Cuando despertó el sol resplandecía en el cielo, eso le dio la sensación de que no había despertado, al menos después de tantos días lluviosos o encapotados. Era irónico como el ambiente podía ser contrario a los pensamientos, por eso a John le gustaban más las películas o los libros, donde todo iba siempre al compás del momento. Por otro lado, ¿qué sabían los demás de sus planes? Lo raro hubiese sido que diluviara como augurio. Draco seguía dormido, Vincent también, pero él sólo observó al primero, sin poder borrar el golpe contra el frío suelo de su memoria, tampoco a los cangrejos. Era imposible que aquello hubiese sucedido, y más extraño que el rencor se hubiera disuelto en algo peor, compasión. Si Lucius Malfoy había presionado tanto como para que su hijo actuara fuera de sí, entonces, su madre no sonaba tan mal. De repente sintió la necesidad de escribirle una carta a su progenitora, una que no fuese una simple nota. Se puso las túnicas procurando no hacer ruido antes de, agarrando su bolsa, salir a la sala común. No había casi gente, pero al menos las ventanas, que no trataban de simular el exterior como en las habitaciones, dejaban entrar esa luz verdinosa y melancólica. Miró el reloj y se instaló en una mesa, tenía media hora antes de que el desayuno se sirviera.
Hola mama,
¿Qué tal va por Londres? ¿Conseguiste arreglar el grifo de la cocina? Hace días que no sé de ti y, como las clases son complicadas, no he podido a penas contestar a las cartas...
Pensó si debía o no contarle algo sobre su vida, todo era siempre una excusa para enfadarse, pero una pincelada quizá no haría daño.
Me discutí con Malfoy, aunque no sea justificable que me insultara, creo que su padre le presiona mucho con lo del estatus. Aun así, los deberes me mantienen distraído, y Theodore y Vincent están de mi parte; también quedo bastante en la biblioteca con Hermione y Neville.
Otra vez quedó una mísera nota, pero ¿qué iba a añadir?, ¿qué se desmayaba, al menos hasta que el profesor Snape le dio la poción? ¿Qué Draco casi lo mata sin querer? ¿Qué iba a eliminar a un fantasma con magia oscura que podía hacer que acabara expulsado? Lo último hizo que sonriese, quizá ella desearía que lo expulsaran.
Un abrazo,
tu hijo
Añadió la despedida y suspiró. Puso la carta en un sobre y volvió a mirar la hora. Diez minutos, eso le había dedicado. Recogió triste y resolvió subir a la lechucearía, al menos haría tiempo, y seguro que Poe agradecía salir cuanto antes. Recorrió los pasillos como en piloto automático, Hogwarts ese día no lo cautivaba. Escuchó a algún cuadro quejarse de sus modales por la falta de una respuesta a sus saludos, procuró dar un rodeo al escuchar a Peeves molestando a unos Hufflepuff... Creyó que las escaleras a la lechucearía se habían empinado durante la noche, pero, aunque en aquel lugar era posible, probablemente sólo fuese su cansancio y falta de sueño.
—Hola, Poe —saludó nada más entrar, y el animal saltó entre las lechuzas dándole la espalda —. ¿Otra vez enfadado? Sabes que he estado ocupado.
Ante su queja, Poe graznó molesto, lo que le obligó a caminar hasta él y acariciarle en compensación por la ausencia.
—Después de hoy... Vendré cada día —prometió.
El cuervo aleteó y saltó a su hombro, picoteándole un rizo.
—Me dejarás calvo... ¡Ay!
Después de eso, y tras darle unas caricias más al animal, decidió que podía arriesgarse a pedirle el favor.
—Tengo una carta para mama... —El ave volvió a graznar —. Sé que no te hace gracias ir a casa pero... si me traes la respuesta te daré parte de mi comida en el gran comedor —acabó sobornando.Poe picoteó su mano y, al mostrarle el sobre, salió volando con él. Llevaría la carta, lo que no implicaba que le gustara.
Bajó de la torre saltando de dos en dos los escalones, quería desayunar tranquilo antes de las clases. Casi impactó contra alguien a mitad de camino.
—¡Quién... —exclamó una chica, a punto de caer.
—Lo siento —John la agarró por la mano para reequilibrarla.
—Deberías vigilar.
—No contaba encontrar a nadie a esta hora, pero tienes razón —se disculpó de nuevo, todavía con el corazón a mil —. John West, por si trato de matarte sin querer otra vez.
La chica, que era de ravenclaw, esbozó una sonrisa.
—Al menos no me ha tocado un Slytherin estirado.
—Debo de ser el único, eso viene con el pack sangre pura, ya sabes...
—Sara Thompson. ¿Un mestizo en Slytherin? ¿Y no lo ocultas?
—Mi padre era un nacido muggle. ¿Qué más dará?
Sara lo analizó unos segundos con sus ojos azules.
—Bueno, pues procura no impactar con nadie a esa velocidad, y ya nos veremos por los pasillos, si Hogwarts quiere...
La muchacha siguió subiendo, su pelo era tan largo que le ondeó muy cerca. Olía a un perfume ácido, como de limón.
—¿A qué curso vas? —no pudo evitar preguntar. La chica era aún más alta ahora.
—A cuarto —contestó ella, antes de seguir con su ascenso.
Volviendo en sí, caminó hacia el gran comedor, todo lo que antes se le había antojado demasiado resplandeciente, no parecía ahora tan terrible.
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Tira por cordura: El secreto y la serpiente
FanfictionSegunda parte de Tira por Cordura, lo que equivaldría a "La cámara de los secretos" en Harry Potter. John vuelve a Hogwarts tras un verano ajetreado, sólo para entender que los juegos de los Gryffindor no son tan divertidos, y que las serpientes son...