está en peligro, ella está en el hospital y es posible que muera, los doctores ya no pueden hacer nada —Habló con rapidez.

— ¿Entonces?

Y-yo sé que tengo que firmar un contrato por su vida y dar la de alguien más —SungHoon asintió lentamente, haciendo que el hombre tragara saliva— Quiero dar la de mi hijo por la de mi esposa.

Todo quedó en silencio mientras SungHoon buscaba en el cajón del escritorio el contrato, éste tenía muchas clausulas que nadie se detenía a leer y a él no le importaba que lo hicieran mientras firmaran. El hombre comenzaba a sentirse asfixiado.

— Complete esto —Extendió el papel junto al bolígrafo.

— ¿Por qué dice que debo esperar un año? —Preguntó mientras miraba al hombre frente a él.

— Así es el trato, puede firmarlo o retirarse —Acercó su mano al papel, haciendo que el hombre lo alejara y simplemente lo firmara.— Ahora deberá cuidar de su hijo hasta que éste cumpla dieciocho años, su esposa mejorará en un par de días. A partir de ahora, la vida de su hijo es mía y si algo le pasa, tomaré la suya.

— ¿L-la mía?

SungHoon se levantó de su lugar, tomando el papel, el cual se incendió en cuanto sus dedos lo tocaron. Park se alejó de allí ignorando las preguntas del hombre, saliendo de la oficina y haciendo un gesto para que sacaran al mismo de allí. Minutos después el hombre era arrastrado fuera del lugar.

SungHoon ahora simplemente debía mirar de cerca a Kim SuNoo.

𝗠𝗘 𝗔𝗡𝗗 𝗧𝗛𝗘 𝗗𝗘𝗩𝗜𝗟 ; SUNGSUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora