Prueba y error (epílogo)

68 8 3
                                    

-¿Fuego?-. La intermitencia entre la mecha y la yema de su dedo al roce me obligaron a fijar la vista en él.

Había visto a Min Yoongi cientos de veces, era bastante reservado con lo que no fuera su entorno. Así que aunque habíamos compartido asiento en el bus o utilizado el mismo ascensor todas esas veces en realidad no sabía mucho de quién era. A simple vista podía notar lo atractivo que era, me gustaban las ligeras ondas que terminaban en la punta de su cabello y ese tatuaje en su cuello me había hecho girar la vista más de una ocasión eso y que era demasiado pálido para no notar la enorme mancha negra sobre su piel. Sin embargo no éramos ni siquiera algo cercanos.

-Gracias-. Sostuve el cigarrillo con los dientes y luego lo vi sentarse junto a mí lentamente como si estuviera intentando no molestarme por lo que fruncí el ceño- ¿Sucede algo?

-Necesito un favor-asintió. 

-¿De qué tipo?-insistí con la expresión desconcertada. 

Solo estaba fingiendo, sabía exactamente que tipo de favor necesitaba. Aunque como lo dije antes, un hombre como él no parecía necesitar nada de mí.

-Lo sabes-dejó salir el humo por la nariz al suspirar-. Alguien rompió mi corazón hace un tiempo pero no he podido reponerme. Y Jung me ha dicho que tú lo ayudaste cuando esa chica de contabilidad lo abandonó... 

-Hay tres reglas sustanciales para que esto funcione-lo miré tácita-. No puedes volver a llamarla, ni escribirle. Tienes que estar dispuesto a sanar y no debes enamorarte de mí. 

-¿Por qué no?-arrugó la nariz inconforme.

Nadie nunca me había preguntado eso. Siempre asumí que era obvio que no podía suceder algo entre mis clientes y yo, después de todo ambos teníamos intereses distintos y superar un amor tan doliente como a los que estaba acostumbrada a ver no era sencillo. Pero Min era una completa excepción a la regla, parecía mas interesado en mí que el resto pero también se veía más lamentable que todos los demás y yo no podía decirle que no a una causa perdida. Era lo mío.
Aún así no podía decirle que después de dos años mi corazón era el único que no había podido reparar. Por eso que comencé a insistir ante la idea de olvidar todo lo que me dolía, entonces me convertí en la amiga de otra amiga que conocía la amiga de una amiga más que podía hacerte compañía después de romper.
Parecía funcionar con todo lo que yo intenté antes, dormir en casa de un amigo, romper la rutina, ir en bicicleta, ir a la playa, probar cosas nuevas, incursionar en la fotografía, correr más de un kilómetro atreverse a ser diferente. No entendía porque yo era mi única prueba y error.

-Porque es más costoso que la tarifa habitual-le sonreí al aplastar el restante de mi cigarrillo con la punta de mi zapatilla. 

-Es un argumento demasiado ambiguo incluso para ti-levantó las cejas. 

-¿Siempre tienes demasiada confianza cuándo conoces a alguien?-bufé.

-Yo te conozco lo suficiente para haber notado que le quitas las orillas al pan francés y no sabes estacionarte-rodó los ojos. 

-Las quito porque me gusta comerlas al final...

-Y te estacionas mal porque mi jeep es demasiado ancha para tu gran mini cooper-me interrumpió con más burla que sarcasmo y no pude evitar reírme. Ese chico iba a ser todo un reto.

-No soy yo quién piensa que su pequeña camioneta es como un tractor-ataqué-. Ni siquiera necesito mucho espacio pero tú tomas ambos lugares de estacionamiento.

-Eso es porque los rines son sensibles, tu pintura podría dejar residuos en cualquier momento. 

-Eres quién se estaciona antes ¿Cómo podría ser yo quién lo haga a propósito?

-Eres tan llorona-negó con la cabeza mientras se reía y luego su expresión se esfumó por completo-. En serio necesito ayuda, Seo parece que todo lo que tomo lo jodo. Y estoy asustado-sollozó para sí mismo durante unos segundos-... Creo que eres la única que realmente lo entiende y no vas a juzgarme si lo arruino un par de veces más. Es decir, creí que ella era el amor de mi vida pero me demostró miles de veces que estaba equivocado, yo la dejé aplastarme durante mucho tiempo y ahora no sé como arreglarlo. Soy un maldito desastre. 

Bueno, ahí se había ido el primer latido de mi corazón después de un tiempo. Había escuchado un millón de cosas como esas antes, sentirse débil, desorbitado y parte completa de la necrópolis de los corazones rotos era lo habitual. Incluso podría decir que perder la cordura era parte fundamental de una ruptura había estado en ese lugar antes y sabía con exactitud lo duro que era acostumbrarse de nuevo a la ausencia, al vacío en lo que parecía seguro y sobre todo conocía cuanto dolía la soledad. Yo me había desbaratado el alma por mi cuenta, nadie me había atrapado. 

Broken hearts clubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora