nueve

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—¡No lo toques!

Gritó lleno de cólera. Hyunjin retrocedió, apenas sintiendo sobre las pantorrillas el pelaje suave del lobo detrás suyo. A su alrededor, no había nada más que la luz de la luna, en tierra de nadie. Sus ojos negros se desviaron de Minhyuk a su otros hermanos, que apenas llegaban entre la oscuridad del bosque. Su corazón palpitaba fuerte, rápidamente llevó la mirada a las heridas abiertas en el pecho, a la sangre que teñía su piel. El cambiaformas desvió la mirada a todas aquellas bestias que anhelaban descubrir el rostro de la criatura que escondía con tanto celo.

Pronto, los vio a todos reunidos frente a él. Hyunjin, el menor de todos los hijos que el corto linaje de Jisung engendró, desvió apenas la mirada hacia la luna, mientras esta le cubría la sangre oscura de un dulce frío. Detrás suyo estaba su pequeño lobo. El hombre se sostuvo apenas, apretando la mano en la costilla derecha, donde su hermano mayor lo mordió en su estado animal.

—Ese lobo... huele a Omega —susurró su hermano albino, hijo de la luna sangrienta. Hyunjin gruñó, sus ojos destellando con rabia al pensar que otro olía el aroma a canela de Felix. No tenía fuerzas suficientes para convertirse. No teniendo a su pareja detrás, en un estado totalmente vulnerable y desconocido, con un hijo suyo dentro. Sus ojos se desviaron a los costados, las posibles salidas, no. Tendría que...

—Basta, Hongseok —habló, fuerte, su otro hermano, una de las panteras negras. El lobo de Hyunjin se llenó de desesperación ante la simple de idea de pensarlos sobre Felix, él, huyendo por el bosque. Algo le detenía el habla, la lengua. Como si la naturaleza le evitara la posibilidad de defenderse—. ¿Por qué nuestro hermano está herido? ¿Fuiste tú, Minhyuk?

—Me atacó, Changbin —se defendió el lobo, desviando la mirada a Hyunjin.

—¡Tú acorralaste a mi Omega! —rugió este, los ojos destellantes, completamente rojizos bajo la pálida luz de la luna. El viento azotó los árboles, las nubes oscuras iban y venían, el llamado de la naturaleza dejándolo a su suerte—. ¡Lo buscaste, lo corriste como a una presa!

—Nunca atacamos a la familia —habló Changbin, avanzando. Era un hombre corpulento, de piel pálida y cicatrices rojizas. Este miró la sangre en el pecho de Hyunjin, lobo a quien nombró cuando era un niño—. Le dejaste marcas que no sanarán nunca, Minhyuk. Cicatrices eternas y un lazo roto de confianza. Padre te lo dijo el día antes de morir.

Tu lobo matará a los tuyos —murmuró Yoonbin, el gemelo de Changbin, ambos nacidos bajo la misma luna. Minhyuk se quedó en silencio, apretando la mandíbula—. Mírate, atacando al Omega de tu hermano...

—No es de mí de quién quiero hablar —rugió Minhyuk, elevando la mirada destellante a sus hermanos—. Hyunjin tiene un Omega cambiaformas. Tiene las marcas en las muñecas y se convirtió bajo una tormenta eléctrica, igual al día que nuestros antepasados salieron al mundo. Estuvimos muchos años para buscar uno así. Ya no es sólo de Hyunjin, ese Omega tiene un deber con toda nuestra sangre.

—Tiene a mi cachorro —mencionó, le temblaban las manos. El fuerte lazo que lo unía a Felix ardió sobre su pecho, su corazón. Se percibía débil, vulnerable, tal vez todo lo que su pequeño sentía en un estado que no conocía—. Lo juré ante la luna, ante nuestra madre. Lo llevé a tierra sagrada para que ella lo viera. Es mío, mío. Él me pertenece y yo le pertenezco. Si la naturaleza lo quiso cambiaformas, fue porque él se lo ganó. No como ustedes, codiciosos, siempre tomando todo. Sus Omegas no entienden otra cosa que no sea estar bajo su dominio. Mi cachorro es libre y así lo quiso la naturaleza. Por eso le dio la transformación. No lo tocarán, no. Porque de ser así, tendrán que matarme a mí y cubrir su cuerpo de la marca de Sanghyuk, el maldito.

—Maldito sea el que se atreva a tomar tu sangre —anunció Changbin, su voz fuerte. Avanzó, mirándolo—. Hyunjin... fuiste el último cachorro que nuestra madre engendró, dando fin a la primera generación de los hijos malditos del linaje de Jisung. Estuviste muchos años en soledad, perdiéndote en tu lado animal, vagando por el bosque. Fuiste el único en atender el llamado de la criatura que tanto proteges. De mi parte, juro no arrebatar siquiera la mirada de ese Omega. Sólo espero... que consideres unir al más fuerte de mis cachorros con el que dé a luz tu lobo. Respeto la sagrada unión que hiciste. Ni yo ni Yoonbin romperemos este juramento. Y si alguien te daña, estaremos detrás tuyo, protegiendo tu hogar.

el anhelo de felix ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora