NUEVE

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Elena habia pasado todo el día pensando en cual seria la mejor opción para ellas si dejar que pasara solterona el resto de su vida, que volviera a sufrir por un hombre, que le guardara tiempo a su padre o si hacerla feliz y decirle que estaba de acuerdo en formar una familia.

Al parecer Elena queria que su madre fuera feliz y Luciana también porque desde que Elizabeth hablo con Luciana ella no hizo mas, que andar dando pequeños saltitos en toda la casa, gritando como una loca y dando vueltas, tanta era su emoción que después de estar en el negocio de su abuela un rato, se dirigio a la habitación de Elena para hablar con ella.

—Elenaaaaaa —Gritaba mientras abria la puerta del cuarto.

—Aaaay Lucianaaa, te he dicho que no grites; me duele la cabeza —Gruño Elena muy molesta —¿Que quieres?.

—¿Ya tienes la respuesta de mamá?

—No, creo que aun no o si.

—Apurate niñaaaa —Empezo a jalonearla una y otra vez del brazo izquierdo.

—Yaaaa, no me jaleeees —Dijo tartamudeando, por los jalones.

—Entonces apurate.

—Ok, ok pero ahora salte de mi cuarto porque tu no me dejas pensar.

—Esta bien ya me voy, adios Elle.

—Adios Luciana.

Elena empezo a moverse de un lado de la habitación a otro, con uno de sus pulgares metidos en la boca mordiendolo con cierta dureza, necesitaba ya decidir si no la pasaria infelizmente mientras tuviera ese pensamiento sobre las relaciones y mas cosas. Ya no aguanto más que recosto su espalda contra un rincon de la pared y puso su cara contra las rodillas mientras tomaba la cabeza con sus manos.

—Dios por favor ayudame a saber o dame una señal de que mi mamá deberia estar con Rodrigo, te lo suplico Dios mío esto me esta atormentando—. Decía mientras sus ojos se llenaban de lagrimas —Yo creo que le dire que lo acepte en fin podría intentar llevarme bien con el, pero que ni se le ocurra tratar de remplazar a mi padre, jamas escuchara de mi boca decirle papá a alguien que no lo es —Se puso de pie de golpe y se limpio los ojos con un pequeño pañuelo de seda rosa pastel.

Elena salio de su habitación decidida a darle la respuesta a su mamá, pero algo la detuvo cuando se dirigia al patio, escucho que su mamá estaba hablando por teléfono con alguien, entonces se oculto detras de la puerta de la cocina para ver que escuchaba.

📞Llamada telefonica

<<Elizabeth>>

—Pues ella todavía no me ha dado una respuesta, asi que por el momento no podemos vernos, tu sabes que para mi su opinion es importante—. Se quedo un momento en silencio mientras por el otro lado de la linea la persona le respondia.

—No solo a mi me gustaría intentarlo, a Luciana también parecio gustarle la idea de que fueramos pareja.

En ese momento Elena cayo en cuenta de con quien podria estar hablando, al escuchar que todos estaban de acuerdo y solo ella era el impedimento se fue a su cuarto corriendo con lagrimas goteando de su rostro y se encerro.

—Dios mio perdoname por ser tan injusta con mi madre —Dijo mientras alzaba la cabeza. —No merece que le este haciendo esto. Pero ya he tomado mi desición.
Se puso de pie de golpe, cogio el pañuelo rosa pastel de la recamara y se sono la nariz, se limpio las lagrimas y salio de su cuarto.
Se dirigio hacia el baño a darse una ducha para que se le quitase el aspecto de niña mocosa recien levantada y terminada de llorar, para darle su respuesta a Elizabeth.

Saliendo del baño con su toalla color rojo sangre se fue al dormitorio a vestirse, abrio la puerta del closet y tomo un vestido de un fucsia llamativo, cogio del gabetero unos panties y por ultimo agarro de la zapatera unas sandalias cafes con una evilla dorada y todo el vestuario lo coloco en la encimera de la cama.

Se acerco al espejo y se arrizo el cabello, se hizo una larga trenza y empezo a ponerse la ropa por partes, cuando termino se coloco perfume por todo el cabello y todo el cuerpo, al mirarse al esoejo lo linda que se veía una lagrima iba cayendo de su ojo izquierdo y sonrio lentamente, cuando la lagrima le iba llegando al pomulo se la limpio rapidamente y dijo: <<ahora si podras ser feliz mamá>>. Salio de su cuarto y fue a buscar a su madre un poco contenta pero con una punzada en su estomago porque en el fondo ella no queria eso.

—Mamá al fin te encuentro —Elizabeth se dio la vuelta sigilosamente y vio con una mirada cegadora a Elena.

—Mi amor pero que linda te has vestido, luces hermosa —Dijo esbozando una sonrisa.

—Gracias mamá, pero ahora no vengo a hablar sobre mi vestuario.

—Ok y de que quieres hablarme.

—Ya tengo la respuesta que necesitabas —La miro fijamente a los ojos.

—Entonces dimela —Elizabeth sintio una opresión fuerte en el pecho, temia de lo que pudiera decir su hija.

—Bueno después de estar pensando la madrugada de hoy y el resto de la mañana, ya mi desición esta mas que lista.

El corazón de Elizabeth empezo a latir demasiado fuerte que parecia que se le iba a salir del pecho, solto una bocanada de aire y trato de esbozar una leve sonrisa.

—Creo que... —se quedo en total silencio por unos segundos—. Creo que deberias intentarlo con Rodrigo yo podría intentar llevarme bien con el y si eso te hace feliz yo estoy en total acuerdo, asi que ya no tienes porque preocuparte.

De repente a sus espaldas salio corriendo Luciana a abrazarlas fuertemente, al parecer estaba de tramposilla atras de la puerta escuchando la conversación de su madre y hermana.

—Ahora tendre un nuevo amigo —Dijo Luciana en voz baja mientras apetrujaba entre sus brazos las piernas de Elizabeth y Elena.

—Luciana me estas cortando la circulación —Dijo Elena y de inmediato Luciana las solto a ambas.

Elizabeth sintio un gran alivio y por un momento se quedo con los ojos cerrados dandole gracias a Dios y pidiendole que esta vez le fuera bien en su relación, respiro hondo y sintio aquel aroma fresco de el aire con el rocio de los limones que crecían en el árbol del patio de su casa que le llenaban los pulmones de tanta suavidad y pureza. Se sintio en las nubes, como en un momento de paz.

Elizabeth se agacho para cargar a Luciana, la alzo y le planto tremendo beso en la mejilla y Luciana rodeo el cuello de Elizabeth con sus brazos y unio su mejilla junto a la de ella. Al rato Elizabeth estiro su brazo y tomo de la mano a Elena y la unio a su cuerpo con un abrazo puro y fugaz. Fue tan magico, tan esplendido ese abrazo entre madre e hijas, algo especial.

El Renacimiento De Un AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora