La campana sonó, pero Lalisa arrastró a Jennie al baño de mujeres con la mandíbula apretada y los ojos oscurecidos, echando humos.
Jennie sabía lo que se venía. Lisa no toleraba ni la mínima mala mirada hacia Rosé, a veces siendo incluso más insoportable de lo que Rosé podía llegar a ser.
— ¿Te has vuelto loca? — le preguntó Rosé en cuanto estuvieron solas.
— No, pero tú sí. Estamos llegando tarde y por primera vez no es culpa de Rosé. — Jennie le respondió, apoyando la espalda en la puerta de uno de los cubículos del baño y cruzándose de brazos.
— Es que le hablaste demasiado brusco, hija de puta. — le gruñó Manobal.
— Sí, sí. Te hubieras ido con ella si tanto te enojaste. — soltó Jen, burlona —. Me da risa que cuando ella estaba no sabías bien que decir y ahora tienes cara de que quieres matarme por negarle algo que ni siquiera le va a hacer un mal, porque lo cierto es que no puede estar saltándose clases cada vez que le da la gana sólo porque le cae mal un profesor, o porque no durmió bien en la noche y quiere esa hora de clases para descansar. Así que tu actitud me llevó a una conclusión.
Lisa se tensó.
— ¿Cuál? — de sólo imaginar que era descubierta, a Lisa se le empezó a poner la cara roja.
— Te gusta Rosé. — resaltó lo obvio.
Pero Lisa nunca pensó que fuera tan obvia, porque siempre creyó saberlo esconder bien.
— ¡A ti también te gusta! — sintiéndose atacada y acorralada, Lisa la señaló con el dedo índice, acusándola con la mirada.
— Sí, pero yo no me dejo llevar por sus ojitos de perritos tanto como tú. — rodó los ojos Jennie.
— ¡Dejaste que te echara la culpa de romper el jarrón favorito de tu abuela! — le recordó Lisa enseguida, bufando ofendida.
— Ah, mierda. Cierto. A este paso Rosé nos va a destruir. — se rindió Jen, soltando una risa bonita y sus ojos llenándose de brillo al recordar a la rubia —. Va a limpiar el piso con nosotras un día y la vamos a aceptar.
— Pero aún así le negaste de manera tan fea algo hoy. — la culpó Lisa.
— Hey, es sólo porque ya la directora la empieza a tener en la mira. La quiero cuidar eh. Y me quiero cuidar a mí. — Jennie alzó ambas manos, saliendo de las culpas que Manobal le echaba encima —. Soy la amiga responsable.
Lisa pensó que no tenía caso seguir discutiendo sobre las asistencias de Rosé como si fueran sus padres, así que simplemente se volteó para dirigirse a la salida del baño.
— ¡Oye! Tú me trajiste aquí y ahora me dejas. — Jennie la persiguió —. Vamos, no me mires así. Si quieres salimos a buscarla y nos quedamos la primera hora con ella.
Lisa negó con la cabeza, arrugando su nariz.
— Nah.
— Dale, no te enojes.
— Sólo esperemos a la siguiente clase para ambas disculparnos con ella, ¿está bien? — Lisa la miró esperando un sí de su parte, porque parecía ordenarle más que pedir su aprobación.
— Bueno, está bien. — aceptó Jennie, dándole un codazo.
Desde ese momento sentían que aprendían las consecuencias de negarse a los caprichos de Rosé.
Porque si eran totalmente honestas, no se sentían bien al hacerlo.
E incluso Jennie, que era la que más se fastidiaba de lo inmadura que llegaba a ser Rosé, sentía la necesidad de disculparse.
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Cry For Me | JenChaeLisa
Fanfiction❝Dónde Rosé se da cuenta que sus dos mejores amigas, Jennie y Lisa, se están empezando a cansar de su actitud desastrosa y risa escandalosa que las deja en vergüenza en cualquier lugar que van, por lo que pone en marcha un plan para que ambas vean c...