Mentirosos

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Golpee el asfalto con la goma de mis zapatillas mientras intentaba divisar algún rastro de Min, parecía que se lo había tragado la tierra.

-Hablo en serio, no ha respondido el teléfono desde el viernes y me preocupa un poco ¿Podrías ir a buscarlo? Solo para saber si está bien-hizo una pausa lo suficientemente larga para volverlo incómodo-... Lo haría yo pero aún tengo que quedarme en casa con mí madre...

No entendía porque Hoseok era tan devoto de Yoongi quizá el pelinegro era más que una linda cara y zapatos costosos. Lo cierto es que él no estaba bien, conocía la agonía de su lamentable corazon roto a la perfección porque yo todavía me tambaleaba entre recuerdos de vez en cuando.

-Está bien-suspiré- Pero solo me aseguraré de que no esté muerto y me voy, no voy a llevarlo a casa, a comprarle comida o a arroparlo-bufé.

-Gracias, Seo.

Ni siquiera sabía dónde buscarlo, yo pasaba la mitad de mi tiempo entre libros y el campo de arquería prefería beber en la comodidad de mí habitación y acumular latas de cerveza entre los bordes de mi mesa de noche.
Tuve que recorrer la mitad del campus mientras me maldecía una y otra vez. No éramos cercanos en lo absoluto pero tenía que pasar la noche del sábado buscándolo.
El ruido terminó por guiarme a la zona de rugby y para aclarar nunca había estado ahí. No sabía las reglas básicas del deporte, mucho menos conocía a los jugadores exceptuando al azabache. Agitó la mano en el aire cuando me vio en la puerta y comenzó a abrir paso entre la multitud mientras yo intentaba hacerlo mismo.

Había visto muchas veces esa chaqueta de cuero negra pero nunca lo había visto usarla así. Parecía que estaba fuera de control incluso con el atuendo, pantalones negros y botas de piel que sugerían en mayúsculas un total desastre al final de la noche.
Después de todo era un gran elemento del rugby, sus manos no eran nada pequeñas y era por mucho, más alto que yo. Necesitaba ser tan cuidadosa como fuera posible por el bien de ambos.

-¿Dónde está tu móvil?-arrugué la nariz.

-En casa-se encogió de hombros-. Bueno hasta donde recuerdo está ahí-sonrió clavando los ojos sobre los míos.

-Hoseok quiere que lo llames-insistí. Me miró de arriba abajo y luego se mojó los labios como si estuviera tratando de ser paciente.

-¿Tequila o cerveza?-levantó las cejas extenuante.

-Solo vine a decir eso-retrocedí lentamente.

-No-deslizó las manos tras mí cintura-. No te vayas.

-Este tipo de cosas no son lo mío-me mordí el interior de la mejilla y traté de apartarme pero su agarre se hizo más fuerte.

-¿Porqué no?-hizo un mohín con los labios.

-No soy muy social, el 90% de las personas en este apartamento ni siquiera me conocen.

-Vamos, Seo. Eres descomunalmente hermosa y la ropa que llevas en este momento hace que todos queramos mirarte, por supuesto que sabemos quién eres-sonrió-. Diviértete, bebe y preocúpate mañana.

Tenía razón pero no era realmente lo correcto, Min no había dejado de ser el rompecorazones antes de Jaesoo, no podía engancharme en lo absoluto pero me gustaba la atención que estaba prestándome aunque estuviera ebrio.

-Cerveza-apreté los labios.

-No te muevas-dio zancadas hasta las hieleras bajo la mesa y por un instante se quedó mirándome a lo lejos como si fuéramos así de cercanos para romper el hiato del contactó físico-. Me gusta mucho esa canción, Seo.

Su mano sujetó la mía para darme la vuelta sobre mí lugar, sentí como las puntas de mi cabello golpearon su rostro y el ruido se volvió abrasador. Nada me había hecho reír tanto como ver a Yoongi hacer malabares sosteniendo mí cerveza, la suya y haciéndome girar unas diez veces hasta que el mareo me golpeó. Cuando me detuve le dí un sorbo a la cerveza y salté al compás de la melodía. A mí también me gustaba mucho esa canción pero lo había olvidado, había borrado de mí todo aquello que no fuera estar absorta de tristeza. Algunas veces intentaba volver a recordar como se sentía la compañía de alguien porque todo lo que me rodeaba era estremecedor, la sala el comedor, la cocina y la habitación en la que dormí con el amor de mi vida estaban vacíos. No podía ducharme sin recordar su risa en el eco de la regadera ni dormir en el lado de la cama que era suyo. Quizá era demasiado joven, pero me había dolido como si hubiéramos compartido toda nuestra vida juntos.

Mi madre decía que lo superaría pronto pero había pasado un año entero y todavía me echaba a llorar en la escalera cuando llegaba a casa y los sábados, especialmente golpeaba su saco de boxeo mientras estaba ebria porque no se detenía, el vacío en mi pecho nunca se iba. Esa sensación angustiante en mi garganta y el dolor de estómago, carajo como los odiaba.

-Tienes que beber un trago de esto-el castaño enredó su brazo sobre mis hombros y empujó la botella hasta mis labios. Le di al menos 4 tragos completos.

-Despacio Kim, no quiero que esté ebria desde temprano-el azabache detuvo la botella con los dedos y se echó a reír para pegarse a la altura de mi cuello-. Te dije que todo el mundo sabía quién eras, Jin es la clase de hombre que no puede estar cerca de una mujer sin intentar desvestirla. Mantente alejada de él al menos esta noche, porque eres mí compañía.

-Si hubieras querido que fuera tu compañía me habrías llamado desde el principio.

-Tuve que dejar mi móvil en casa para que vinieras hasta aquí-me guiñó el ojo.

-Mentiroso-rodé los ojos.

-Estadísticamente todos lo somos, un 60%

-Eso no es una justificación-fruncí el ceño mientras colocaba sus manos en mis hombros y me hacía mirar sobre la escalera. Ahí estaba Jung Hoseok, ese embustero mentiroso...

-Te he visto llorar en ese ventanal desde el verano pasado-apareció de nuevo en mi campo visual-. Y creo que ya fue suficiente.

Sentí que mis mejillas se hincharon y no pude hacer otra cosa que balbucear. Me sentía tontamente vulnerable y tan avergonzada. Me enojé tanto al ser expuesta que recuperé la compostura en un instante, Yoongi no era mi amigo y tomarse esas atribuciones, acecharme, no era justo. No iba a tolerar algo así otra vez.
Acabé saliendo de ahí con el azabache detrás mío, como antes cuando peleaba con Taehyung. Solo que esta vez era yo a quien perseguían.

-Quiero estar sola, y quiero irme a casa sola-. Me giré a mirarlo frustrada.

-Mentirosa-se cruzó de brazos y levantó las cejas sugerente.

-Escucha, Min. No sé quién creas que eres para meterte en mis asuntos pero...- Sus ojos se arrastraron a mi boca mientras me tomaba de la cintura, retrocedí hasta que toqué la pared con mi espalda y tragué toda la saliva que me quedaba.

-Estoy escuchando-murmuró.

-No es cierto-inquirí colocando las manos en su pecho-. Estás intentando fastidiarme.

-Sí-sonrió- es mi 40% restante . A la mayoría de la gente no le gusta escuchar la verdad.

-Yoongi...-insistí en apartarme.

-Seoyeon...-levantó las cejas.

Había algo en él que hacía que me gustara toda esa cercanía entre nuestros cuerpos. Mi estómago se revolvió entre mariposas y no hice más que sonreír a la par de él, tal vez solo estaba demasiado ebria.

*La canción que baila Seoyeon en la multimedia 🩷

Broken hearts clubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora